Tlacotepec en medio de la devastación y el temor
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Tlacotepec en medio de la devastación y el temor

Claman ayuda los vecinos de este lugar, asimismo, piden al gobierno que les construyan sus viviendas con materiales resistentes


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Esa comunidad zapoteca se ha convertido en una zona inhabitable, debido a que el 60 por ciento de sus viviendas hechas de adobe, teja y lámina se vinieron abajo con el paso de los temblores de 8.2 y 7.1 así como las más de cuatro mil réplicas.
Sus habitantes han tenido que refugiarse en el campo deportivo, por ser un sitio que no tiene en sus alrededores cables conductores de energía y casas que se puedan venir abajo y pongan en peligro su integridad física.

Luis Guerra Gallegos, habitante de esa comunidad, narró que desde el temblor del 7 de septiembre no han podido recuperarse y muchos lo han perdido todo.

“Muchas de las casas que se vinieron abajo tenían más de 80 años en pie y no soportaron la fuerza con la que se movió la tierra y hoy están reducidos a cenizas”, explicó.

Como si hubieran lanzado una bomba atómica en esa comunidad ubicada a diez kilómetros de Ciudad Ixtepec, así se encuentra Magdalena Tlacotepec en donde sus hombres se dedican a la actividad agrícola y sus mujeres a las labores del hogar o al comercio.

El temor sigue siendo un enemigo a vencer de muchos de los habitantes, pues aseguran que no saben en qué momento se pueda venir otro temblor que sepulte todo su patrimonio.

Más de la mitad de la población abandonó ese municipio ante el temor que prevalecía y el resto se quedó a residir a las afueras de esa comunidad.

La necesidad creció por la falta de alimentos para satisfacer la necesidad de poco más de 3 mil habitantes, quienes habían perdido su patrimonio.

María de Jesús, otra de las afectadas, también pidió a los gobiernos que los apoyen en las necesidades que apremia a su pueblo y que hasta el momento los tiene en el abandono.

De hecho, solicitan alimentos y agua, así como lonas para poderse cubrir de las inclemencias del tiempo que ha azotado en los últimos días.

“La necesidad es para nuestros hijos, no pueden estar viviendo bajo el agua porque pueden enfermar y eso sería otro de los temores que tenemos”, finalizó.

Las pérdidas económicas van en aumento en donde algunos vehículos quedaron reducidos a cenizas.
Su patrimonio de muchos años se redujo a cenizas, así lo afirmó Juan Carlos otro de los afectados al dar a conocer el panorama en que se encuentra su comunidad.

Hasta el momento, desconocen cuándo llegará la ayuda humanitaria, o la maquinaria para poder demoler las casas que aún representan un peligro para los pobladores.

El mercado municipal y el palacio permanecen con algunas cuarteaduras que los ha dejado marcados de por vida, tras el paso del temblor.

Las calles deshabitadas y sólo se puede apreciar a algunas familias buscando algunos objetos de valor y otros más refugiándose de las réplicas que se han sentido.

De acuerdo con Protección Civil en su último informe contabilizó 4 mil 365 réplicas a consecuencia del sismo de 8.2 que se registró el pasado 7 de septiembre.

Tan sólo el personal de la Secretaría de la Defensa Nacional han sido los que han acudido al auxilio de los pobladores de Tlacotepec para colocarles lonas y cubrirlos así de las inclemencias del tiempo.

Asimismo, indicaron que funcionarios de Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) acudieron a censar las casas que fueron afectadas por el sismo y que esperan ahora que les cumplan.

“Queremos que nos construyan nuestras casas tal y como estaban, no queremos viviendas de poca durabilidad y resistencia, porque esto puede provocar que otro temblor se venga abajo”, explican los habitantes.

Asimismo, algunas viviendas hechas de material resistente se agrietaron y otras más se vinieron abajo a consecuencia del movimiento telúrico.

La casa de salud de esa comunidad también resintió los embates de la naturaleza, y hasta el momento no hay dónde canalizar a las personas que requieren de atención médica.

Algunas escuelas también presentaron daños estructurales y requieren ser demolidas para no exponer a los niños, al momento de regresar a clases.

Si bien hasta el momento se mantiene la suspensión de clases en el Istmo en tanto se dé un diagnóstico del estado en que se encuentran.

Muchos de los campesinos de ese municipio, tuvieron que suspender sus actividades, sin embargo, afirman que es su fuente de empleo que ellos requieren para poder sobrevivir.

Don José es un hombre de campo que ha vivido por más de 70 años y narró que nunca había sentido tanto miedo como el que hoy sufre por la madre naturaleza.

“He sido hombre de campo, pero nunca se registró un sismo grande que nos afectó a todos los que vivimos en Tlacotepec”, señaló.

El hombre de sombrero y con machete en mano, dijo que ha estado apoyando a sus paisanos e hijos para cubrirlos de la lluvia.


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