Herencia porfiriana que la Revolución no borró
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Herencia porfiriana que la Revolución no borró

Olvidada, la casa en la que Madero encendió la mecha revolucionaria en Oaxaca


Herencia porfiriana que  la Revolución no borró | El Imparcial de Oaxaca

Escritores y personajes que dieron cuenta de la historia revolucionaria coinciden que más que la Revolución, el Porfiriato marcó la vida económica y política en el estado de Oaxaca, principalmente en la ciudad capital y zona conurbada.

Aunque la Revolución Mexicana fue inspirada para acabar con la dictadura ejercida por el general Porfirio Díaz Mori, Guillermo Villa Castañeda, hijo del escritor oaxaqueño que lleva el mismo nombre y quien bajo el seudónimo de José María Bradomín, dejó un acervo literario de la historia política de la entidad oaxaqueña, recordó que si bien la vida política del general llega a su fin con el movimiento, también dejó grandes batallas a favor del país y de la economía estatal y nacional.

Aunado a su lucha a lado de don Benito Juárez García y contra el ejército francés como su resistencia en Miahuatlán, Jorge Bueno Sánchez, cronista de la ciudad, coincide que Revolución Mexicana encuentra a la ciudad de Oaxaca de Juárez en una etapa de crecimiento en infraestructura, obra y entorno urbano.

Describe que el arribo del Ferrocarril Mexicano del sur a la capital del Estado en 1892 impulsó el crecimiento de la ciudad hacia el oriente; un año antes de que estallara el movimiento, en 1909, se inauguró el Teatro Mier y Terán, hoy Teatro Alcalá y se renovó la fachada del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, lo que consideró como un auge constructor.

Añade que un hecho clave para la historia del estado y de la ciudad fue el arribo de Francisco I. Madero a la capital para crear el Partido Antirreleccionista en Oaxaca bajo el lema de, también, otro oaxaqueño: José Vasconcelos y su “Sufragio Efectivo no Reelección” el 4 de diciembre de 1909.

Debido a su lucha contra el general oaxaqueño, a Madero se le impidió la realización de un mitin en el Cerro del Fortín, por lo cual realizó un acto en el Salón París, una casa de la calle Morelos, situada en contraesquina del templo de las Nieves, por lo cual se rompió la paz porfiriana, pues ahí se consolidó el Club Central Antirreeleccionista Oaxaqueño (CAO).

Hoy en día, pocos de los vecinos que habitan en esta esquina en el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca, recuerdan este paisaje de la vida política de Oaxaca y únicamente un letrero con la leyenda “En esta casa habitó el Lic. Juan Sánchez y se instaló el partido Antireeleccionista Oaxaqueño (CAO) el día 10 de diciembre de 1909, presidida por el Mártir y Apóstol de la Democracia, Francisco I. Madero”, dan cuenta de su historia.

En su momento, el historiador Miguel Ángel Chávez Romero destacó que la vida política de Porfirio Díaz marcó a la capital, pues a la fecha aún se puede encontrar un mesón donde habitó en la calle de Independencia frente al templo de la Soledad y su nombre en calles y avenidas importantes como la Calzada Porfirio Díaz, mientras que en el palacio municipal el salón de cabildo lleva su sello.

En su libro Oaxaca: del porfiriato a la Revolución 1902-1911, el escritor Francie R. Chassen López, destaca que los temas del Porfiriato y la revolución adquieren matices distintos en la tierra de Juárez y Díaz que en el resto del país.

“La historia oficial de México ha satanizado el Porfiriato haciendo de él una época de tinieblas de la cual surgió la revolución, salvadora de la nación. No obstante, los oaxaqueños se han resistido a aceptar tal versión.

“Primeramente, Porfirio Díaz fue oaxaqueño y es bien recordado en su estado natal y segundo, la Revolución Mexicana tuvo una trayectoria particular en la entidad. Para los oaxaqueños la Revolución vino del norte para arrebatarles la dominación política”, afirma.