Muerteadas levantan empleo en Valle Eteco
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Muerteadas levantan empleo en Valle Eteco

En las últimas décadas, esta celebración arraigada en los pueblos de Etla se ha transformado. Ahora domina la música y el alcohol.


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Los “levanta muertos” o comúnmente llamadas “muerteadas” del valle eteco traen consigo, aparte de diversión en estos días, empleo, derrama económica y unión de los pueblos.

Aunque también siembran rivalidades y rencillas entre los grupos organizadores, debido a la competencia que se da entre ellos por querer figurar en la fiesta.

A unas cuantas horas de la festividad de Día de Muertos, el olor a fiesta, baile, mezcal, entre otros muchos, ya se deja percibir en los rincones de algunas comunidades desde donde se ha gestado esta tradición.

Son varios los pueblos, cuyos habitantes se entregan a esta conmemoración católica, mezclada de misticismo, sincretismo y creencia de convivencia o de sátira para la festividad.

En el contorno de estas actividades, a los pueblos como San Agustín, Nazareno, Santiaguito, Guadalupe, Soledad, Mazaltepec, recorren vendedores de diversos giros. Y también la gente de la misma población sale a vender su comida, bebida y se hacen de recursos económicos.

Durante estas comparsas, como también se les conoce, a realizarse desde el 1 de noviembre hasta la madrugada del 4, hay una vasta vendimia en el contorno y los pequeños comerciantes se hacen de algún recurso económico.

También, la gente entre comunidades se reconoce y se visitan entre ellos durante estas fechas.

Mientras tanto, los grupos organizadores desembolsan más de cien mil pesos para la contratación de sus bandas, las cooperaciones entre los participantes van desde los dos mil hasta los 10 mil pesos o más, dependiendo de sus gastos totales.

 

El toque migrante que une desde lejos

En Nazareno y Mazaltepec, comunidades del distrito de Etla, se muestra que alrededor de esta organización están fuentes de empleo, la participación de los migrantes, la derrama económica para las comunidades como sus aledañas en los días de la festividad que va del 1 al 4 de noviembre; pero también para la octava y quinceava.

“Los paisanos en el norte cooperan y otros llegan a la fiesta; quienes han estado acá y tienen que irse no se olvidan de su pueblo y mandan sus pesitos para los grupos al que pertenecieron”, dijo Alger Niño Serna de Nazareno.

Al señor le hablan para mandar la aportación porque se llevan de su pueblo el sentimiento de pertenencia y de unidad entre los barrios, entre los grupos.

Por su lado, Pedro Jiménez quien trabaja la elaboración de las máscaras de madera en el pueblo vecino de Mazaltepec, ya vendió algunas con sus paisanos que se encuentran en Estados Unidos. “Afortunadamente me compraron algunas porque también allá festejan y se disfrazan”, comentó.
A él le ha ayudado la difusión en las redes sociales para mostrar su trabajo.

 

Pedro López incursiona en la madera para las máscaras

Pedro Federico López Jiménez de Mazaltepec, incursiona con la elaboración de máscaras de madera de manera empírica y en un futuro, aspira a dedicarse de tiempo completo a este arte para de ahí subsistir.

Por el momento, intercala esta actividad con su trabajo de taxista que le lleva varias horas del día y mientras va al volante, se imagina la pieza que va a elaborar al terminar la jornada.

Pedro narró que inició con la manipulación de la madera del zompancle y del sabino a manera de juego.

Poco a poco le fue encontrando “el modo” hasta llegar a diseñar algunas máscaras, como la de los abuelos que tenían de recuerdo colgados en las casas.

Inició con una o dos piezas, pero para esta temporada de fieles difuntos ya realizó más de medio centenar que incluso puso a la venta fuera de su pueblo natal y ha acudido a exposiciones para difundir su obra.

“Ya cuando llego de la chamba, agarró la madera y empiezo a moldear según la imaginación, me sirve para desestresarme y olvidarme del precio de la gasolina, de la falta de pasaje, entre otras preocupaciones”, dijo el artesano quien acompaña sus creaciones con cuernos de toro, borrego, chivos, que consigue en su pueblo.

Entre sus objetivos está el rescatar la elaboración de estas piezas como lo hicieron los antepasados para estas fechas, cuando no se conocía de la existencia de la comparsa ni muerteada y se le llamaba “levanta muertos”.

Sus máscaras son de viejos, diablos, caras rosas que obtiene de la madera. Algunas piezas están pesadas, otras más ligeras, sin embargo, el significado se hace más fuerte cuando se trata de una persona oriunda de la comunidad de Mazaltepec.

Para la elaboración de cada una de las máscaras el artesano le dedica hasta una semana porque no es tiempo corrido, solo algunas horas que tiene de espacio durante el día.

Espera que el esfuerzo de este tipo de personas sea reconocido y no se regatee el precio.

https://www.facebook.com/imparcialoaxaca/videos/411000393164808/

Óscar y su trabajo con esponja, latex y pintura

Óscar Hernández Olivera tiene 8 años incursionando en la elaboración de máscaras y trajes de esponja, que son muy vistosos en esta temporada de Día de Muertos y utilizados en estas muerteadas.

