Durante el primer Lunes del Cerro, laten raíces oaxaqueñas en El Fortín
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Durante el primer Lunes del Cerro, laten raíces oaxaqueñas en El Fortín

Decenas de hombres y mujeres, orgullosos de sus raíces, hicieron latir el corazón de todos los oaxaqueños y visitantes que se dieron cita en la Rotonda de la Azucena durante la edición matutina y vespertina


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Desde el cerro hasta la cuenca del río Papaluapan, pasando por la sierra mixe y las hermosas playas así fue como la cultura vino y fue para deleitar a quienes decidieron subir el emblemático cerro, para entonar y aplaudir al ritmo de la música ancestral.

Corazones al ritmo de la música

Miles abarrotaron el auditorio Guelaguetza en su primera edición del Lunes del Cerro, donde 14 delegaciones de las distintas regiones del Estado mostraron la riqueza cultural y la solidaridad de la entidad oaxaqueña.

En punto de las 10:00 horas, con un lleno total, la Diosa Centéotl dio la bienvenida a miles de oaxaqueños, visitantes nacionales y extranjeros, rodeada de jóvenes de diferentes etnias y aplausos que ya mostraban el regocijo en la máxima fiesta de los oaxaqueños.

La Diosa Centéotl, originaria de Loma Bonita, de la Cuenca del Papaloapan, presidió la primera edición del Lunes del Cerro junto con el gobernador del estado, Alejandro Murat Hinojosa, el secretario de Turismo, Miguel Torruco Marqués, así como la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero y la actriz oaxaqueña Yalitza Aparicio, entre otros.

En esta primera edición las Chinas Oaxaqueñas representaron a la primera delegación que dio muestra de lo que es Oaxaca, con sus tradiciones, costumbres, bailes y música.

Miles fueron testigos de “El rapto y la llevada del baúl” con Chicapa de Castro, que por más de 10 minutos mostró a los asistentes aquel acto donde el novio convence a la mujer para fugarse a la casa de él, simulando un rapto. Posteriormente se efectúa la boda y se lleva el baúl a la casa del novio, obsequiado por la mamá de la novia.

Con su fiesta solteca, los originarios de la Villa Sola de Vega también deleitaron a miles; desde la Sierra Sur llegaron a mostrar el tradicional Jarabe de la Rosa, acompañados de un buen mezcal y la interpretación de diferentes chilenas.

La rotonda de las azucenas dio la bienvenida a Huautla de Jiménez con la mayordomía, la labrada de cera y los sones mazatecos. También llegaron los originaros de Tlaxiaco con sus sones y jarabes, así como a Santa María Tlahuitoltepec con sus sones mixes.

La Danza de la Pluma de la Villa de Zaachila nuevamente impactó a propios y extraños; también los asistentes pudieron presenciarla boda de San Pedro Pochitla.

Nuevamente la coreografía de Flor de Piña de San Juan Bautista Tuxtepec y la bajada de la flor de la montaña en honor a San Pedro Mártir, de San Pedro Comitancillo también hicieron vibrar el auditorio, donde los aplausos, gritos y alegría no cesaron en ningún momento.

 

Ausencia marca edición vespertina

Hay quien dijo que la romería, el ir a desayunar y convivir se han perdido. Lo mismo que los paseos entre el campo donde se solía cortar azucenas. Lo único que quedó de aquellos lunes, como tradición, “es que vamos todavía al Cerro del Fortín”. Pero ese “vamos” está marcado por la duda de a quiénes se refiere, ¿a los oaxaqueños o solo a los turistas, funcionarios e invitados reunidos en la segunda función del Lunes del Cerro?

En las tres horas de bailes, pirotecnia, música y aplausos decenas de asientos permanecieron vacíos en el palco D, el único designado para el acceso libre. Los miles restantes fueron ocupados por quienes consiguieron comprar uno de los 2 mil 700 boletos puestos a la venta, quizá alguno de los 110 acaparados por las plataformas de reventa o porque su cargo en el gobierno se los permitió.

La función abrió con el Dios nunca muere, de Macedonio Alcalá, y más de uno se levantó para corear. Lilia López Hernández, la diosa Centéotl, dio la bienvenida al espectáculo que tomó su nombre de una palabra zapoteca usada para referirse a una práctica de colaboración y reciprocidad entre comunidades, también de la que puede entenderse como el tributo de los trabajadores a los hacendados.

A unos kilómetros, en el aeropuerto, un cartel ha hecho lo propio con quienes llegan a Oaxaca. La palabra bienvenidos se escribió en casi 15 idiomas de otros países. Ninguno en las 68 lenguas originarias del país, menos en las que se dejaron escuchar en la antes rotonda de las azucenas.

El coloso ideado en los años 70 por el arquitecto Mario César del Olmo Sánchez volvió a ser el escenario para las delegaciones invitadas a bailar. Con San Blas Atempa, el aroma a copal se expandió y tras ello vino la algarabía. Con celular en mano, y cual Mona Lisa en el Museo de Louvre, la llamada “Guelaguetza” no estuvo exenta de los cientos, si no es que miles de asistentes, que tomaron fotos o grabaron videos para dejar constancia de que estuvieron ahí, incluso si la estrategia puso en riesgo las caras de algunos a sus espaldas.

