Feminicidios imparables
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Opinión

Editorial

Feminicidios imparables

 


Iniciamos la semana con un homicidio doloso más, de ésos que siguen enlutando tantos hogares en México y en Oaxaca: el de una ama de casa, de nombre Nancy García Ruiz, de 45 años de edad, quien fue ejecutada por desconocidos al salir de su domicilio en la Colonia Volcanes, de la capital. El pasado martes fue hallado el cadáver de otra mujer, en Atzompa. Desde el régimen de Gabino Cué (2010-2016), los asesinatos violentos de mujeres, ahora tipificados como feminicidios, crecieron de manera brutal. Durante el período de gobierno se llegaron a contabilizar casi 300. En el gobierno de Alejandro Murat las cosas no han ido mejor en dicho rubro. Los crímenes por cuestiones de género siguen al alza, no obstante, las protestas de grupos feministas y organizaciones de mujeres y la reiterada respuesta del ejecutivo, de que no se permitirán más este tipo de ilícitos.

Estos ilícitos parecen haber rebasado a las autoridades, pues mientras más se insiste en que habrá castigo para los responsables, a diario se siguen cometiendo, superando las posibilidades de las instancias que procuran justicia, para encontrar a los verdaderos criminales. La Fiscalía General del Estado publicita a menudo la aprehensión o la sentencia lograda para castigar a presuntos feminicidas, pero son los menos para la cantidad de ilícitos de esta naturaleza que se han cometido en Oaxaca. Hay fuentes que revelan que, en 2019, se registraron 138 asesinatos de mujeres, en tanto que, en este año, sólo en enero, se registraron 22 casos. Hay algunos aberrantes como el de una bebé de un año ocho meses de edad, que fue ultrajada por sus victimarios, antes de darle muerte. Pero no es el único caso. Hay algunos más espeluznantes, sin que los autores materiales hayan recibido castigo.

Es motivo de crítica que las autoridades responsables salgan a realizar declaraciones triunfalistas, cuando todo mundo sabe que, tanto en la investigación como en la consignación o vinculación a proceso de los presuntos feminicidas, hay una gran distancia respecto al éxito que se anuncia. Otro de los factores que influyen negativamente es que, para las instancias que procuran e imparten justicia existen parámetros para calificar dichos asesinatos como feminicidios, pues en su lógica, debe mediar violencia doméstica o factores que preceden a hechos criminales. Sean cuales fueren los factores, lo cierto es que Oaxaca se sigue ubicado como el tercer estado del país en donde más se asesinan mujeres, sin que haya una respuesta enérgica de las autoridades competentes.

Golpes leves para grandes males

El sábado 29 de febrero, en conferencia de prensa, los titulares de la Fiscalía General del Estado y la plana mayor de la Secretaría de Seguridad Pública, es decir, el titular y los subsecretarios, dieron a conocer con bombo y platillo, la aprehensión de un líder criminal, que ha asolado a la zona de la Cuenca del Papaloapan, en una comunidad perteneciente a Palenque, Chiapas. José N., apodado “El Chepe” o “El Bigotón”, fue detenido en una acción coordinada de colaboración policial entre Oaxaca y Chiapas, además, por supuesto, de la participación de la Guardia Nacional e instituciones castrenses. Sin duda se trata de un golpe que, por supuesto, podría develar las complicidades y nudos existentes en la zona limítrofe con Veracruz, en donde, como ya lo hemos comentado en este mismo espacio editorial, la muerte tiene permiso. Fueron se dijo, labores de inteligencia las que permitieron dicha detención.

El mismo sábado, en la comunidad de Playa Vicente, Veracruz, fue abatido por la Fuerza Civil, un jefe de plaza de conocido cártel criminal. Reynaldo N., conocido como “El Pelón” o “El Quemado”, sobre quien pesaba un rosario de delitos graves, fue ultimado luego de un enfrentamiento. El presunto criminal iba pertrechado con chaleco anti-balas y una poderosa arma automática. Se trata de dos golpes leves que las autoridades ocasionan a los grupos criminales que han hecho de esta zona geográfica un verdadero desolladero de gente. El hallazgo de cadáveres desmembrados, fosas clandestinas, ejecuciones en plena vía pública y otros, fueron, sin duda alguna, orquestados por dichas personas, a las que las fuerzas del Estado les seguían la pista. Más aún, al criminal abatido se le ubicó como el responsable de la ejecución del ex diputado priista y ex presidente municipal de Temascal, Heriberto Ramírez.

Sin soslayar estos golpes al crimen organizado, compartimos la tesis de que la zona que limita Oaxaca y Veracruz requiere de acciones más enérgicas. Ahí se han asentado cárteles criminales que la han convertido en una de las zonas más inseguras del país. Tuxtepec, por ejemplo, ha sido ubicada como una de las ciudades más violentas de México. Pero hay otras plazas en las que antes no se ponía atención y han resultado escenarios de operaciones criminales brutales, como San Felipe Jalapa de Díaz, San Miguel Soyaltepec, Loma Bonita, Acatlán de Pérez Figueroa, cuyo radio de acción ha contaminado ya a poblaciones de la Sierra Mazateca, como Huautla de Jiménez, Tenango y otras.