El escritorio de Maria Hortensia: “El cuerpo humano”
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Columna

El escritorio de Maria Hortensia: “El cuerpo humano”

Salud y vida dependen de una correcta alimentación


El escritorio de Maria Hortensia: “El cuerpo humano” | El Imparcial de Oaxaca
Dibujo del cuerpo humano realizado por Leonardo Da Vinci

APRECIABLES LECTORES: reciban saludos afectuosos. Tomaré nuevamente el tema tan importante que es nuestro maravilloso cuerpo.

“El cuerpo humano”

Es como una delicada maquinaria que necesita combustibles y lubricantes. Cuando éstos no se suministran con regularidad, en las cantidades y calidades adecuadas, el cuerpo no funciona bien o se descompone fácilmente.

Los combustibles y lubricantes del cuerpo humano son: el aire, el agua y los alimentos. Morimos si dejamos de respirar ocho o diez minutos; morimos si dejamos de beber agua dos o tres días. Morimos en dos o tres meses si dejamos de comer, en fin, si la comida es inadecuada o insuficiente nos enfermamos o morimos antes de tiempo. Salud y vida dependen de una correcta alimentación.

¿Por qué comemos? Comer es acto central en nuestras vidas, acto que repetimos día tras día, sin fatigarnos. Hombres y mujeres -como todos los seres vivientes-  necesitan obtener del exterior de su organismo una serie de sustancias vitales que el cuerpo es incapaz de producir por sí mismo en las cantidades requeridas. Estas sustancias se llaman “nutrimientos” y de ellas se obtienen:

1.- La Energía que necesitamos para movernos, para respirar y pensar, para caminar, ver y escribir, en fin, para realizar todas nuestras actividades.

2.- Las proteínas, que son materias primas que sirven para reparar tejidos que el uso va gastando, para formar nuevos tejidos durante el crecimiento, para formar los músculos ,la piel, el pelo, las uñas, las hormonas.

3.- Los minerales y otros compuestos químicos, como las vitaminas y a algunos ácidos que se requieren en minúsculas cantidades y que sirven para controlar funciones como el crecimiento , los latidos del corazón, la respiración, el desarrollo de anticuerpos y de glóbulos rojos.

Comeríamos aunque no supiéramos para qué necesitamos los nutrimientos. Comiendo se acalla esa molesta sensación llamada hambre; gracias a ella sabemos que nuestro cuerpo necesita alimentarse, mientras que la llamada sed nos permite tomar agua e hidratarnos, lo ideal es tomar dos litros de agua pura durante el día.

Comemos para disfrutar sensaciones agradables, los alimentos proporcionan estímulos a los sentidos, no sólo al gusto y al olfato sino también a la vista, al tacto y hasta el oído. Esta satisfacción de los sentidos es fundamental para el recién nacido. Una vez que respira, su primer contacto con el mundo es la alimentación.

Lamentablemente he observado que muchas familias comen por comer, sin siquiera ver sus platillos, sin saborearlos, sin disfrutar su aroma y convivir con quienes los rodean por estar inmiscuidos en sus celulares.

Las costumbres y los gustos influyen en el apetito: la influencia puede ser positiva pero también negativa como cuando se come por nervios o influido por la publicidad de la televisión. Comer es un acto colectivo, es grandioso hacerlo en compañía, la hora de la comida es de reunión para platicar, discutir problemas o festejar triunfos. La vida en sociedad establece costumbres para comer. Por ello los horarios difieren de una región a otra. Hay quienes comen dos veces al día, otros comen tres veces diarias.

La comida fuerte puede ser el almuerzo o la cena. No debemos de extrañarnos de tener hambre a deshoras, los horarios son convenciones, pero no son reglas que deban cumplirse ciegamente. Los niños pequeños apenas están aprendiendo los horarios, los rompen con facilidad. No hay que forzarlos, pero sí estar al pendiente para evitar el consumo de alimentos chatarra. Decía un personaje: “El cuerpo humano es la mejor máquina que jamás se ha fabricado”. ¡Feliz semana! Licenciada María Hortensia Lira Vásquez. Celular 951 21 14 138.


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