Preocupa a la Iglesia creciente inseguridad
“Se ha perdido la sensibilidad y el amor a Dios”, dice el arzobispo
Luego del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en la comunidad de Cerocahui, en el estado de Chihuahua, la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca mostró su preocupación por la inseguridad que se vive en todo el país.
Vivimos en todas partes de nuestro país una gran inseguridad, aunque a veces nuestros gobernantes lo están negando, muchas de las cosas no salen a la luz pública, se quedan ocultas en el silencio, muchos crímenes, cientos, tal vez miles de personas ahí están en el silencio, las mataron y nadie dice nada”, señaló el Arzobispo Pedro Vázquez Villalobos.
Expuso que este caso llama la atención por la forma, a quienes asesinaron y en qué lugar. “Según las noticias dentro de un templo, un lugar consagrado a Dios, un lugar donde se reúnen los fieles para alabar y bendecir a Dios, para manifestarle su amor y su bondad, para experimentar su misericordia y su perdón, llegar ahí y quitarle la vida a un hermano, qué duro es eso”.
Los hermanos sacerdotes según se dice que fueron asesinados por proteger y recibir a alguien que iba huyendo. Dios dijo a Caín cuando se andaba escondiendo después de haber matado a su hermano Abel, ¿qué hiciste con tu hermano? Hoy Dios nos sigue cuestionado y preguntando, ¿qué hiciste con tu hermano, por qué le has quitado la vida, si tú no tienes derecho de hacerlo, por qué?, cuestionó el Arzobispo.
Vázquez Villalobos consideró que con estos actos que ha conmovido a la iglesia, el corazón del hombre se ha endurecido. “Ha perdido sensibilidad, hemos perdido, me dicen muchas personas, el temor de Dios, ya no hay temor a Dios, ya ni eso nos detiene, ya no nos detiene el juicio divino, mucho menos los juicios humanos que nomás no se dan y no se dan en justicia, Dios nos ayude”, dijo.
Por su parte, el sacerdote y defensor de derechos humanos, Wilfrido Mayrén, también elevó sus oraciones por el eterno descanso de los sacerdotes asesinados. “Consuelo para la comunidad Jesuita. La violencia llegó ya hasta los lugares sagrados. También los espacios para el culto y la oración ya se tiñeron de sangre. Ya basta”, apuntó.