A sus 28 años de edad, hábilmente maneja el látex de un derivado orgánico, fibra de vidrio, entre otros para tener listo los pedidos desde su taller en Nazareno.

“Empiezo a trabajar desde julio y agosto, ya está en los últimos días. Es un trabajo de 24 horas en esta temporada. Pero también en carnavales, en los festivales, me encargan trajes”, externó Hernández Olivera.

El joven estuvo durante 3 años de ayudante de su amigo y después decidió emprender el trabajo solo y encontró en este su pasión, porque ya tiene la habilidad de diseñar a una bruja, a un monstruo y otros seres míticos que puedan llegarle a la imaginación.

Trabaja sin manual, e incluso le llevan imágenes de interés para que las elabore en 3D.

Con una licenciatura de Biología trunca, observa difícil el regresar a la escuela porque su oficio en estos momentos requiere de una dedicación de tiempo completo.

Aunque no se queja de sus ingresos y de la demanda que llega a tener, reflexiona que le falta difusión a esta actividad.

“No se ha dado a conocer como tal, lamentablemente este trabajo no es bien reconocido a nivel estatal y nacional, es más reconocido a nivel internacional que aquí, porque gente de otros lados viene y lo reconoce. Aquí te regatean tus diseños”, comentó.

No obstante, localizado desde esta comunidad eteca, seguirá diseñando e innovando para resaltar en su trabajo.

Los trajes que diseña se venden en diversos precios que van hasta los 8 o 10 mil pesos, según la elaboración y las especificaciones.

 

El rescate del “levanta muerto”

Alger Niño Serna, a sus 65 años de edad está impulsando en la Cuadrilla de Abajo de Nazareno, rescatar la esencia del “levanta muerto” para que no se vea como sola manifestación de fiesta, sino retomar el sentido que le dieron los antepasados.

En breve descripción, Alger Niño mencionó la importancia de la participación de cuatro viejos (compadres), un diablo, la viuda y el muerto, donde el grupo recorre las casas y pide atención de un doctor para salvar a la persona que va perdiendo la vida.

Con eso, por medio de la picardía de diversos temas llegan a las casas y después de unos breves minutos bailan al son de la música y después reciben de la casa mezcal, refrescos, pan y frutas.

“Ya no es como antes, cuando se ponía atención en la obra para representar. Ahora se preocupan más por traer varias tubas y bandas de otros lados donde gastan mucho dinero, pero ya el sentido de la fiesta se perdió”, comentó el organizador de hace varios años.

Tampoco hace dos o tres décadas no había dinero para tanto lujo: salían con pantalones y sombreros viejos, pero los participantes optaban por disfraces de abuelitos, abuelitas, viudas, entre otras.

“Ahora se ven otras cosas, de otra idea, de lo que ya no es la fiesta ni lo que se venía heredando en la recogida de muerto. Incluso, no había licor ni la embriaguez de ahora”, comentó.

El señor conocido como “Don Pajarito” intenta volver a reunir todos los papeles aunque observa un poco de desinterés de las nuevas generaciones quienes ahora buscan brincar y gritar.

También en Mazaltepec, el grupo “Los abuelitos del tío Adán”, busca rescatar la tradicional fiesta de levanta muerto de este pueblo que se localiza a pocos minutos de la ciudad de Oaxaca.

Aunque en ese lugar no realizarán la escenificación, sí pretenden recorrer las calles a temprana hora, no de madrugada porque buscan el disfrute de la población.

 

Promueven decenas de muerteadas

Más de 30 muerteadas se realizan, en esta fecha, en diferentes municipios de los Valles Centrales.

Esta celebración que se originó en los pueblos de Etla se ha extendido a otros municipios, como: Oaxaca de Juárez, Santa Lucía del Camino, Santa Cruz Xoxocotlán, Ixtlán, Atzompa, Nochixtlán y San Bartolo Coyotepec.

La mayoría de estas comparsas se desarrollan entre el 30 de octubre y 2 de noviembre, sin embargo, según los anuncios promocionales difundidos en redes sociales, se advierte que algunas de éstas se realizarán el 22 de noviembre.

Algunas de las localidades sede de las muerteadas, son: Nazareno Etla, Guadalupe Etla, Suchilquitongo, Valle de Etla, Santo Domingo Barrio Bajo, MatadadamasEtla, Soledad Etla, Vista Hermosa Etla, Magdalena Apasco, San Andrés Zautla, Mazaltepec, San Pablo Etla, Santos Degollado Etla, entre otros.

En todos los casos, los organizadores anunciaron la participación de, por lo menos, dos bandas de música regional.

“¡Que la fiesta siga y los muertos disfruten de la buena música de banda!. Aquí en Oaxaca no se duerme y se amanece en la Bendita Muerteada #HermandadBandera #HermandadMuertera #Muerteadas2019”, se lee en uno de los grupos que promueve esta celebración.


aa

 

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