Después del sismo, los apoyos se acabaron y el dinero escasea en Juchitán
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Después del sismo, los apoyos se acabaron y el dinero escasea en Juchitán

Después de casi un año de la tragedia la reconstrucción avanza pero a paso muy lento; Juchitán, uno de los municipios más afectados, mantiene un rezago de 26%


“¡Noooooo! Ni a donde comenzó esto”, dice don Rubén Cruz, un hombre de 53 años de edad que muestra la obra negra que es su casa en Unión Hidalgo. A días de que se cumpla el primer año desde que ocurrió en Oaxaca el peor sismo en los últimos 100 años, ha visto cómo su esfuerzo debió superar la crisis del desastre, la etapa de emergencia, los planes del gobierno, la entrega de recursos, su insuficiencia, la petición del presidente Enrique Peña Nieto para que los pobladores armaran una “vaquita” y lograran mejores resultados en la reconstrucción.

Cuando se pasa del discurso oficial –para el que la reconstrucción está en la última etapa- a la voz de los pobladores se presentan los testimonios del Istmo de Tehuantepec, las experiencias que durante un año han luchado por recuperar el patrimonio perdido entre escombros, ausencias y una cotidianeidad desorganizada.

Don Raúl se refiere al alcance que tuvieron los 120 mil pesos que entregó el gobierno como apoyo para la reconstrucción total de una vivienda. Una mentira parcial. Frente a su casa el gobernador Alejandro Murat inauguró una de las casas que recibió apoyo de una asociación civil para estar de pie al 100 por ciento, que es apenas el 20 por ciento o menos de lo que se perdió. Una casa de unos 50 metros cuadrados que suple a la que el peor sismo derribó.

“Ni a donde comenzó esto, nada más los albañiles nos cobraron 120 mil pesos para hacer el trabajo de la planta baja”, nos cuenta. Ahora, trabajan en el segundo piso, donde apenas se ha colocado la mitad de un muro y unos cuantos castillos. A los trabajadores, que son de Veracruz, además los tuvo que ayudar con la madera para la construcción, “porque lo único que traen es su herramienta”.

Por si el dinero hubiera sido insuficiente, el campo los abandonó y mucho antes de que ocurriera el sismo. Desde hace por lo menos tres años, el sorgo y ajonjolí que siembran se ha dado muy poco y no les ha permitido ni recuperar el costo de la inversión. En el último tramo de 2017 llovió muy poco y este año el agua también ha escaseado. Como resultado tienen apenas seis toneladas.

La casa que fue “pérdida total” está aún de pie, a sus espaldas. “No dejamos que lo tiraran porque si no ¿dónde vivimos?”.
-¿Hasta dónde van a reconstruir?
-Hasta donde podamos, hasta donde nos alcance.

Todavía tengo miedo

Doña Nicolasa López Vicente tiene 81 años y se dedica a vender dulces tradicionales en el mercado de Unión Hidalgo, en el que está colocado sobre las vías del tren, no en el recientemente reconstruido por la fundación Carlos Slim. Sentada frente a su casa, también en obra negra, observa trabajar a los albañiles. Cómo mezclan el cemento y la arena con que pegarán los ladrillos que espera que esta vez duren más tiempo de pie que los que tenía la casa que le heredó su abuelito.

Mientras avanza la construcción, se refugia en el albergue temporal que le obsequiaron unos ingenieros que vinieron a trabajar a la región. Son dos habitaciones de madera en las que ha guardado su cama, su ropa y algunos aparatos eléctricos. ¿Cómo se siente un año después del sismo?

-Me da miedo todavía, anoche tembló, pero poco, sigue temblando.
-¿Aún tiene algo de los 120 mil pesos que le dio el gobierno?
-No, ya no. Ya se acabó.

 

Punto medio

A sus 20 años Alonso López Enríquez conoce bien las razones por las que el dinero se acabó tan pronto y, a diferencia de muchos otros pobladores que se vieron perjudicados, tiene sentimientos encontrados. Por una parte el encarecimiento de precios hizo que las casas fueran o más pequeñas o estén incompletas; por otra parte, la fuerte demanda de trabajo para los albañiles reactivó el oficio que estaba prácticamente en coma antes del sismo.

Para comprar materiales han sido tiempos difíciles. “La malla ciclónica, el rollo, empezó en 700 pesos, a la semana compré otro pedazo y me salió en mil 100, con la vecina después estaba en mil 535, al final de mes estaba en 2 mil y cacho, ahorita ya bajó un poco”, nos cuenta,
Para el trabajo ha sido una buena temporada. “Sí, hasta el momento, antes del temblor en albañilería, fontanería, para el herrero no había trabajo, con esto ya, se levantó, dos tres meses después del temblor empezó a haber trabajo.

“Ahorita el maestro albañil está ganando 350 o 400 pesos, el más caro 500, subieron mucho, como chalán varía de 250, 300, 350 el día, antes eran 200 el día y tómalo si quieres”.

