Evita la molestia de tu gato
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Evita la molestia de tu gato

Para que nuestras mascotas sean felices necesitamos entenderlas mejor, conocer qué necesitan, y también qué les gusta


Evita la molestia de tu gato | El Imparcial de Oaxaca
Algunas veces, todo lo que queremos es coger a nuestros gatos en brazos, pero no siempre esta resulta una buena idea

Nuestros gatos están estresados. Y uno de los motivos es, sencillamente, que les pedimos demasiado. No es extraño que enfermedades como las dermatitis felinas, cistitis o problemas renales resultan cada vez más frecuentes en nuestros gatos caseros; y todos estos problemas están, normalmente, relacionados con el estrés.

Pero podemos ponerle remedio y hacer, claro que sí, felices a nuestros gatos. Aunque, para empezar, necesitamos entenderlos mejor, conocer qué necesitan, y también qué les gusta. Y todo lo contrario: reconocer aquellas cosas que nuestro gato preferiría que dejáramos de hacer. Por lo que es necesario hacer estos sencillos cambios

No le acaricies la tripa

Si vivimos con un gato o una gatita, puede que esta escena nos resulte familiar: llegamos a casa y nuestro querido felino nos recibe, primero, con unos restregones de su cuerpo contra las piernas. Después, se tira al suelo, hace la croqueta peluda (¡uno de mis gestos gatunos preferidos!) y se queda tumbado boca arriba, dejándonos su irresistible tripa al descubierto.

Pensémoslo de este modo: la tripa es una de las partes más vulnerables de nuestros gatos y nunca se la mostrarían a alguien del que desconfían porque, literalmente, estarían poniendo su vida en peligro. De hecho, la ciencia nos dice que el vientre es una de las partes más sensibles de los felinos; y también una de las zonas de su cuerpo que, normalmente, menos les gusta que les acariciemos. No a todos, porque siempre hay excepciones: pero sí a la inmensa mayoría.

No lo cargues, a menos que él lo pida

Algunas veces, todo lo que queremos es coger a nuestros gatos en brazos, aunque sea un poco. ¡Son tan suaves y adorables! Pero no siempre esta resulta una buena idea.

De hecho, hay modos mucho más amables de interactuar con nuestros felinos, siguiendo lo que aprendemos por la ciencia, y “la buena etiqueta gatuna”: sabemos por los estudios que cuando dejamos que nuestros gatos tomen la iniciativa, las interacciones suelen resultar más interesantes, más largas y mucho más agradables para todos. Y conseguirás, por ejemplo, que tu gato te lama: una señal de todo el amor que te tiene.

Hay más: la mayoría de los gatos prefieren mantener sus cuatro patas en contacto con el suelo. Por eso, cuando los cogemos en brazos, muchos empiezan a agitarse, contonearse y a ponerse tensos: es la señal inequívoca de que quieren que los bajes.

La “guerra de miradas” con tu gato no es divertida

Puede que mirar fijamente a los ojos de nuestros gatos nos parezca un gesto inofensivo, incluso divertido; pero tu felino no está tan de acuerdo. Para los gatos, mirarse fijamente a los ojos constituye una señal de desafío o de alerta; incluso, el inicio de una pelea: todo lo contrario a un gesto cariñoso o amable. De hecho, muchos gatos pueden sentirse intimidados e incómodos.

No solo se trata de algo desagradable, sino que puede rozar el abuso. Además, los gatos no entienden el castigo. Así de sencillo.

Esto implica que los gatos no poseen un lenguaje social tan desarrollado como nosotros. Y también, entre otras cuestiones, que no entienden el castigo. Es más: cuando castigamos o gritamos a nuestros queridos gatos, lo más probable es que acaben por cogernos miedo, y podemos destrozar de forma permanente la relación que tenemos con nuestros amigos gatunos.

Si hay un comportamiento que no comprendes, que quieres entender mejor o, incluso, que te preocupa o te gustaría cambiar de tu gato, el consejo es recurrir a las consultas de comportamiento felino con un experto acreditado. Porque los gatos sí aprenden, pero necesitan que les enseñemos a su gatuna manera.