Hay mujeres en la religión, pero sin poder
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Hay mujeres en la religión, pero sin poder

En número rebasan a los hombres, sin embargo, las féminas siguen luchando por tener espacios y algún día encabezar su religión.


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Aunque las mujeres representan más del 52% de quienes integran alguna de las religiones de la entidad, son los hombres los que se mantienen al frente de las congregaciones en la mayoría de los casos y quienes toman las decisiones más importantes.

En las religiones y sus iglesias, la desigualdad es una problemática común. En éstas aún se promueve la dominación sobre las mujeres porque las jerarquías suelen ser ocupadas por los hombres.

En la religión católica, por ejemplo, son los hombres los que están al frente de las iglesias o los templos y los que dirigen las misas. Lo mismo sucede en la religión Cristiana, donde los pastores son los que gobiernan una Iglesia y las mujeres se ven limitadas; apenas algunas logran dirigir, según sus circunstancias.

En las religiones de los adventistas del séptimo día, los mormones o los Testigos de Jehová, las mujeres tampoco ocupan el rango más importante, desde el que se dirige o se aconseja a los demás.

Para Angélica Ayala Ortiz, integrante del Grupo de Estudios sobre la Mujer “Rosario Castellanos” (GESMujer), en las iglesias, sin importar la religión, las mujeres son las que más trabajan, pero no tienen el poder que ostentan los varones.

Ellas son las educadoras en la fe, las que realizan las actividades de comunidad, pero las que no llegan a los sitios en los que están los obispos o arzobispos, la importancia de los padres o los mismos Papas.

Religión, aún con sistema patriarcal
Siglos más tarde, y desde los movimientos feministas, donde se intentan hacer cambios y transformaciones en el papel de las mujeres en la sociedad, éstos han encontrado un obstáculo en las formas tradicionales de educar a las mujeres, siempre relacionado con la religión.

Esas características de la religión se asocian mucho a lo que debe ser una mujer según lo que establece el sistema patriarcal de dominación de las mujeres.

Es así que se busca mantener el control del cuerpo, los pensamientos y la actuación de las mujeres, además de señalar que la obediencia debe ser un principio fundamental en las mismas. En algunas religiones, como en los Testigos de Jehová, a las mujeres se les impone vestir de cierta manera, donde queda prohibido escotes, vestidos o faldas cortas.

Para Ayala Ortiz, la forma en cómo las religiones promueven la participación de las mujeres, en el hacer y quehacer de ellas, también está ligado con la tradición y las estructuras de poder.

“Preocupa que a través de estas formas de educar a las mujeres, se dificulta que puedan tener espacios de libertad, de inclusión o empoderamiento”, señaló.

Recordó que en la base social de todas las comunidades, son las mujeres las que de una u otra manera van educando en estas nuevas formas de fe, lo cual resta posibilidad de toma de decisiones.

Sin embargo, dijo, hay grupos o movimientos dentro de las iglesias católicas y cristianas que desde las mismas religiones buscan que las mujeres tengan una mayor participación en cuanto a las decisiones y una reconceptualización de lo que sería el papel de las mujeres.

“Hay muchas mujeres que desde las religiones están buscando abrir nuevos espacios para poder participar en temas de equidad. Es un proceso que ha iniciado”, destacó.

Sin embargo, a la fecha se mantiene un control desde las religiones con el estado patriarcal, sobre todo en las decisiones en el propio cuerpo de la mujer.

“Es la iglesia la que pone la línea a seguir y el Estado las sigue sin establecer la diferenciación entre lo que corresponde a cuestiones de fe y la creencia con la atención a la salud de las mujeres”, expuso.

En estados como Oaxaca, la iglesia católica sigue teniendo mucha fuerza en las comunidades, pese a que poco a poco aparecen nuevas formas de fe que confrontan al interior y buscan la igualdad.

Son más mujeres en la religión católica y cristiana
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de los 3 millones 64 mil 977 católicos en Oaxaca, el 52.3% son mujeres y 47.7% hombres. De las primeras, las mujeres de 60 años y más representan el 6.1% y al menos el 55.1% tiene unión religiosa.

