Salvan a guatemaltecos de ser macheteados
En el Istmo de Tehuantepec, integrantes de “Grupos Beta” salvan de morir a guatemaltecos atacados a machetazos
Agentes de los “Grupos Beta” que pertenecen al Instituto Nacional de Migración (INM), recuperaron este 2022 los cuerpos de 83 migrantes, la mayoría ahogados en el río Bravo, pero también salvaron de morir a ilegales en manos de la delincuencia, como en Oaxaca, donde tres migrantes guatemaltecos fueron atacados a machetazos en un lugar del Istmo de Tehuantepec.
Creados en 1990, en Baja California, como una forma de combatir la delincuencia relacionada con la migración, los “Grupos Berta” se convirtieron en un organismo que otorga ayuda humanitaria a ilegales, víctimas de crímenes, así como a enfermos y heridos que no logran cruzar los Estados Unidos.
Identificados por su vestimenta color naranja, los “Grupos Beta” auxilian a personas en situación crítica en su paso por el desierto, selva, zonas montañosas o el río Bravo.
Así, del 1 de enero al 22 de diciembre del 2022 brindaron asistencia a 171 mil 563 personas mexicanas y extranjeras durante su ingreso, tránsito y salida de territorio nacional.
Actualmente trabajan 22 brigadas ubicadas de manera estratégica en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Chiapas y Oaxaca, especializados en dar orientación, rescate y primeros auxilios.
El agente Martín Demetrio Rojas Márquez, de los Beta en Oaxaca, cuenta el apoyo brindado a dos guatemaltecos atacados a machetazos por delincuentes en la zona del Istmo de Tehuantepec, y otro herido en un punto distinto, así que fueron a buscarlo. “Tenía lesiones profundas en los talones, en la cabeza y en la espalda”, señala.
Por otro lado, los crímenes contra migrantes se han vuelto muy comunes en México. Una de las víctimas del 2022 es el nicaragüense, Carlos Antón Catín, de 34 años, quien el pasado 5 de noviembre fue asesinado de un balazo en la cabeza y luego quemado en Chahuites, Oaxaca.
Su sueño era llegar a Estados Unidos para darles mejor vida a sus hijos, una niña de 12 años y un niño de 10.
En Chahuites vendía pan y café para reunir dinero y así seguir su viaje; un día salió a vender, pero ya no regresó. Su cadáver fue hallado en el paraje “Paso carreta”, en jurisdicción de ese poblado istmeño.
