Artesanías chinas ganan calles y ventas en Oaxaca

La presencia cada vez mayor de ambulantes que venden productos chinos y que la hacen pasar por artesanías oaxaqueñas está afectando seriamente al comercio formal, pues sus ventas se han desplomado sensiblemente, señaló Esther Merino Badiola, presidenta de la Alianza Empresarial y Comercial de Oaxaca.

“El daño económico lesiona al comercio establecido a quienes sí se les exige el pago de impuestos, contrario a lo que se observa con los ambulantes, pues cada día que pasa se apoderan de más calles en el Centro Histórico para vender productos chinos”.

Tal situación no se observó en otras administraciones, “a nosotros no nos importa quién esté al frente del gobierno, si es oposición o no, lo que necesitamos son resultados y esos son obligados para cualquier grupo que llegue a gobernar la ciudad”.

Debido a que la venta de productos chinos es más barata comparada con las artesanías oaxaqueñas, aseguró que las ventas de los artesanos establecidos también cayeron. “Ellos como nosotros también pagan renta de locales, elaboran sus artesanías y los ofrecen a costos reales, pero ante la competencia desleal que enfrentan, las ventas se han caído”.

Lamentó que a ocho meses de la nueva administración municipal persista el desinterés por retirar al comercio ambulante y cancelar los permisos apócrifos para el comercio en vía pública que presuntamente han otorgado los dirigentes de las distintas agrupaciones.

Estimó que 10 empresas han tenido que cerrar sus puertas debido a que no pudieron con la competencia desleal que representa el ambulantaje en la ciudad de Oaxaca de Juárez.

“Las empresas no sólo se ubicaban en el primer cuadro de la ciudad sino en zonas como la colonia Reforma, a donde se fueron pensando en un mejor escenario y resulta que también ahí el ambulantaje se adueñó de las calles”.

Ante la crisis económica que genera por bajas ventas e incluso la inseguridad que se vive en el primer cuadro de la ciudad a partir de la instalación de ambulantes, los comerciantes establecidos se declararon hartos de la situación y amenazaron con radicalizar su postura, entre ellas, también salir a las calles.