Empleos en Oaxaca: precarios y peligrosos
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Empleos en Oaxaca: precarios y peligrosos

Las cifras son engañosas pues, aunque la entidad tiene la menor desocupación del país, también es el estado con mayor número de trabajadores informales que no reciben prestaciones y tienen salarios de miseria


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Desde muy temprano, Rosa se levanta a preparar el desayuno para la pequeña Itzel. La viste con el uniforme escolar, la lleva al jardín de niños, prepara su almuerzo, la recoge, le da los alimentos, la baña y la cuida hasta las 21:00 horas.

La jornada laboral de Rosa rebasa por mucho las 12 horas y su salario apenas alcanza los 100 pesos al día. Trabaja como niñera en una casa de lunes a viernes, es su primer empleo.

A pesar de que Oaxaca tiene la tasa de desocupación más baja del país, los empleos de la entidad no cumplen con los estándares para que la población alcance una buena calidad de vida, así lo demuestra la Encuesta de Ocupación y Empleo (ENOE) hasta el tercer trimestre del 2019 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En la Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación (TCCO) Oaxaca ocupa el penúltimo lugar, con el 28.5 por ciento de los empleos, en donde los oaxaqueños no trabajan el suficiente tiempo o no ganan lo adecuado para satisfacer sus necesidades.

Como miles de trabajadoras domésticas, Rosa no cuenta con seguridad social y el aguinaldo, si le dan, es a consideración de los patrones. “Llevo un año trabajando en la casa, la ventaja es que me dan los alimentos y la vivienda”, dice la joven.

Espera, más adelante, seguir con sus estudios, aunque por el momento, ni el salario ni el tiempo le alcanzan a Rosa, quien asegura que es bien tratada, aunque mal pagada.

La TCCO se refiere a la proporción de la población ocupada que se encuentra trabajando menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, que trabajan más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo, o que labora más de 48 horas semanales ganando menos de dos salarios mínimos.

En Chiapas el 41.82 por ciento de la población ocupada no tiene un trabajo de calidad, le sigue Oaxaca y Tlaxcala, con el 26.68 por ciento. En contraste, en Nuevo León el sólo el 6.20 por ciento de los trabajadores no tiene un trabajo de calidad, mientras que en Jalisco el porcentaje es de 7.45.

TRABAJO, PERO A QUÉ COSTO

Oaxaca es el estado con la menor tasa de desocupación, con el 1.79 por ciento de la población en edad de trabajar sin empleo, pero se encuentra dentro de los cinco estados con el porcentaje más altode subocupación, es decir, las personas que trabajan menos de 35 horas pero que están dispuestos a trabajar más horas.

Además, Oaxaca es la entidad con el mayor número de trabajadores remunerados sin acceso a prestaciones de ley, con el 61.78 por ciento del total, en contraste, en Coahuila sólo el 16.8 por ciento de los trabajadores no tienen prestaciones de ley.

Nayeli labora en una financiera en donde las ganancias, al menos desde su perspectiva, son muy buenas. El personal de ventas, al que ella atiende, cuenta con salarios muy generosos, aunque la labor sea cansada.

Pero para Nayeli es diferente, trabaja medio tiempo y fue contratada por la modalidad de outsourcing, labora para una empresa que ni siquiera paga su salario, que de por sí es muy bajo y las prestaciones son mínimas.

Por otra parte, los desempleados en Oaxaca, de acuerdo con el INEGI suman 31 mil 752 personas, mientras que la informalidad laboral se mantiene en 81.6 por ciento, el más alto del país.

OAXACA LIDERA INFORMALIDAD LABORAL

La tasa de informalidad laboral hasta el tercer trimestre del 2019 en Oaxaca es de 81.9 por ciento, la más alta a nivel nacional, según el ENOE. Si bien la tasa fue inferior al mismo periodo del año anterior (82.1 por ciento), la disminución fue mínima, lo que coloca a la entidad muy lejos de la media nacional en este parámetro, que es de 56.5 por ciento.

Guerrero, Hidalgo y Puebla son los estados que le siguen a Oaxaca en la tasa de informalidad laboral, aunque con porcentajes que son menores al 80 por ciento. En contraste, en entidades como Coahuila, Chihuahua y Nuevo León, los porcentajes de informalidad laboral no alcanzan ni el 40 por ciento.

