Pesca istmeña: 20 años de crisis y redes vacías
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Pesca istmeña: 20 años de crisis y redes vacías

De la edad de oro a la crisis resultado de alto precio de combustibles, la presión de hacienda, créditos bancarios y nulo apoyo oficial


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SALINA CRUZ, Oax.-Juan Ramón, pescador istmeño ahora ya retirado, vivió el auge, la decadencia y la crisis del sector pesquero de esta parte del Istmo de Tehuantepec que abastecía de pescados y mariscos a la capital oaxaqueña, sobre todo en esta temporada de vigilia e, incluso, quedaba captura hasta para el mercado de exportación.

Moisé, en activo, dice que ahora afrontan la voracidad de la hacienda federal y la carencia de promoción y venta en mercados de exportación.

La crisis del sector pesquero en el Istmo de Tehuantepec se extienden ya por más de dos décadas; sin embargo, el puerto de Salina Cruz dejó de estar considerado como uno de los principales productores pesqueros y entre los más importante del país y del área de Pacífico. Los pescadores consideran que hubo una embestida del gobierno Federal por desaparecer la flota al dejar de suministrar recursos en favor de quienes se dedican a esa actividad de captura en alta mar. 

En este puerto oaxaqueño, en veinte años la flota se redujo de 120 embarcaciones a sólo 50 naves y, de estos, sólo 35 están en perfectas condiciones para zarpar y trabajar en cada temporada para aventurarse a la captura de camarón o escama.

Por décadas, Salina Cruz, rivalizó con los principales productores del Pacífico mexicano como los estados de Sonora; Sinaloa; Baja California Sur y Baja California y, por el lado del Golfo, Veracruz.

El oaxaqueño fue uno de los puertos donde la captura, producción y exportación de camarón era uno de los principales detonantes económicos y generaban un buen número de fuentes de empleo apuntalando la economía de la región y el estado. 

La edad de oro, el auge de la pesca istmeña se registró entre los años 80 y 90, lapso en que muchos pescadores estaban asociados en una sociedad cooperativa de producción y captura. 

Juan Ramón, continúan con su relato de pescador camaronero retirado, reconoció que el sector pesquero en Salina Cruz tuvo un auge en cuanto a producción de camarón y la exportación del crustáceo; recordó que en el puerto había siete factoría o maquilas donde se daba empleo a mujeres y jóvenes para descabezar el camarón, seleccionar, clasificar y empacar el producto que sería destinado a los mercados nacional e internacional. 

Recordó que al interior del muelle pesquero había una fábrica que abastecía de hielo a los barcos pesqueros porque en ese tiempo Salina Cruz contaba con una flota de 400 barcos, eran los años dorados de los 80 y 90. 

“En esos años (80 y 90) los pescadores tenían ingresos económicos importantes porque en 15 días lograban capturar entre 8 o 12 toneladas de camarón U-9 hasta U-12, una jugosa captura en la región”. Explicó que “muchos de los pescadores lo que hacían era gastar el dinero y no lo ahorraban, porque la pesca estaba en su apogeo y los recursos fluían a manos llenas”, expresó. 

Dijo que tras dos décadas de abundancia vino el declive, comenzó a subir el. combustible, el aceite y otros productos que se requerían para zarpar durante 15 o 30 días a la pesca de alta mar, tiempo en que dejaban a sus familias y se aventuraban a la captura. 

“Nosotros salíamos hasta por quince días frente a las costas de Oaxaca y pescábamos lo suficiente. Pero ahora, en estos años, las embarcaciones, y los jóvenes pesqueros se ven  obligados a aventurarse hasta Chiapas o Mazatlán, Sinaloa, para capturar el camarón y eso representa grandes gastos económicos y la actividad se transformó en no redituable” expresó. 

Para las décadas de 1990 y 2000 del auge se pasó a la decadencia del sector pesquero donde muchos dueños de barcos y cooperativas debieron atracar sus barcos e iniciar un “retiro voluntario”; esto implicó dejar sin emplear una nave valuada entre los 900 y hasta un millón y medio de pesos y afrontar grandes deudas, muchos cayeron en crisis económica, explica el pescador istmeño.

Ya para entonces la flota estaba integrada por 80 embarcaciones. Pero por falta de ingresos muchos barcos terminaron por irse a pique. 

Otros dueños tuvieron que ceder su nave a los bancos porque, al solicitar créditos de manera frecuente para zarpar en cada temporada, vieron mermar ingresos y terminaron por perder su patrimonio y fuente de empleo. 

“Habían épocas en que la pesca era muy baja y no se lograba recuperar lo que se invertirá en diésel, aceite, alimentos y artes de pesca, aparte del pago a la tripulación. 

Para los años 2010 y 2020 la flota se desplomó hasta solo sumar 50 barcos que con el tiempo se redujo a los 35 que son los que hoy en día se mantienen en pie para seguir dedican se a la captura de camarón. Prácticamente la cifra de embarcaciones se reducto hasta una cuarta parte en apenas 20 años.

De octubre a marzo termina la temporada de pesca de camarón y continúa la de escama (pesca de las restantes especies marinas). 

Moisés Cruz, pescador activo expresó que en estos últimos años han afrontado problemas para mantenerse en esta actividad ante el estrangulamiento por parte de la hacienda federal, falta de apoyos y la carencia de mercados para exportar el camarón que se captura. 

En el muelle pesquero la actividad comercial es de muy bajo ingreso ya que muchos tienen que comercializar en escala limitada el producto y otro problema ha sido por los barcos que ingresan con el camarón y otros. productos marinos provenientes de otras latitudes, con lo cual se está dando el tiro de gracia a la flota pesquera y camaronera del estado.


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