Conductores de Oaxaca, entre la conciencia y el rechazo a los topes
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Conductores de Oaxaca, entre la conciencia y el rechazo a los topes

Los choferes reconocen la falta de cultura vial en la ciudad; no obstante, destacan la necesidad de que los reductores de velocidad se instalen


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La poca educación vial es una realidad en la ciudad de Oaxaca, por lo que todos los días sufren peatones, ciclistas, motociclistas, automovilistas, operadores y usuarios del transporte público al transitar por ella.

Una de las faltas de cultura vial más comunes es el exceso de velocidad con el que se desplazan algunos conductores, que sin importar la zona por la que transiten, pisan el acelerador como solo es permitido en las vías rápidas.

Las altas velocidades al conducir han hecho que vecinos, principalmente de colonias que se ubican a las orillas del Centro de la ciudad, establezcan por decisión propia y con recursos y medios suyos, los conocidos como topes o reductores de velocidad, para obligar a los automovilistas a manejar mucho más despacio por su zona.

En un sondeo realizado por EL IMPARCIAL, conductores de autos particulares, así como choferes de taxis y motociclistas coinciden que en Oaxaca hace falta una cultura vial y educación e información respecto de las formas adecuadas de conducir un vehículo de motor.

La mayoría de los encuestados coincidieron en la necesidad de establecer topes o reductores de velocidad en zonas escolares, hospitales o puntos muy transitados por peatones; sin embargo, también destacaron la importancia de la creación de un reglamento que regule la instalación y las características de construcción de un tope, pues en las colonias se fabrican al libre albedrío de los habitantes.

Un alto porcentaje de los conductores que dieron su opinión sobre los topes dijeron que sí funcionan para que los conductores cafres bajen la velocidad; sin embargo, también rechazan aquellos que están colocados cercanos a un semáforo o construidos con formas caprichosas o altas dimensiones, pues éstos provocan la raspadura del cárter del motor, que ya afectado, tira aceite y provoca una descompostura mayúscula, generándoles costosas reparaciones.

Entre otros desperfectos materiales que sufre el auto, también mencionaron las abolladuras del escape, alguna tolva y el daño que puede sufrir la transmisión; sin embargo, uno de los entrevistados, taxista de oficio, destacó el daño físico que sufre en el cuello y la espalda un conductor al pasar diario estos topes altos y malhechos.

Las opiniones recabadas sí tienen en cuenta la falta de cultura vial del conductor oaxaqueño; no obstante, destacan la necesidad de que los reductores de velocidad se instalen en puntos transitados por peatones o zonas habitacionales. Los ciudadanos encuestados hacen un llamado a las autoridades competentes para regular su instalación, así como establecer las características y dimensiones para su construcción.

Mientras tanto, vecinos de las diferentes colonias seguirán poniendo sus propios topes con cemento, y los automovilistas seguirán lidiando con ellos, hasta que se tomen cartas en el asunto.


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