La tolerancia, un valor perdido en México
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Opinión

La tolerancia, un valor perdido en México

 


En el México de hoy pocos practican el valor de la tolerancia. La expresión de las ideas en nuestro país, principalmente políticas, es motivo suficiente para generar expresiones de discriminación, odio, venganza o ridiculización en contra de quien las manifiesta. Tal pareciera que tenemos la urgente necesidad de predominar, como humanos, sobre los demás. Los mexicanos no hemos sido educados para argumentar o debatir, pero sí para odiar, para violentar.

Para que un simple ciudadano experimente la intolerancia política, por ejemplo, basta que pronuncie opiniones o ideas distintas a un determinado actor, partido político o gobierno. Enseguida será desacreditado y calificado por unos o por otros como “chairo” o “fifí”, por lo menos. Para los intolerantes no existe otra condición humana, no existe la posibilidad de que alguien opine distinto, de otra realidad a la suya. La sociedad mexicana está viviendo un mundo moderno, con costumbres anacrónicas y condenables.

Este tipo de intolerancia en nuestro país ha sido consentida y promovida por los distintos actores y partidos políticos, así como por gobiernos y organizaciones ciudadanas que se han involucrado en los temas políticos, quizá porque esto les representa un mayor capital político. Para corroborar esto, basta recordar las campañas de “odio” que se han popularizado durante los últimos tres procesos electorales a la presidencia de la República. Asimismo, la orientación del Presidente de la República para hacer señalamientos de intolerancia hacia la prensa, que han provocado que la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ACNUDH), le hiciera un llamado para evitar comentarios que pudieran agravar la violencia en contra de los periodistas.

La tolerancia es uno de los valores más importantes dentro de una sociedad democrática, pues legitima los derechos humanos a la libertad de expresión, el de igualdad entre las personas, entre otros. Por ello, la práctica de la tolerancia como valor humano o como ejercicio democrático no es sencillo, pues implica el ejercicio de la capacidad humana para pensar, respetar, admitir distintas formas de pensamiento, culturas, ideas, educación, condición económica o social.

Es por ello que para efecto de promover la tolerancia, en 1995 los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptaron la Declaración de Principios sobre la Tolerancia, en cuyo artículo 1 define a la tolerancia como:

“1.1 La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos…
[…]
1.3 La tolerancia es la responsabilidad que sustenta los derechos humanos, el pluralismo (comprendido el pluralismo cultural), la democracia y el Estado de derecho. Supone el rechazo del dogmatismo y del absolutismo y afirma las normas establecidas por los instrumentos internacionales relativos a los derechos humanos.”

Por su parte, en la Constitución Mexicana el concepto de tolerancia está vinculada al principio de no discriminación previsto en el Artículo 1ro: “[…] Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.

En nuestro país necesitamos practicar la tolerancia como valor fundamental para el desarrollo de nuestra democracia. Es importante que veamos en los mexicanos cada una de sus diferencias y las respetemos. Necesitamos considerar a cada mexicano, tenga o no nuestra misma idiosincrasia, como nuestros hermanos, como nuestros iguales.