"Salí de mi país porque quiero vivir un poco más"
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“Salí de mi país porque quiero vivir un poco más”

El Triángulo del Norte, área común de Guatemala, Honduras y El Salvador, se ha convertido en una zona de mucha violencia en la que huir es la única alternativa para un joven campesino


“Salí de mi país porque quiero vivir un poco más” | El Imparcial de Oaxaca

Con la única finalidad de salvar su vida ante la violencia que han desatado las bandas criminales en Guatemala, Luis, de apenas 23 años de edad, se vio obligado a huir de una pequeña comunidad rural donde vivía con sus padres y hermanos.
Debido a la pobreza y la falta de oportunidades en el sector educativo, solo alcanzó a estudiar el segundo año de primaria, por lo que desde muy pequeño se dedicó a laborar como agricultor.

Conforme pasaron los años fue perfeccionando su trabajo y su salario aumentó paulatinamente, en los últimos años ganaba diariamente entre 50 y 60 quetzales, alrededor de 200 pesos mexicanos.
Cuando aumentó la violencia en el Triángulo del Norte, zona donde se ubican los países de Guatemala, El Salvador y Honduras, las bandas delincuenciales arrasaron con todos los ciudadanos que se ganaban la vida trabajando honestamente como Luis.

“Ya no respetaban si uno ganaba 10 o 20 quetzales, ve que uno le va bien y nos buscan, los que no cooperan los balean o los matan, a mí me balearon, por eso decidí huir de mi pueblo”.

Con tristeza y lágrimas en sus ojos, el joven salió desde hace más de 30 días de su casa sin despedirse de sus padres. “Cuando salí me costó mucho, me vine sin despedirme de mis padres, agarré mis maletas y me vine porque me dolía mucho despedirme, salí de mi país porque quiero vivir un poco más”.
Tras caminar varios días, su primera parada fue en Chahuites, en el Istmo de Tehuantepec, acudió al albergue Centro de Orientación del Migrante de Oaxaca (Comi), donde le ofrecieron comida y hospedaje.

“Ya tramité mi visa humanitaria, voy a esperar que me la entreguen en lo que trabajo un rato en Oaxaca, quiero regresar a mi tierra porque mi madre está enferma y quiero ir a verla” – Luis (Migrante guatemalteco)

Para subsistir laboró por varios días como ayudante de albañil y como jornalero en las fincas de mango que se encuentran en la región, donde obtenía ganancias de entre 150 y 200 pesos diarios, algo similar a lo que percibía en su país natal.
Con el cierre temporal del Centro de Orientación en Chahuites se vio obligado a viajar a la ciudad de Oaxaca para refugiarse en la sede de otro de los centros de la ciudad de Oaxaca, mismo que se ha visto rebasado en su capacidad por la gran cantidad de migrantes que huyen de la violencia que viven en Triángulo del Norte.
De pequeño, Luis jamás pensó en dejar su país, pero para salvar su vida tuvo que hacerlo y ahora busca el apoyo de las autoridades para obtener una visa humanitaria que le permita al menos laborar por un tiempo en la ciudad capital.
“Ya tramité mi visa humanitaria, voy a esperar que me la entreguen en lo que trabajo un rato en Oaxaca, quiero regresar a mi tierra porque mi madre está enferma y quiero ir a verla”, expuso el joven guatemalteco.

Datos alarmantes

Datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y del Instituto Nacional de Migración (INM) refieren que la violencia en el Triángulo del Norte afecta a familias enteras, principalmente a jóvenes y niños que a veces llegan a México sin compañía.
Refieren que cerca de 50 por ciento de los niños centroamericanos, principalmente de El Salvador, Honduras y Guatemala, emigran y son expulsados de sus lugares de origen por la violencia familiar, comunitaria o social.
La corriente migratoria de menores se ha elevado, pero el grueso de quienes emprenden el tránsito hacia México y Estados Unidos son adolescentes, de entre 12 y 18 años de edad. En 2016 el flujo de niños migrantes no acompañados por un adulto de Centroamérica aumentó a más de 15 mil.

Datos:

  • 500 mil pasan por el corredor de la frontera de Centroamérica a México cada año
  • 43% de los encuestados dijeron que huyeron tras haber perdido algún familiar en un incidente violento
  • 150 mil personas han sido asesinadas en los últimos diez años en el Triángulo del Norte de Centroamérica
  • 6,650 homicidios hubo en El Salvador en 2015
  • 103 muertes violentas por cada 100 mil habitantes registra ese país
  • 57 registra Honduras
  • 30 Guatemala

El viacrucis de Raúl

Raúl, de 18 años de edad, es uno de estos miles de jóvenes que huyeron de la violencia desatada principalmente por las bandas de la mara salvatrucha en El Salvador.
Con lo que pudo, antes de ser asesinado o reclutado por estas bandas criminales, huyó rumbo a México sin tener un rumbo fijo, cruzó por el estado de Chiapas donde sufrió el primer asalto por los grupos delincuenciales que operan en la frontera.
“Avanzamos hacia Oaxaca y en la entrada, por donde está un basurero nos volvieron a asaltar, nos quitaron lo poco que nos quedaba, nos dejaron totalmente desnudos y así llegamos hasta el Comi, donde encontramos apoyo”.
Al igual que Raúl, Jorge, de 33 años de edad, espera conseguir su visa humanitaria para continuar su camino hacia Zacatecas, mientras tanto cada día salen a las calles de la ciudad capital a pedir apoyo a la ciudadanía o bien en busca de trabajo para subsistir.

“La gente no nos da trabajo porque no tenemos papeles, los camiones del transporte público no nos dejan subir porque somos migrantes y los que se atreven a llevarnos, si el pasaje es de 20 pesos nos cobran 100, porque dicen que se arriesgan mucho”, -Jorge (Migrante centroamericano)


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