Cumple Santiago Tilantongo un mes bajo el fuego
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Cumple Santiago Tilantongo un mes bajo el fuego

Los encargados de combatir los incendios forestales dijeron que no cuentan con las herramientas necesarias para realizar su trabajo, lo cual los expone aún más a los riesgos propios de combatir el fuego en los bosques de Oaxaca.


Cumple Santiago Tilantongo un mes bajo el fuego | El Imparcial de Oaxaca

Natalio camina presuroso entre el humo, los 68 años que lleva encima le pesan pero no son suficientes para detenerlo; él y ocho jóvenes de la agencia de policía Hermengildo Galeana luchan contra el intenso calor que provoca el incendio forestal que amenaza con llegar a sus casas.

Galeana es una ranchería de escasos 20 habitantes ubicada en la Mixteca Alta de Oaxaca, perteneciente al municipio de Santiago Tilantongo; desde el 19 de febrero está comunidad ha estado envuelta en fuego y humo, ya que dos incendios forestales los han mantenido a raya.

“Llevamos un mes respirando humo, si metemos los dedos en nuestra nariz sacamos una sustancia negra”, explica Natalio, quien funge como agente de policía, “los niños y los ancianos lo recienten con enfermedades de la garganta y aquí no hay médico”.

El primer incendió duró más de 15 días y aunque brigadistas de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) llegaron para auxiliarlos, ni bien se habían ido el fuego reavivó; se quedaron solos de nuevo, en medio del cerro “Yucucano”, que en español significa Cerro Grande.

“El incendio que estamos controlando inició el sábado hace ocho días y durante este tiempo hasta el jueves no contamos con ayuda, solo nosotros, con lo poco que sabemos, con lo poco que tenemos lo combatimos”, dice Natalio.

Brigadistas de la Comisión Estatal Forestal (Coesfo) llegaron el jueves y para la tarde del viernes, con ayuda de los voluntarios de la comunidad de Galeana lograron controlar el incendio, aunque el daño ya estaba hecho; cientos de héctareas fueron consumidas por el fuego.

“Aquí nadie viene, no sabemos si mañana o en un rato el incendio vuelva a reanimarse, como lo ha hecho en otras ocasiones, ahora necesitamos ayuda médica para que revise a nuestra gente, quienes durante un mes respiraron humo”, suplica Natalio.

Los parajes Santa Ana, Ramonal, Carretón, El Moral, El Guajal y Santa Catarina fueron consumidas por las llamas sin piedad.
Mientras que los poblados Las Flores, Mendoza, Llano de las Avispas y Galeana viven con el miedo de que los incendios vuelvan y que las lluvias se alejen.

“La ranchería Llano de las Avispas está peor que nosotros, a ellos los rodeó el incendio forestal y sólo cuidaban sus casas”, explica Natalio mientras observa los troncos quemándose y las llamas reanimarse, “ante el fuego de esa magnitud nuestras manos no pueden hacer nada”.

El agua en esta zona, como en casi toda la Mixteca, es escasa y la única forma de apagar los incendios es con la creación de carriles (zonas libres de árboles y pasto en el bosque), además del uso de tierra y ramas, “es todo lo que hay”, insiste Natalio.

Agrava la pobreza

La secretaria del comisariado de bienes comunales de Santiago Tilantongo, Guadalupe Santos Santiago, afirma que estos incendios no vienen más que a agravar la pobreza y a menguar los esfuerzos que se han hecho en materia de reforestación.

“La mayoría de la gente de la comunidad cría ganado para su autoconsumo o para vender y obtener unos pesos y con estos incendios la pastura para los animales ha disminuido, además que los árboles que se han sembrado fueron consumidos por el incendio”, recalca Santos Santiago.

La mayoría de los tres mil habitantes de Santiago Tilantongo viven de la agricultura de temporal y de la cría de animales de granjas, principalmente de borregos y vacas, que también han resentido la quema de pastizales.

Arriesgan la vida para apagar el fuego

Gustavo, oriundo de la ranchería de Galeana, acudió al llamado de su pueblo sin saber que sería la última vez que lo haría.

Era mayo del 2009 y los incendios forestales no daban tregua para Santiago Tilantongo.

En compañía de comuneros de la comunidad y de brigadistas de la Conafor, Gustavo quería proteger a su familia y a su pueblo, lo hizo con su vida.

En un momento de confusión, Gustavo cayó por una rama que se atoró en uno de sus huaraches. No logró levantarse. Así lo encontraron, sentado, como si no hubiera pasado nada.

Ese día el incendio forestal que devastó el paraje Loma de Trigo, de este municipio, cobró tres vidas. Dos brigadisdas de la Conafor murieros además de Gustavo.

Desde entonces, muchos de los habitantes de la comunidad se niegan a combatir los incendios. Pero los jóvenes, los que no lo recuerdan, “siempre están dispuestos”, dice Natalio, el agente de policía de la ranchería de de Galeana de 68 años.

Brigadistas de Coesfo arriesgan la vida sin paga

“Hace un mes que no nos han pagado, además de que no tenemos seguro ni social ni de vida”, denuncian brigadistas de la Comisión Estatal Forestal (Coesfo) en la comunidad de Galeana, en medio de un incendio forestal que devasta bosques y rancherías del municipio de Santiago Tilantongo.

Con el rostro que emula cansancio y con el uniforme sucio tras la batalla contra el fuego, los 12 brigadistas de la Coesfo que asistieron a combatir un incendio forestal en este municipio de la Mixteca Alta, rememoran los peligros de su trabajo.

“Es peligroso pero necesitamos el trabajo, nuestras familias tienen que comer”, dice uno de los brigadistas mientras los demás lo apoyan con gestos y palabras se aprobación, “ya sabemos cómo cuidarnos, pero no estamos exentos de una tragedia”.

Los encargados de combatir los incendios forestales dijeron que no cuentan con las herramientas necesarias para realizar su trabajo, lo cual los expone aún más a los riesgos propios de combatir el fuego en los bosques de Oaxaca.

En el 2019 Oaxaca se ha visto particularmente afectado por los incendios forestales, tan es así que Alfredo Aarón Juárez, titular de la Coesfo, y Alejandro Murat Hinojosa, gobernador del estado, han pedido una declaratoria de emergencia por esta situación.

“Nuestros jefes dicen que estamos combatiendo todos los incendios que hay en este momento, lo único que hacen es partir las cuadrillas y nos mandan de a cinco personas por evento y así se complica más combatirlos”, señalan los trabajadores.

El salario que reciben mensualmente es de nueve mil pesos, pero que se tardan mucho en otorgárselos, esta vez va un mes sin recibir su salario, pero en ocasiones se han retrasado hasta tres meses.

“Si nos quejamos nos va mal, como hace casi un año, cuando alguien de nosotros dio una entrevista denunciando las pésimas condiciones en las que laboramos, entonces nos suspendieron tres meses sin goce de sueldo”, explican los brigadistas.

En aquel entonces un grupo de brigadistas de la Coesfo alzó la voz ante el retraso de tres meses en su sueldo, lo que costó que la mayoría no trabajara en los meses de octubre noviembre y diciembre.