Llama arzobispo de Oaxaca a la reconciliación
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Llama arzobispo de Oaxaca a la reconciliación

Recomienda a católicos evitar odios, envidias y rencores en el corazón


Llama arzobispo de Oaxaca a la reconciliación | El Imparcial de Oaxaca

Todos los oaxaqueños deben amar a sus enemigos y orar por ellos para que Dios toque el corazón de los pueblos y exista una verdadera reconciliación, pidió el arzobispo de la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos.

“Dios no quiere que las personas odien porque esto esclaviza, Dios quiere que sean libres, más humanos y con mejores sentimientos, aunque cualquiera puede equivocarse y por ello se tiene la necesidad de ser perdonado”.

Agregó que es hermoso sentirnos amados y perdonados, por ello demandó no negar su perdón para que pueda ser feliz el corazón del hermano.

En la homilía dominical, expresó que ya no debe existir la ley del ojo por ojo y diente por diente, aunque parezca ser que esto se siga practicando en la vida diaria, pues en la venganza, solo se busca que te la paguen, en lugar de cultivar el perdón y la misericordia.

Ante la comunidad católica reunida en la Catedral Metropolitana, recomendó no ser enemigo de nadie y evitar sentir odios, envidias y rencores en el corazón.

“Cuando se encuentren a alguien que está profundamente herido, debe hacérsele sentir el amor de Dios para que sea capaz de amar a su enemigo, ayudarlo para que sea distinto, la obra será de Dios pero tú serás el instrumento para lograrlo”.

Ante los signos de violencia que se presentan, recordó que “el Señor ha dicho que invita a amar, pero no solo a los que nos aman, porque eso no es extraordinario, debe amarse a quienes no te aman, amar al enemigo, al que se ha portado mal contigo”.
Admitió que es muy grave que hasta el mismo padre o madre incitaran a vengarse, a lastimar a alguien, sembrando el odio en lugar de amor, el perdón y la misericordia.

Llamó a cambiar de actitud, pues es muy lamentable escuchar que existen ofensas en la casa, entre los mismos hermanos de sangre, que tienen años sin dirigirse la palabra.


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