Gaudencio, el migrante oaxaqueño que conquistó la cocina internacional
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Gaudencio, el migrante oaxaqueño que conquistó la cocina internacional

Después de 20 años de estudiar gastronomía en EU, Gaudencio aprendió la cocina italiana, francesa, cocina molecular, la sudamericana, peruana y la cocina mexicana; participó y ganó en concursos internacionales


Gaudencio, el migrante oaxaqueño que conquistó la cocina internacional | El Imparcial de Oaxaca

Para ayudar a sus padres y con el hambre de sobresalir en la vida, hace 26 años, Gaudencio Ruiz Mateo partió de su pueblo natal, Santiago Matatlán, Oaxaca, en busca del sueño americano como lo hacen miles de oaxaqueñas y oaxaqueños.

A base de esfuerzo y sufrimiento, sus deseos de superación y amor por la cocina lo llevaron a convertirse en uno de los mejores chefs del mundo y ahora los logros obtenidos en la Unión Americana lo comparte con sus paisanos desde las tierras zapotecas del valle de Tlacolula.

La migración

“En los años 80 y 90, la necesidad llevó a mis padres Bonifacio Ruiz y Anselma Mateo, dejar el pueblo para partir como migrantes hacia los Estados Unidos porque el empleo fue muy escaso y la familia decidió migrar para un mejor futuro”.

Gaudencio Ruiz Mateo explicó que detrás de sus padres partió su hermana mayor Aurelia, quien tras el regreso de sus padres, ella permaneció en la Unión Americana. “Estando alguien allá ya hay una ventaja, eso fue lo que me impulsó a seguir los pasos de la migración, me fui a mis 15 años cuando terminé la secundaria, pero tenía esa inquietud de seguir estudiando”.

“Cuando llegué, empecé a estudiar el bachillerato, gracias a eso aprendí inglés y otros idiomas, eso me abrió las puertas para fusionar la escuela con el trabajo, terminando el bachillerato estudié gastronomía”.

Recuerda que su primer empleo para obtener algún ingreso fue como ayudante de polarizador y tapicero de vehículos y al mismo tiempo continúo con su preparación en cursos de administración de empresas.

La tragedia que marcó su vida

“Estar en Estados Unidos no fue nada fácil, desde dejar tu pueblo y tener que vivir experiencias dolorosas, perder a una hermana eso desequilibra a la familia, pero recordé el esfuerzo que mi hermana Aurelia y mis padres hicieron, por eso nunca quité el dedo del renglón de lo que quería ser y estudiar”.

Al igual que las adversidades que enfrentan las y los oaxaqueños que se ven obligados a dejar sus tierras por necesidad, Gaudencio comentó que nada es fácil fuera de casa, “lo que fortalece son las ganas de hacer algo y de ser alguien en la vida, eso me sonó en la mente todo el tiempo, de ver a mis padres y mi hermana que ellos luchaban para que la familia pudiera sobresalir y tener un mejor futuro, esos fueron las cosas que miré”.

“Ellos tuvieron que hacerlo por necesidad y a lo que me propuse es no dejar atrás ese esfuerzo que ellos hicieron, no llegar un día nada más a Estados Unidos y decir estoy aquí, tengo un trabajo y aquí me estabilizo, decidí valorar ese esfuerzo y sufrimiento que pasaron, de perder a su hija y a una hermana, eso fue lo que me impulsó más a esforzarme”.

“Decía que si algún día salimos de nuestra tierra, de nuestro pueblo, quería regresar, pero no igual, sino regresar diferente, que esos momentos difíciles de carencia no fueran en balde y que también pudiera dejarle algo a un país que nos abrió los brazos, que nos dio todas esas oportunidades de aprender cosas nuevas y traerlo para nuestras familias oaxaqueñas para crear fuentes de trabajo”.

La cocina, su pasión

Después de sus primeros empleos y de haber concluido su carrera en la gastronomía, el joven migrante oaxaqueño, de origen zapoteco, se enfocó a su pasión, a la cocina local del país vecino.

“Me apasioné en la cocina, primero en la gastronomía de los Estados Unidos que por la gran cantidad de personas de todo el mundo que llegan, se desarrolla muy rápido, por eso quise aprender otras cosas trabajando también en restaurantes europeos, orientales y sudamericanos, tuve la oportunidad de seleccionar las cocinas donde quería aprender cosas nuevas”.

