Miedo a la muerte y a la discriminación por Covid-19
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Miedo a la muerte y a la discriminación por Covid-19

Graciela no sabe en qué momento se contagió, pero recuerda madrugada en que la fiebre la despertó y empezó a llorar.


Miedo a la muerte y a la discriminación por Covid-19 | El Imparcial de Oaxaca
Foto: Ilustrativa

Trabajadora de una dependencia de Gobierno, la mujer de 35 años de edad no dejó de laborar desde que inició la emergencia sanitaria, aunque en noviembre del año pasado le detectaron diabetes.

Originaria de Oaxaca de Juárez, Graciela decidió dejar a sus dos hijos con la abuela materna para comunicarse con ellos solo con videollamadas, ante el temor de que en el transporte público o en el trabajo se contagiara de Covid-19 y llevara el padecimiento a su hogar.

Los primeros síntomas, según recuerda, iniciaron el 20 de mayo con un dolor en las piernas, que ella atribuyó a estar de pie por varias horas. Luego inició con un dolor de cabeza y después le dio conjuntivitis, que apenas si le hicieron pensar que se trataba de esta nueva enfermedad.

El sábado 23 en la madrugada, Graciela despertó súbitamente por la fiebre que rebasó los 38 grados. “Lo primero que pensé es que ya me había contagiado y empecé a llorar. Me imaginé lo peor y me aterró la sola idea de dejar solos a mis hijos”, expresa.

Desde ese día y otro más, se quedó en casa con dolor de cabeza, náuseas y diarrea, sin alertar a nadie hasta que llegó el lunes, cuando decidió llamar a una amiga para que la acompañara a solicitar una prueba en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

“Esperamos casi toda la mañana, pero tomamos las medidas para evitar más contagios. El médico que me atendió me dijo que presentaba todos los síntomas, pero los resultados me los dieron 10 días después; tiempo en el que me mantuve en casa con los medicamentos que me dieron, como la loratadina y el paracetamol”, señala la mujer que también perdió el sentido del gusto y el olfato.

Durante los días en espera del resultado, Graciela continuó con dolor de cabeza y náuseas, además de la fiebre que no la dejó dormir por varias noches.

La mujer que tiene sobrepeso afirma que durante los días de aislamiento contó con la asistencia y vigilancia médica con apoyo de un familiar, que estuvo pendiente que la saturación de oxígeno no bajara.

“Estoy viva de milagro, si hubiera tenido diabetes desde hace tiempo, no lo estaría contando. Fue una experiencia muy fea”, expresa la mujer

Cuando el resultado de la prueba salió positiva, la mujer se mantuvo en casa y no salió. Algunos de sus familiares le llevaban la comida en la puerta de manera discreta, para que los vecinos no se dieran cuenta.

“Ser joven también fue un punto a mi favor y por eso soporté todos los síntomas. Desde el IMSS también me monitorearon y estuvieron al pendiente ante cualquier complicación; supuestamente ya salí de la enfermedad, pero hace dos días me volvió la fiebre y ahora con gripa”, señala la mujer que pidió una segunda prueba y está en espera del resultado, con la esperanza de que sea negativa.


aa

 

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