Faltan políticas públicas para proteger a los pueblos: Irma Pineda
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Faltan políticas públicas para proteger a los pueblos: Irma Pineda

La poeta zapoteca llama a no centrar la discusión en las estatuas, aunque considera que con casos como Tlalli sigue permaneciendo una mirada desde el poder y la violencia


Faltan políticas públicas para proteger a los pueblos: Irma Pineda | El Imparcial de Oaxaca

Si se trata de dar atención o voltear a ver a la población indígena, la poeta zapoteca Irma Pineda dice que “hay muchas otras cosas que se pueden hacer” y no una estatua, escultura o monumento. Sin embargo, ante la polémica por la sustitución de la estatua de Colón en Paseo de la Reforma por la de Tlalli, Pineda señala que se mantiene una mirada desde el poder, desde una postura ajena a las problemáticas indígenas y que violenta a las mujeres, en tanto se presenta el “fragmento de un cuerpo sin mayor visibilidad ni representatividad”.

Aunque ya no será el escultor Pedro Reyes el responsable de la nueva escultura en Ciudad de México sino un comité de expertos, la propuesta del artista ha propiciado el debate. Irma, también integrante del Foro Permanente de Cuestiones Indígenas en la Organización de las Naciones Unidas, pide que ahora ese debate o discusión se centre en las políticas públicas y en un reconocimiento real de los pueblos y mujeres indígenas.

Hay que “asignar presupuestos para muchos proyectos para pueblos indígenas, generar la infraestructura que hace falta: hospitales, escuelas y no solamente edificios, salones, aulas, sino en estos momentos de Covid-19, la conectividad, que haya señal o internet en todos lados para que los niños y jóvenes se puedan conectar; las niñas, sobre todo, que son las que tienen que dejar las escuelas en tiempos difíciles”, propone.

En el caso de Oaxaca, su estado natal, la autora subraya que es la entidad que requiere mayor atención por esa razón, pues conviven 16 grupos étnicos en una orografía compleja, con carencia de caminos, de hospitales cercanos o de escuelas.

“Hay temas urgentes como la salud, sobre todo en tiempos de Covid, en que se evidenció que carecemos de infraestructura, pero no podemos seguir hablando de poblaciones indígenas si no se cuida desde los distintos espacios de poder y niveles de gobierno a la población indígena, si no se respetan sus derechos, sus decisiones sobre sus formas de vida, sus recursos naturales”, apunta Pineda.

Con ejemplos como las eólicas en el Istmo o las mineras en Valles Centrales, la poeta explica que en lugar de cuidar y respetar a los pueblos indígenas se han impuesto megaproyectos y que las consultas han sido una simulación.

Las representaciones

Las representaciones como los monumentos o las estatuas son importantes en tanto “ayudan a construir ideología” en cierta época, reconoce Pineda, mientras ejemplifica cómo a principios del siglo XX, en Paseo de la Reforma y en años del Porfiriato, la aspiración “hacia lo francés” hizo que se quitaran de ahí a las estatuas de los tlatoanis.

“Ahora, estamos frente a un gobierno que quiere mostrar, a través de las representaciones simbólicas su preocupación o interés por las poblaciones indígenas y en particular por las mujeres indígenas. Sin embargo, ya no estamos en aquellos tiempos donde estas representaciones simbólicas se establecían desde el poder, desde esa mirada y no pasaba nada”, añade sobre tiempos donde la gente se enteraba de ellos cuando ya estaba instalada la figura, estatua o monumento.

Ahora, en medio de la inmediatez, Irma dice que la propuesta de escultura de una mujer olmeca trajo “una serie de contradicciones”. Si estamos hablando de mujeres indígenas, dice, es necesario definir desde cuándo inició “la categoría de lo indígena, que no corresponde con el tiempo en que estaban los olmecas”. Pero también reflexionar que la propuesta de Tlalli proviene de un hombre y no una mujer, de una persona no indígena.

“Si están quitando una estatua que representa la imposición colonial, la visión de glorificar a quienes maltrataron, nos discriminaron, nos asesinaron a muchos indígenas en este territorio, que la sustitución no sea por otra figura que también simboliza una mirada desde el poder, hecha por un hombre, un no indígena”, refiere Pineda, quien cuestiona la existencia de “un sistema nos siga desdibujando como mujer”.