Anselmo, junto a su esposa, Inocencia, iniciaron su propio negocio después de que juntos trabajaran en las bodegas de la Central de Abasto por más de dos décadas. Como no sabían hacer otra cosa, rentaron un local en un mercado de San Sebastián Tutla y ahora venden frutas y verduras.

Durante el primer año todo fue de maravilla, pero ahora, con la cuesta de enero, las cosas no van tan bien. La idea de cerrar su negocio no es tan descabellada pues las ventas no buenas, “no hay dinero dicen los clientes”, quienes buscan siempre los precios más bajos.

En total, trabajan en la informalidad un millón 459 mil 517 personas, en cambio, 340 mil 431 trabajan en el sector formal, lo que da el total de la población ocupada en Oaxaca: un millón 799 mil 948 trabajadores.

Por edades, las personas de 25 a 44 años son las que más laboran en la informalidad, con 571 mil 395 personas, seguidos por las de 45 a 65 años, que representan 438 mil 601 personas. De 15 a 24 años, 298 mil 015 personas laboran en el sector informal.

“Nos cansamos de tener patrones. El sueldo no era malo, pero quisimos probar, las cosas empezaron bien, pero no hemos ahorrado, por lo que no estamos preparados para una crisis como esta, que, según nuestros vecinos, son muy comunes, pero ellos no pagan renta”, afirma Anselmo.

Los cuatro mil pesos que tienen que pagar al mes por la renta del local los asfixian y volverse propietario es un sueño, pues el costo del espacio supera los 300 mil pesos. Se especializaron en la venta de frutas y verduras de la mejor calidad, por lo que el precio es más elevado de lo normal.

En cuanto a la educación, la mayoría de las personas que trabajan en la informalidad sólo tienen primaria incompleta, 405 mil 135 personas; 397 mil 602 tienen la primaria completa y 390 mil 237 cuentan con la secundaria.

Más de medio millón de personas que laboran en la informalidad, sólo ganan un salario mínimo, mientras que 304 mil trabajadores apenas obtienen ingresos por uno o dos salarios mínimos. 377 mil personas no reciben ingresos y apenas cinco mil perciben más de cinco salarios mínimos.

“Pusimos nuestro negocio porque queremos construir nuestra casita, aunque sea un cuarto de material con su baño, pues ahora nuestra casa es de lámina, ahí vivimos con nuestro hijo de seis años”, señala Inocencia.

Ellos no pagan ningún tipo de impuestos en su pequeño negocio, “nadie en el mercado lo hace”, relata Anselmo, “imagínate, si no podemos con la renta y ahora pagar todos los impuestos, trabajaríamos para el gobierno”.

Es así como 450 mil personas que laboran en el sector informal lo hacen más de 48 horas a la semana, 419 mil trabajadores tienen jornada de 35 a 48 horas semanales y 367 mil de 15 a 34 horas.

Por actividad económica, 517 mil trabajadores informales lo hacen en el sector primario, agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca; 358 mil personas laboran en el sector secundario, construcción, industria extractiva o electricidad.

Un trabajo peligroso

“Siempre estamos sobre la cuerda”, cuenta Gilberto, un hombre de mediana edad, quien se dedica a la albañilería desde hace 15 años, cuando dejó la secundaria, por dice que las letras nada más no le entraban. Le hace a todo, es yesero, pintor, electricista y si no hay trabajo hasta de barrendero si le pagan.

Tiene una familia que necesitan de sus ingresos, “me case muy joven, pero fue lo mejor, mi hija ya tiene seis años”, afirma Gilberto mientras disfruta de su comida: una lata de chiles, un queso y tortillas.

“Solo una vez me caí del andamio, me lastimé el pie, pero no pasó a mayores, tuve suerte porque hemos visto a compañeros que han muerto o han quedado paralizados, lo mío sólo fue el susto”, dice Gilberto.

Fue al Centro de Salud y le dieron unas pastillas, descansó unos días y no tardó más de dos días para estar de nuevo en la chamba, si no trabaja no hay comida y hay que aprovechar cuando hay, porque ha tardado hasta tres meses para conseguir alguna obra.

“Las constructoras ya dan seguro, pero te piden muchos papeles y no te pagan como deberían, yo gano tres mil pesos a la semana y ahí me dan dos mil”.

No hay tiempo para charlas, el trabajo debe continuar y la hora de comida se agotó. Para Gilberto no hay estadísticas que valgan, no sabe sobre ocupación o sobre empleo precario, él lo único que sabe es que tiene que alimentar a su familia.


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