"También hemos llorado": Médicos
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“También hemos llorado”: Médicos

Con los primeros casos graves de pacientes con el nuevo coronavirus, personal del Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca vivió momentos de tensión e incertidumbre


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Dos semanas después de iniciar el conteo de casos positivos de Covid-19 en la entidad, Norma, Verónica, Magaly y Luis Alfredo tuvieron miedo y momentos de tensión e incertidumbre, cuando al Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca (HRAEO) llegaron los primeros casos graves.

En este nosocomio ubicado en San Bartolo Coyotepec, a media hora de la capital oaxaqueña, se acondicionaron diversas áreas para la atención de pacientes con esta nueva enfermedad en el mundo, de la que muchos hablaban, pero pocos conocían.

Aunque acostumbrados a la atención diaria de casos graves e infecciosos, el personal desconocía en ese momento qué tan contagioso era el nuevo coronavirus, que generó el cierre de fronteras y la suspensión de viajes aéreos en varios países.

 

Norma: “No estaba acostumbrada a tantas muertes”

Médica infectóloga de adultos, del turno matutino, Norma Eréndira Rivera Ramírez reconoce que estaba acostumbrada a la atención de pacientes con enfermedades infecciosas y a la muerte en algunos casos, pero no a tantos decesos ni a las complicaciones que se daban de un día a otro por esta nueva enfermedad.

A un año de distancia del primer caso positivo en el estado, notificado el 14 de marzo por las autoridades estatales, la especialista de 43 años reconoce que hubo varios momentos que le impactaron en la atención de los pacientes que fueron víctimas del SARS-CoV-2.

La especialista recuerda aquel paciente que pidió hablar con sus familiares por medio de una videollamada, para despedirse antes de la intubación y asegurar que podría ser su última oportunidad.

Hija, madre y esposa, Norma Eréndira estuvo consciente de la constante exposición que tendría al nuevo coronavirus, del que supo que enfrentaría por varios meses al igual que su esposo en las áreas Covid, por elegir esta especialidad de la que no se arrepiente.

“Afortunadamente no nos hemos infectado; esto es de vocación y a eso estamos. Si no quisieras ver estos casos, a otra cosa te dedicas”, señala la mujer que aguanta el constante cansancio por la atención a los pacientes graves con Covid-19, al igual que urgenciólogos, intensivistas, internistas y médicos generales que fueron contratados para este propósito.

“Es una enfermedad que no va a desaparecer y las medidas de protección deben seguir para siempre. A un año de pandemia, no tenemos que cansarnos o pensar que si ya sobreviví un año, ya no me dio la enfermedad. Debemos seguir con las medidas y pensar que esto va a ser a largo plazo, debemos mantenernos siempre alertas porque pueden venir otras infecciones iguales”, expone.

 

Magaly: “Intubar a un compañero médico”

Del área Covid, la médica urgencióloga, Magaly Robles, reconoce también la incertidumbre que se generó ante esta nueva enfermedad, de la cual se tomaron las medidas necesarias para enfrentar los primeros casos.

La mujer de 37 años de edad, señala que el nuevo coronavirus no solo recordó que “somos mortales, sino también que la salud es nuestra responsabilidad y es importante llevar una vida saludable”.

Magaly mantiene en la memoria los instantes de atención que brindó a “compañeros médicos” en el área de urgencias, así como el difícil momento para decirles que su estado era crítico y tenían que intubarlos.

“Es un hermano que ha sufrido igual que nosotros, que ahora está contagiado y enfrenta la enfermedad”, expone la mujer, al recordar otros casos donde tuvo que mantener la fuerza y el temple para no caer, mientras los pacientes se despedían de sus familiares a distancia, entre lágrimas y sollozos.

“Nosotros también hemos llorado cuando salimos del turno; nos preocupamos todos los días por ver cómo van nuestros compañeros, nuestros pacientes. Ahorita estamos todavía a la expectativa de cómo se va a desarrollar la enfermedad, pero seguramente cuando todo esto pase, sabremos cuáles serán nuestras secuelas mentales”, reconoce.

Magaly sabe que el miedo a la enfermedad llega con los pacientes desde el momento en que ingresan al hospital, porque lo ve en sus ojos, aquellos que también comunican esperanza y dan gracias cuando superan el estado crítico.

“Nosotros seguiremos cumpliendo nuestra labor, estando en el hospital y cuidando a sus familiares. Sentimos mucho las pérdidas de padres, hijos, hermanos y por lo que a veces solo queda un solo integrante. La sociedad sabe cuáles son las medidas sanitarias, pero muchas veces no las respetan”.