De los 399 mil 468 protestantes, cristianos o evangélicos, el 53.3% son mujeres y 46.5% hombres. De los adventistas del séptimo día (34 mil 101), el 53.7% son mujeres y 46.3% hombres.

Porcentajes similares hay en la religión mormona y los Testigos de Jehová, donde las mujeres representan el 53.8% y 55.8%, respectivamente. En los primeros, se estiman al menos 10 mil 222 creyentes y en los segundos más de 58 mil.

Finalmente, de la religión judaica, el 53% son mujeres.
En el mismo registro del INEGI, se estiman más de 169 mil 566 oaxaqueños sin religión, de los cuales, el porcentaje mayor es en hombres con 55.6%, mientras de mujeres es del 44.4%.

Mujer, “ayuda idónea”
En la religión cristiana, de acuerdo a sus militantes, “Dios está interesado en el hombre y en la mujer por igual”. En esta religión se asegura que la mujer tiene la misma importancia, pero la función que desempeña es diferente en la mayoría de los casos.

Adriana Erika Cruz Bello, secretaria y encargada de jóvenes en la Iglesia Cristiana “Monte Sion”, explica que esta iglesia es encabezada por un matrimonio de pastores, donde el hombre es el guía y la mujer ayuda a dirigirla.

“El hombre es el que encabeza porque es la cabeza del hogar y sobre él recae esa responsabilidad de llevar un hogar. El hombre es quien tiene la responsabilidad principal, la mujer es ayuda idónea para el varón, ella también puede tomar decisiones y opinar”, expuso.

En caso de enfermedad o ausencia física del pastor, la pastora podrá reemplazarlo. En otras iglesias, de la misma religión, se cuenta con la guía de una pastora, pero estos casos son contados y ocurre cuando la mujer es activa en las acciones de la Iglesia y no tiene pareja. De lo contrario, sería el hombre quien tomara las riendas.

En esta religión, la mujer desempeña distintos cargos como líder de alabanza o administradoras, pero como en otras congregaciones, aún se le dificulta llegar a los puestos de más alto nivel que son destinados a los hombres.

Las monjas se distinguieron en la enseñanza de las primeras letras y en la educación intermedia. Gracias a las religiosas hubo en México una cultura femenina, por más pobre que nos parezca esa cultura. Las monjas también adiestraban a las niñas y a las adolescentes en la música, el teatro, el baile y en artes y oficios como la costura, el bordado y la cocina”.

Preocupa que a través de estas formas de educar a las mujeres, se dificulta que puedan tener espacios de libertad, de inclusión o empoderamiento”.

Hay muchas mujeres que desde las religiones están buscando abrir nuevos espacios para poder participar en temas de equidad. Es un proceso que ha iniciado”.

Es la iglesia la que pone la línea a seguir y el Estado las sigue sin establecer la diferenciación entre lo que corresponde a cuestiones de fe y la creencia con la atención a la salud de las mujeres”.

Angélica Ayala Ortiz
Integrante de GESMujer

Mujeres en el siglo XVII

En el libro “Sor Juan Inés de la Cruz o Las trampas de la fe”, el escritor Octavio Paz señala que la obra de los religiosos en el dominio de la educación en México fue inmensa. Ahí aborda parte del papel de las mujeres en el siglo XVII, cuando “la Compañía de Jesús fue la educadora de la sociedad criolla y la alta cultura novohispana estuvo marcada por los métodos y orientaciones de los jesuitas (varones)”.

En la misma obra del premio Nobel de Literatura, señala que “en los conventos de monjas, el nivel intelectual era mucho más bajo; la producción artística, filosófica, con la conocida excepción de Sor Juana Inés de la Cruz, fue realmente insignificante”.

“Las monjas se distinguieron en la enseñanza de las primeras letras y en la educación intermedia. Gracias a las religiosas hubo en México una cultura femenina, por más pobre que nos parezca esa cultura. Las monjas también adiestraban a las niñas y a las adolescentes en la música, el teatro, el baile y en artes y oficios como la costura, el bordado y la cocina”.


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