Lo que pareció premiar fue el “yo estuve ahí”, en la Oaxaca que invirtió más de 21 millones de pesos para una programación de la que se esperan ingresar alrededor de 400 millones de pesos.
Uno a uno fueron pasando los pueblos elegidos para la edición 87 de la llamada fiesta de los oaxaqueños. A Ejutla de Crespo siguió Tlahuitoltepec, el pueblo de la región mixe donde desde hace más de dos años Ayutla vive sin acceso a agua y en el que el cultivo de estupefacientes se remite a un secreto a voces.

La lluvia no esperó invitación, llegó de forma torrencial y con los truenos propinados a partir de latigazos dados por danzantes de Tecomaxtlahuaca. San Juan Lachao, San Felipe Usila y Huautla de Jiménez mostraron sus tradiciones. Y a ellas siguió la esperada Flor de piña, el baile inventado hace unas seis décadas, pero que levantó los ánimos entre quienes parecían dormitar. De la tarde, fue el baile más ovacionado y no faltó quien temiera por la caída de alguna de las bailarinas.

De la cuna del barro negro, los invitados fueron los danzantes de la Pluma, con penachos y saltos por los aires. Pero a las danzas se sumó la pirotecnia, con San Francisco Sola y Huilotepec. A Jamiltepec correspondieron los versos picarescos y las chilenas, mientras que a las Chinas Oaxaqueñas el tradicional Jarabe del Valle cuya creación se adjudica a San Antonino Castillo Velasco.

Fue la fiesta, la Guelaguetza que incluso hizo a bailar al artista Francisco Toledo, recreado en una marmota, y que espera su octava en las nuevas ediciones del lunes próximo.

 

Yalitza, más asediada que el gobernador

Varias miradas voltean hacia al acceso que da al sanitario de uso exclusivo del gobernador y funcionarios, en el auditorio Guelaguetza.

Las cámaras hacen un semicírculo y algunos danzantes también esperan ansiosos la salida de aquella mujer que ingresó desde hace 10 minutos.

Una joven pregunta por qué el alboroto ante la concentración de varias personas con cámaras y teléfonos celulares en la mano.

Otra mujer contesta que Yalitza Aparicio, la oaxaqueña que debutó como actriz en la película Roma, del productor Alfonso Cuarón, entró al sanitario y aún no sale.

Las cámaras y micrófonos empiezan a moverse cuando se observa a la originaria de Tlaxiaco salir del sanitario, al mismo tiempo que es rodeada por al menos seis hombres que no permiten que se detenga.

“Estoy muy contenta de estar en Oaxaca…pero tengo que caminar para llegar a mi lugar”, dice la joven con un entallado vestido de su región, de cabello negro suelto y zapatillas café claro, ante la insistencia de algunos medios que piden algunas palabras de la oaxaqueña.

A un costado del productor mexicano Nicolás Celis, Yalitza vuelve a tomar asiento entre varias miradas que buscan captar alguna fotografía, que sea testigo de su presencia en el primer lunes del Cerro.

El sonido de la música permanece en la rotonda de las Azucenas, donde la Danza de los Chilolos, de Chalcatongo de Hidalgo, transporta al carnaval de esta comunidad oaxaqueña, que genera aplausos y sonrisas de miles con gran entusiasmo.

Los sones y jarabes de Tlaxiaco, los sones mixes de Santa María Tlahuitoltepec y la Danza de la Pluma de la Villa de Zaachila, envuelven el auditorio con las notas y los bailes que muestran las costumbres y tradiciones que aún permanecen en distintas zonas de la entidad.

A un costado de los asientos destinados a invitados especiales y funcionarios de Gobierno, algunos asistentes esperan la oportunidad para avanzar y llegar hasta Yalitza como otros ya lo hicieron.

Las fotografías con la joven actriz de la película “Roma” tienen más éxito que aquellas con el gobernador Alejandro Murat o algunos funcionarios del Gobierno federal, que disfrutan de cada delegación participante.

El anuncio de la delegación de San Juan Bautista Tuxtepec hace estremecer al auditorio con cada una de las mujeres que bailan “Flor de Piña”, los bordados de sus vestidos atraen las miradas de propios y turistas.

La primera edición de la Guelaguetza concluye con gran éxito. Mujeres y hombres de distintas regiones invitan al mandatario estatal y a la joven actriz a bailar en la Rotonda de las Azucenas junto a las marmotas y las chinas oaxaqueñas. El color y la alegría de la gente se concentran en un mismo escenario y ahora dan paso a la edición vespertina. Yalitza se va en medio de una valla humana que no permite más acercamientos, mientras el gobernador y otros funcionarios no requieren de más protección y caminan hacia la salida.

https://www.facebook.com/imparcialoaxaca/videos/2236368520008090/

 


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