Victoria, una mujer ejemplo de esfuerzo y fortaleza en Oaxaca
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Victoria, una mujer ejemplo de esfuerzo y fortaleza en Oaxaca

A sus 53 años de edad, se desempeña como bolera en la agencia de Santa Rosa.


Victoria, una mujer ejemplo de esfuerzo y fortaleza en Oaxaca | El Imparcial de Oaxaca

Desde los tres años de edad, Victoria ha caminado con llagas en los pies. Ahora, después de cinco décadas, las heridas le obligan a portar un palo que alivia un poco su andar por las calles de la ciudad.

Victoria es bolera desde hace dos años por “necesidad”, porque requería de un oficio que no la obligara a estar de pie por mucho tiempo, como lo hacía cuando lavaba “ajeno”.

A sus 53 años de edad, Victoria sale desde temprana hora de su domicilio en espera de alguien que pida aseado de calzado y no se intimide de una mujer que lo hace, cuando la mayoría suelen ser hombres.

“Una vez un señor me dijo que yo no debería estar limpiando zapatos y que me buscara otro oficio para mujer; también me dijo que le cambiara el nombre a mi cajón de herramientas que dice ´bolera´, porque según él debe ser ´bolero´. Yo le dije que no, que es ´bolera´ porque soy mujer”, recuerda Victoria mientras acomoda sus botes de pintura y se alista para trabajar.

Cansada de estar de pie por las heridas que la mantienen con los pies vendados, la mujer originaria de Oaxaca de Juárez explica que un día decidió aprender el oficio de aseado de calzado y se fue a observar a los boleros de la Central de Abasto y el Centro de la ciudad.

Al principio me daba vergüenza decir si alguien quería una boleada, pero ahora ya no. Vergüenza me daría estar pidiendo limosna como muchos lo hacen”, expresa Victoria, que en sus inicios en el oficio temía “echar a perder los zapatos de la gente”.

Experta ahora en el uso de la tinta, cepillo y franela, la mujer de 53 años que recorre algunas zonas de la agencia de Santa Rosa, ha buscado permiso para poder trabajar como otros lo hacen de manera formal en el Centro Histórico, pero las autoridades se lo han negado porque “ya no hay espacios”.

Sin seguro popular, lo poco que gana en su oficio de hace dos años se va a consultas médicas particulares, en la atención a las llagas que padece desde niña y que ahora le impiden caminar con libertad.

Aunque el médico que la atiende a veces no le cobra la consulta, Victoria asegura que el costo de los medicamentos daña los pocos ingresos que recibe como “bolera”, que al menos la mantiene sentada mientras inicia con el aseado de calzado.


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