Conago, sin Conago
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Opinión

Conago, sin Conago

 


El primer indicio de lo que sería la Conferencia Nacional de Gobernadores  (Conago) fue en la Reunión de Gobernadores en Mazatlán, Sinaloa, el 10 de agosto de 2001. Ahí estuvieron veinte gobernadores para analizar y discutir problemas comunes e intercambiar opiniones y apoyos. 

La Conago, como tal, se constituyó el 13 de julio de 2002 en Cancún, Quintana Roo. Asistieron los gobernadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD). La era: ‘La voluntad superior de los estados con el pacto federal’. ​

A la X Reunión Ordinaria de la Conago  en San Luis Potosí el 30 de julio de 2003, se adhirieron gobernadores de todos los partidos políticos. En esta ocasión todos ‘se manifestaron por establecer una agenda común, buscar el mejor diálogo posible y juntos fortalecer el pacto federal y trabajar de una manera integral.’​ 

Y de ahí en adelante la Conago llevaba a cabo reuniones periódicas para establecer comunicación, diálogo y ser órgano de interlocución entre el Ejecutivo de los estados y el Ejecutivo federal. 

Pero de un tiempo a esta parte las cosas ya no eran tan tersas. Los encuentros de la Conago, en este sexenio eran cada vez más ríspidos y de mayor confrontación entre gobernadores de oposición al gobierno federal-Morena.

Al año pasado, por separado, gobernadores de varios estados tuvieron divergencias con el presidente Andrés Manuel López Obrador quien acusaba a algunos de ellos de desorden, ineficiencia y de faltos de capacidad para controlar los problemas internos en sus entidades, como era el caso frecuente de Guanajuato, al panista Diego Sinhue Rodríguez Vallejo. 

Ocurría con el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro –Movimiento Ciudadano– que un día sí y otro también tenía dimes y diretes con López Obrador, en los que salía a relucir la soberanía del estado de Jalisco, la defensa de sus ciudadanos, y por otra parte la acusación de desorden y desgobierno. 

Y así distintos gobernadores de partidos de oposición, molestos por lo que ellos llaman un trato injusto, desigual y atentatorio a la soberanía de los estados por parte del Ejecutivo Federal. Argumentan que no encuentran respuesta a sus planteamientos, que no hay soluciones y menosprecio a sus argumentos, lo que significa una falta de respeto a sus estados y su gente… 

La parte fiscal es un punto común entre lo que poco a poco se denominó Alianza Federalista –la denominación alude –dicen- a la preeminencia del Pacto Federal en su toma de decisiones y participación política. Había el reclamo de que se le entregaran a sus entidades los recursos suficientes, establecidos, para la administración estatal. 

Este año surgió un factor determinante: la Pandemia. Mientras gobernadores morenistas obedecían a pie juntillas los mandamientos, los gobernadores federalistas no se entendían con el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell a quien acusaban de querer imponer criterios generales para entidades distintas y con distinto impacto en sus sistemas de salud y en sus habitantes.

En Conago predominan los gobernadores de Morena, por tanto, son mayoría y sus posiciones que no siempre son las del interés por sus estados y sí políticas en torno a las políticas de la 4-T, estaban en clara ventaja… Los gobernadores Federalistas acusaban a los Morenistas de ir a hacer apoyos al partido Morena y no a sus entidades y a sus gobernados… 

En todo caso un rompimiento estaba a la vista semanas antes. El presidente, seguía fustigando a estos gobiernos estatales más en tono electoral, para recuperar estos estados para su partido Morena, que en todo federalista y de soberanías…

Si bien durante su gira por estas entidades realizada en plena pandemia y ya con vistas al proceso electoral de junio de 2021, el encuentro personal fue respetuoso, pero aun así poco después seguían las puyas de uno y otro lado. 

Así que el 7 de septiembre pasado en Chihuahua, todo esto derivó en la decisión por unanimidad del grupo Federalista, de dejar la Conago la que, dicen, ya no cumple con su función original. Diez estados que representan al 31 por ciento del país y poco más de treinta millones de mexicanos. 

Esto es un golpe al gobierno de la 4-T en un momento clave: el inicio del proceso electoral el mismo 7 de septiembre y la entrega del presupuesto federal para 2021. 

El sistema Federal mexicano no está en riesgo con esta decisión. Sigue vigente. Cada gobernador tiene claro que las divergencias son con el presidente López Obrador, no con el sistema federal mexicano. Tiene claro que todos y el resto de las entidades son un país, un origen y un destino. 

Pero en materia de recursos fiscales necesarios, en materia de políticas de salud, educación, seguridad, abastecimiento, desarrollo y crecimiento económico es distinto, las políticas federales no siempre coinciden con las políticas y circunstancias estatales.  

Por tanto, dicen los Federalistas, son ahora un grupo común de desarrollo, de búsqueda de inversiones, de búsqueda de recuperación económica y de crecimiento interno y de políticas sociales a tono con su identidad y su problemática particular. 

En todo caso, esto plantea un quiebre en la integración de un órgano que, quiérase o no, había sido indispensable para mantenerse unidos y organizados para soluciones comunes. Ahora dan un golpe fuerte al presidente de México quien tendrá que encontrar una solución del tipo federal para un país con un Pacto Federal que es constitucional. 

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