Espiritualidad y gratitud, elementos para criar hijos felices
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Espiritualidad y gratitud, elementos para criar hijos felices

Las personas agradecidas reportaron mejor salud física, menos depresión, menos dolores y molestias físicas, mayor autoestima, mayor felicidad y empatía.


Espiritualidad y gratitud, elementos para criar hijos felices | El Imparcial de Oaxaca

Interesantemente, una historia familiar de espiritualidad de hecho cambia la constitución física del cerebro. Un estudio publicado por la Universidad de Columbia en el 2014 demostró que las personas con una historia de espiritualidad, práctica religiosa o meditación regular eran menos propensas a sufrir depresión, incluso aquellas personas que tenían una predisposición para esta condición. La razón de esto es que con el paso de las generaciones, la práctica religiosa y espiritual engrosó la corteza cerebral, la cual protege contra la depresión.

Las personas agradecidas reportaron mejor salud física, menos depresión, menos dolores y molestias físicas, mayor autoestima, mayor felicidad y empatía, mejores patrones de sueño, menor presión sanguínea, sistemas inmunológicos más fuertes y una mayor resistencia emocional.

Los estudios demuestran que la gratitud realmente cambia el cerebro. De hecho, quienes son agradecidos tienen una mayor probabilidad de ser agradecidos en el futuro. Cuanto más utilizamos el músculo de la gratitud, más fuerte se vuelve. La gratitud se graba en nuestro cerebro, convirtiéndose en una actitud mental y una forma de vida.

La gratitud actúa como un antidepresivo natural, aumenta la producción de dopamina y serotonina en el cerebro. Se convierte en un estimulador de felicidad, liberando los químicos que nos hacen felices. Al activar las áreas del cerebro asociadas con la recompensa social y la conexión, la gratitud nos acerca a los demás.

La gratitud también activa las regiones que controlan la rectitud, la moral, los juicios de valor, las decisiones económicas y la percepción de uno mismo. La sensación de satisfacción y sentido en la vida tiene su raíz en la gratitud.

De hecho, ser agradecido es tan importante que se considera un pilar fundamental para criar niños sanos y felices.

1. Muestra sinceridad y alegría

Nuestros hijos absorben cada una de nuestras acciones y palabras. Ellos cuentan con una maravillosa percepción que les permite entender las intenciones detrás de nuestros actos. Mostrar verdadera gratitud y felicidad no sólo mejora nuestra conexión espiritual y cultiva nuestra salud emocional y física, sino que también deja una marca indeleble en nuestros hijos.

2. Que reine una actitud de gratitud.

Cuando no sólo nos enfocamos en lo bueno, sino que también lo reconocemos en cada aspecto de nuestra vida, les transmitimos a nuestros hijos un mensaje importante: siempre tenemos algo por lo que estar agradecidos.

Rodea a tus hijos con la actitud de gratitud y observa la alegría fluir en tu hogar. Léeles libros sobre niños y adultos que son agradecidos. Dales pequeñas hojas para que escriban mensajes de agradecimiento a sus hermanos, padres, maestros y amigos. La actitud de gratitud debe estar presente en cada aspecto de nuestra vida.

3. Escríbelo.

Escribir es un acto poderoso que nos ayuda a solidificar nuestros pensamientos, y a veces nos permite descubrir ideas que ni siquiera sabíamos que teníamos hasta haberlas plasmado sobre el papel. Se ha corroborado que llevar un diario de gratitud mejora considerablemente la salud física y el optimismo, incluso ayuda a la persona a lograr objetivos. Alienta a tus hijos a registrar cada mañana y cada noche 3-5 cosas por las que están agradecidos.


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