El vestido vintage que todas llevarán este verano
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El vestido vintage que todas llevarán este verano


El vestido vintage que todas llevarán este verano | El Imparcial de Oaxaca

Si Jack no hubiera muerto ahogado, probablemente él y Rose hubieran continuado juntos. Ella lo hubiera dejado todo. Debido a que ninguno de los dos tenía un trabajo estable, habrían tenido que buscar uno — o dos— para mudarse a vivir juntos. Quizá habrían tenido hijos, probablemente no estarían de acuerdo en la manera de educarlos; a Rose le habría cansado la inestabilidad de él y él se acabaría fastidiando de los moldes morales de su amada. A la larga —quizá sólo pocos años después— su relación se hubiera convertido en un verdadero infierno.

Es posible imaginar un escenario similar cuando vemos Revolutionary Road, la segunda cinta que protagonizan Leonardo DiCaprio y Kate Winslet como pareja estelar. Aunque no tengan un nexo real entre ambos —son otros directores, otros años y otro argumento— no cuesta demasiado esfuerzo imaginar que éste podría ser el retrato posterior al idílico amor que vimos en Titanic. Ya cuando toda la magia del amor y el primer encuentro terminaron y, ahora sí, se conoce al otro en toda su plenitud.

En esta cinta vemos a Winslet representando a April, una joven actriz bella y talentosa que tiene absolutamente todo para triunfar, salvo su enfermiza relación con su esposo.

Como mujer de los suburbios, la vemos usando vestidos entallados a la cintura, con caída en A y diseños floreados. Esta película nos recuerda la manera de vestir de mediados del siglo pasado.

Con diseños que van desde las flores, puntos, líneas y hasta lisos, estos vestidos te ayudan a mantener una hermosa silueta. La ligereza de sus textiles y la libre caída de la falda en A además de hacer más alto tu cuello por su corte en V, ciñe tu cintura y acentúa ligeramente tus curvas.

Algunos de ellos llevan una cinta o un discreto cinturón, otros son de botones o la mezcla de ambos. También hay una amplia diferencia entre la altura; algunos llegan hasta los tobillos y otros apenas rebasan las rodillas.

La historia de esta singular prenda es curiosa; según lo explica El País, el boom de este tipo de vestidos se debió a que en 1949 ocurrió la limitación de suministros por la crisis ocurrida tras la Segunda Guerra Mundial. La política de austeridad de Londres llevó a tomar decisiones que involucraban hasta el modo de vestir, así que pidieron que la ropa se hiciera más sencilla.

«Hasta la Cámara de Comercio británica pidió a la Sociedad de Diseñadores de moda de Londres su colaboración para crear una línea utilitaria a fin de convencer a las mujeres de que la austeridad podía ser chic». Explicó el medio.

Estas mujeres estaban encantadas con la silueta new look, misma que comenzó a cautivar a todas las mujeres quienes querían acentuar lo fino de sus cintura y sus curvas. Fue Laura Ashley, una diseñadora británica, quien dio a estos vestidos otro significado.

Como su nombre lo dice, estos vestidos estaban destinados a la “hora del te” de las amas de casa. Era el momento en que distintas esposas y madres se reunían y, de manera cómoda pero formal, compartían sus últimas noticias personales mientras bebían té.

Quizá lo más maravilloso de esta prenda es que no tienes que perder el tiempo pensando con qué vas a combinarla. Además, queda con cualquier tipo de calzado; desde sandalias, hasta tenis o tacones.

Por otro lado, esta prenda no deja de recordarnos los vestidos que solían usar nuestras abuelas en un tiempo donde todo parecía ser mucho más colorido. La simpleza de esta pieza la hace mucho más elegante y sofisticada puesto que sus estampados, la ligereza de sus textiles y la comodidad que implica su forma son, sin duda, buenos motivos para que regresen a nuestros armarios.