Gracias a esta buena temporada pudo levantar su casa con mayor celeridad. Trabajaba de 7 a 3 con una empresa foránea que participó en la reconstrucción y de 3 a 6 se apoyaba a los maestros que construyeron su casa, hoy una de las 205 que está concluida en Unión Hidalgo.

 

Ixtepec y Juchitán, con el menor avance

Juchitán de Zaragoza, Ciudad Ixtepec, San Pedro Tapanatepec y San Francisco del Mar son los municipios que menor avance en la reconstrucción de viviendas han logrado tras el sismo del pasado 7 de septiembre que azotó el Istmo de Tehuantepec, donde una de cada cuatro casas destruidas totalmente tienen un avance menor al 25%.

En el Istmo de Tehuantepec 12 municipios concentran 21 mil 486 viviendas reportadas con daño total, el 79.72 por ciento de las 26 mil 949 reportadas ante Sedatu. En estos 12 municipios, 5 mil 499 obras aún se encuentran inhabitables ante el prácticamente nulo avance.

La lista de mayor número de casas destruidas con menor avance la encabeza Juchitán de Zaragoza, donde 2 mil 008 casas, 26.86 por ciento, cuenta con un avance menor al 25 por ciento. De las 7 mil 474 registradas por la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu) con daño total, mil 41 se encuentran en avance cero y 967 con 25%. En este municipio se han concluido mil 773 casas, el 23.72 por ciento.

Con menor porcentaje de avance en reconstrucción se encuentra Ciudad Ixtepec, donde 31.42 por ciento de las 2 mil 415 viviendas destruidas tienen un avance menor al 25 por ciento; en esta condición se encuentra el 30.76 por ciento de las viviendas dañadas en Santo Domingo Zanatepec, un total de 533.

Asimismo, 216 de las 789 viviendas dañadas en San Francisco del Mar, es decir, 27.36 por ciento. El cuarto municipio con menor porcentaje de avance es Juchitán de Zaragoza.

En Asunción Ixtaltepec fueron dañadas mil 623 casas, de las cuales 432, 26.61 por ciento tienen un avance menor al 25 por ciento; en Unión Hidalgo, 471 casas de las mil 882 con daño total presentan este mismo grado de avance. En Santo Domingo Tehuantepec, 20.57 por ciento de las viviendas afectadas cuentan con un progreso bajo en su reconstrucción.

 

Viviendas concluidas

El municipio que mayor porcentaje de casas concluidas presenta es Juchitán, con el 23.72 por ciento de las registradas como pérdida total; le sigue Ixtaltepec, con 14.91 por ciento; San Pedro Tapanatepec; 12.82 por ciento; San Juan Guichicovi, 12.74 por ciento; Unión Hidalgo, 10.89 por ciento; Ciudad Ixtepec, 9.10 por ciento.

Santo Domingo Petapa es el municipio que menor porcentaje de viviendas ha concluido, con 2.55 por ciento; Reforma de Pineda, 6.06 por ciento; San Francisco del Mar, 6.59 por ciento; San Mateo del Mar, 8.23 por ciento; Santo Domingo Tehuantepec, 7.11 por ciento.
Por número de casas en Juchitán se han terminado de reconstruir mil 773; en Ixtaltepec, 242; en Ciudad Ixtepec, 220; en Unión Hidalgo, 205.

En Santo Domingo Petapa solo se han concluido 20; en Santo Domingo Zanatepec, 35; en Reforma de Pineda, 39; en San Francisco del Mar, 52; En San Pedro Zanatepec, 65; en San Mateo del Mar, 67; en San Juan Guichicovi, 72; en San Francisco Ixhuatán, 92.

 

Un año sin ingresos

 

Josefina Valdivieso tiene 71 años y en el sismo le quitó su principal fuente de ingresos, su horno para hacer totopos y tortillas. Perdió también su casa que con el apoyo del gobierno ha logrado reconstruir parcialmente. Hace un par de semanas recibió el primer apoyo directo para su actividad, 3 mil pesos a través de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). El horno y la cocina, sin embargo, costarán más.

“Mi horno se cayó, en la Quinta Sección, no estamos haciendo nada porque no tenemos para poner mi horno, se nos cayó la casa”, asegura.

-¿Con los tres mil pesos que recibió puede levantar su horno?
-Todavía vamos a ver, voy a poner mi cocina, esos tres mil pesos no van a alcanzar, un horno vale mil pesos y yo voy a comprar ladrillo, cemento, arena para hacer las hornillas, el horno. Tres mil pesos no va a alcanzar, los más pobres lo perdimos todo, quedamos debajo de la lona.
Aunque desde los 40 años se dedica a hacer tortillas para mantener a sus nueve hijos, en esta ocasión ellos se volvieron su sostén.
“Tuve nueve hijos, los mantuve de hacer tortillas desde hace 40 años, tres viajes doy un viaje al mercado para ir a vender mis tortillas, regreso y ya está mi comida en la mesa”, expresó.


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