“Arriesgué mi economía laboral para ir conociendo otras cocinas porque cuando llegaba a un lugar nuevo tenía que empezar siempre de cero hasta en la forma del pago, siendo que ya traía un recorrido en otros restaurantes me arriesgaba a ganar lo mínimo en otros porque en ese momento no quería superarme en el salario, sino en el conocimiento de la cocina, en seguir aprendiendo porque sabía que eso en un futuro me iba a dar muchas recompensas para ser un maestro de la cocina”.

Compite con los mejores chefs del mundo

Después de 20 años de preparación, Gaudencio se convirtió en uno de los mejores chefs de Estados Unidos y a nivel mundial. “Esos conocimientos que empezaron en la cocina de mamá y luego en la universidad y en las diferentes cocinas de estados unidos, lo llevé a un desarrollo más alto, jamás imaginé que lo llevara a un nivel profesional porque este sueño surge como una necesidad de sobrevivir”.

“Dicho y hecho, pasar por eso después de haberme arriesgado y de mucho esfuerzo y sufrimiento, mi preparación me llevó a las competencias mayores, aprendí al menos cinco cocinas bien hechas como es la italiana, francesa, cocina molecular, la sudamericana, peruana y por supuesto la cocina mexicana y ahora nuestra cocina oaxaqueña, nuestras raíces, y eso ha hecho una fusión de lo que ahora soy”.

En 2018, convertido ya en un verdadero chef de talla internacional, Gaudencio, el chef zapoteco como le llaman sus amigos, fue invitado a una competencia gastronómica a nivel internacional en el que participaron 200 chefs en el que resultó ganador. 

“Cuando ya está marcado tu destino, es solo cuestión de activarlo y proyectarse, en esa competencia que tuvo como sede en la ciudad de Los Ángeles, California resulté ganador y eso me abrió las puertas en otras partes del mundo; en 2019 llegué a competir en Tokio, Japón con los seis mejores chefs del mundo y gané el tercer lugar, eso fue mi mayor satisfacción de que se reconoce esa trayectoria, es un orgullo para mí llegar hasta donde pensé”.

Mal de Amor

25 años después de haber partido de su pueblo en busca del sueño Americano, consolidado como uno de los mejores chefs del mundo, Gaudencio regresó a su pueblo, Santiago Matatlán, en donde en medio de la emergencia sanitaria, decidió invertir sus ahorros para instalar su propio restaurante “Mal de Amor”.

“Cuando regreso a mi pueblo tenía esa idea de abrir mi restaurante, pero no sabía dónde, las mismas amistades y paisanos me inspiraron para que fuera en la comunidad donde nací porque me decían que ya teníamos el mezcal y solo faltaba hacer un centro gastronómico estratégico, por eso decidimos traer la cocina, toda la experiencia y consigo el empleo, tenemos mucha gente que pone su esfuerzo, esmero y amor por el servicio, son personas que aman su trabajo, vamos a cumplir un año y ha sido un éxito a pesar de este momento difícil que estamos viviendo por la pandemia”.

El chef zapoteco destacó que al igual que sus inicios como migrante, como cocinero y como chef, iniciar su propio negocio fue un momento muy difícil. “Iniciamos en el 2020 justo cuando la pandemia estaba agarrando fuerza, tuve mucho miedo, pasé dos o tres meses sin dormir y sin poder concentrarme, tenía temor que se cerraran por completo todos los negocios, pero vino el tiempo de aplicar la fe, en creer en lo que hacemos”.

De los siete empleos que ofreció durante los primeros meses de su apertura, ahora el restaurante que se ubica en la Ruta del Mezcal, ya cuenta con 22 trabajadores que han dado un respiro a la economía local. “Ofrecemos desde la comida oaxaqueña, mexicana y todo lo que aprendí en los Estados Unidos, también tenemos el mezcal que se hace en el pueblo, tenemos la esperanza de seguir creciendo y que podamos salir aportar nuestro granito de arena en esta tierra que nos vio nacer”, destacó Gaudencio.

De acuerdo con las autoridades estatales, en Estados Unidos viven más de 1.2 millones de oaxaqueños que partieron de sus pueblos en busca de mejorar sus condiciones de vida, la gran mayoría son migrantes que cada año aportan para la economía estatal con el envío de remesas, en tanto pocos como Gaudencio tienen la oportunidad de regresar a sus tierras para instalar sus propios negocios.