La especialista en medicina de urgencias tiene en claro que personal de esta área debe estar preparado mental y físicamente para enfrentar situaciones de desastres, pero la frustración llega al ver que el cuerpo de los pacientes no responde, a pesar de todo lo que se hace.

Presente en videollamadas para lograr el contacto del paciente con sus familiares, Magaly escucha cuando suelen decir que están cansados, cuando informan que serán intubados, que tienen miedo y se cuiden mucho.

 

Verónica: “Familias completas han fallecido”

Neumóloga especialista en adultos, Verónica González López asegura que a un año del primer caso notificado de Covid-19 en la entidad, “lo que hace falta es más información y conciencia de la sociedad sobre esta enfermedad”.

“Saber que el contagio es vía inhalada y la importancia de evitar cualquier tipo de reuniones, que es la forma en la que más se contagian”, expresa la mujer del área de hospitalización, del turno matutino, luego de señalar que en los primeros meses de la pandemia hubo momentos de lágrimas y gran cansancio, pero que ahora es soportable.

Durante este primer año de pandemia, Verónica tiene presente a varias familias que encargaron el cuidado de sus padres, hermanos, abuelos o hijos, para que no llegaran a fallecer. “Esto es lo triste, que sientes entre angustia y tristeza de querer ayudarlos más, pero a veces no es posible”.

La neumóloga recuerda también cuando la madre de un joven falleció por la enfermedad mientras el padre estaba hospitalizado, al mismo tiempo que el hermano se encontraba en estado grave. “En ese sentido sí te remueve el hecho que sepas que toda una familia está mal y la mayoría de sus integrantes fallezcan”, relata la mujer que padece de hipertensión y mantiene las medidas sanitarias para evitar un contagio.

“Soy hipertensa, pero estoy bajo control; esto no lo tomé de pretexto para no estar en mi trabajo; me reviso cada determinado tiempo para que pueda seguir atendiendo a los pacientes. Solo pido que la gente tome conciencia sobre la forma de contagio y no minimizar, hay familias completas que han fallecido”.

 

Luis Alfredo: “Preparados para el primer caso”

De 38 años de edad, el médico de urgencias, Luis Alfredo Juárez López, fue el especialista que le tocó valorar a la primera paciente grave con Covid-19 en el estado, que ingresó en el Hospital el 29 de marzo con apoyo de un equipo multidisciplinario que ya estaba preparado para los primeros casos.

“Fueron momentos de incertidumbre y tensión; como médicos de urgencias estamos acostumbrados a valorar pacientes graves en todo momento, pero ahora era un caso diferente por ser una nueva enfermedad”, expresa.

El especialista, también padre de familia, señala que en este nosocomio los espacios estaban preparados con antelación, al igual que el personal para enfrentar algo nuevo en el estado y el resto del mundo.

Al igual que Norma, Magaly y Verónica, el médico en urgencias reconoce la incertidumbre entre los trabajadores que meses antes habían escuchado del grado de contagio de la enfermedad, sobre todo por pensar en sus familias y las personas que los rodean.

“Todo el año, parte de la angustia que ha vivido el personal de salud es por sí mismo y su familia en riesgo, pero se ha aprendido. A un año de la enfermedad se ha visto una respuesta favorable, de organización y respuesta”, asegura.

Para Luis Alfredo, no solo ser testigo de compañeros médicos con la enfermedad le ha generado un gran impacto, sino también aquellos casos donde los pacientes son muy jóvenes y llegan a fallecer por complicaciones, pese a no padecer alguna otra enfermedad asociada.

“Vi a personas jóvenes morir… una paciente menor de 25 años que no evidenciaba factores de riesgo, que se complicó, se fue deteriorando poco a poco y tuvo que ser intubada. Todas esas cosas marcan e impactan, de tener que informarle a la familia, a los hijos, a los que aún son pequeños”.

 

Hay trabajo en equipo

Al frente de este Hospital, Alba Vásquez Palacios, la primera mujer directora en 14 años de existencia del nosocomio, reconoce al personal de las diferentes áreas y turnos en favor de los pacientes y sus familiares, con el constante trabajo que realizan a pesar de los riesgos por esta pandemia.

Afirma que en este nosocomio, que no solo fue el primero en recibir pacientes graves por esta nueva enfermedad y se mantiene como el de mayor ocupación hospitalaria, se cuenta con un equipo de trabajo indispensable en la atención de cada uno de los casos, desde el momento en que se ingresa.


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