El plan de emergencia económica que no es
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

El plan de emergencia económica que no es

 


Para quienes han emprendido algún negocio o son prestadores de servicios independientes, saben de las dificultades que es subsistir en México. Por mencionar algunos, la excesiva carga tributaria, el cumplimiento de obligaciones obrero-patronales, así como la falta de herramientas financieras baratas que permita mantener o potenciar los negocios, son los principales problemas que enfrenta cualquier negocio, comercio o profesionista, desde el más pequeño al más grande.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (ENAPROCE), realizada en el 2018 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y la Secretaría de Economía (SE), encontraron que en México existen 4.1 millones de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES), clasificadas en los sectores de manufactura, comercio y servicios privados no financieros. De ese total, el 97.3% son Microempresas, el resto, es decir, el 2.7% son Pequeñas y Medianas. Las empresas grandes, en comparación con aquellas, apenas son alrededor de 11 mil.

Este estudio, además, indica que estas empresas son las que ocupan a un gran porcentaje de la fuerza laboral en México. Las Microempresas dan empleo a 9.5 millones de mexicanos, y las PYMES a 3.2 millones. Ahora bien, lo más importante de éstas, es que ellas generan el 52% del PIB en México.

Los pasados 30 y 31 de marzo, el Gobierno de la República emitió un par de acuerdos por los cuales ordenaba la suspensión de todas las actividades “no esenciales” en el país. Esto, como una medida para evitar el riesgo de la propagación del COVID-19. Esto era urgente y necesario. Pero, contrario a lo que se esperaba, el propio Gobierno Federal indicó que la suspensión de actividades laborales en el Sector Privado tendría que ser cubriendo los sueldos y demás prestaciones de los trabajadores, como si estuvieran laborando. Esto fue un duro golpe para las empresas y negocios, en particular las MIPYMES y los profesionistas independientes, pues muy pocos tienen la capacidad de mantener 30 días a los trabajadores, sin tener ingresos.

Una vez anunciado lo anterior, las distintas cámaras del sector privado enfatizaron en la necesidad de crear condiciones para evitar que las empresas colapsen ante un escenario económico tan sui generis como el de hoy en día (algunos analistas sugieren que la recuperación económica del mundo, a causa del virus, se verá reflejada en dos años). Entre las propuestas estaba la prórroga en pago de impuestos, principalmente.

En este orden de ideas, el presidente de México convocó al país a escuchar un “informe” el 5 de abril pasado. En éste, se dijo, anunciaría un “Plan Económico de Emergencia” para el sector productivo. Pero nunca lo fue.

El discurso del presidente se enfoca en estabilizar o mejorar la economía de México a través de programas sociales, regalarle al más pobre, pues. Lo cual es loable. Pero para ello, mejor hubiera sido presidente de una ONG, y no de un país. Asimismo, su “Plan Emergente” le apuesta a la continuación de los proyectos de obra sexenales, pero sabemos que éstos sólo beneficiarán directa e indirectamente a unos cuantos.

Todos esperábamos un verdadero Plan, como en otros países que lo han hecho: flexibilidad fiscal, suspensión de pagos, créditos para empresas y trabajadores, etcétera. Pero el mensaje decepcionó. No habló de ellos.

Ante la falta de una estrategia, las MIPYMES serán, quizá, las que más sufran en nuestro país. Estas son las que más aportan al PIB, las que más impuestos pagan, los que más emplean a los mexicanos, y las que más han sido ninguneadas por el Presidente y su equipo de trabajo. Obligarlas a suspender actividades y que continúe pagando sueldos, prestaciones y demás obligaciones fiscales y de seguridad social, sin tener ingresos, son actitudes y medidas de alguien que desconoce de ese sector.

Estas medidas anunciadas por el presidente es apostarle a que un gran número de MIPYMES no sobrevivan, dejando a muchos mexicanos sin un ingreso. Lo cual, a corto y mediano plazo afectará considerablemente el crecimiento económico de México.

Ante este escenario, el presidente dejó pasar un momento importante. Pudo haber demostrado su conocimiento (muchas veces cuestionado) en materia económica, o la de sus asesores. Pudo haber demostrado que es un Presidente de todos los mexicanos, no solo de los más marginados. Pudo haber demostrado que es más inteligente que sus antagonistas de las Cámaras Empresariales e Industriales. Pudo haber sembrado la continuidad de su partido en los comicios del próximo año. Pudo haber demostrado su sensibilidad para con el sector productivo, en particular de las MIPYMES. Pero no. No lo hizo. Desaprovechó muy bien el momento.