El escritorio de María Hortensia: La vejez es la antesala de lo inevitable
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El escritorio de María Hortensia: La vejez es la antesala de lo inevitable

“De nosotros depende que no sea tan duro, difícil y doloroso.”


El escritorio de María Hortensia: La vejez es la antesala de lo inevitable | El Imparcial de Oaxaca
Foto: ilustrativa

Espero estén bien en todos los sentidos, disfrutando, entre tantas cosas, de nuestra majestuosa Guelaguetza, bellísima y espectacular, única en nuestro país y en el mundo. Debemos sentirnos muy orgullosos y felices de poder compartir un legado de 90 años de existencia ante tantos paisanos y extranjeros.

 

Fase postrera

Escuché que la vejez es la más dura de las dictaduras, la grave ceremonia de la clausura de lo que fue la juventud alguna vez. La vejez es la antesala de lo inevitable, el ultimo camino transitable, ante la duda de cuándo, dónde y cómo será nuestro final. De nosotros depende que no sea tan duro, difícil y doloroso.

Por si logramos tener una larga vida, lo cual es una bendición, creo que debiéramos prepararnos para la última etapa. Para muchos es triste y deprimente, para los pocos que llegan a edades avanzadas con un espíritu joven, es diferente y sería lo ideal. La vejez está en nuestra mente más que en nuestro cuerpo. Creo que estarán de acuerdo que hay personas que son viejas toda su vida, por el contrario encontramos viejos jóvenes que siguen interesándose y participando activamente en este juego de la vida.

Naturalmente que debemos aceptar nuestra madurez y posteriormente nuestra vejez con dignidad, sin embargo, el mantenernos activos nos ayudará enormemente a sentirnos jóvenes , útiles, siguiendo nuestros sueños y disfrutando de la vida.

Viejos son los que siempre son espectadores, los apáticos y los encerrados en sí mismos. Viejos de corazón los que no quieren o ya se olvidaron de amar y solo piensan en sus problemas y achaques. Debemos prepararnos para esta última etapa que puede ser fructífera y feliz si cuidamos nuestra salud manteniéndonos en movimiento y conservando nuestra actitud mental positiva. Debemos seguir siendo “causa”  es decir teniendo ideas y decisiones propias y principalmente usando y compartiendo nuestra experiencia para aconsejar a quien nos lo pida.

Si actualmente vivimos con una persona de edad avanzada, démosle unos minutos de nuestro tiempo y hagámosle recordar su juventud, pero sobre todo démosle la oportunidad de participar, de hacer algo útil por insignificante que esto sea, es muy gratificante para ambos.

Muchos son crueles con los ancianos, pero debemos recordar aquel dicho tan mexicano que dice: “Arrieros somos y en el camino andamos” y quizá pongamos algo de nuestra parte para dar a nuestros ancianos una vida digna y decorosa, no haciéndolas sentir un estorbo o un “ser invisible” y evitarles problemas.

Practiquemos la caridad que no es más que un sincero amor al prójimo. Recordemos a algunos grandes viejos de la Edad Media, los tres Pablos: Cassals, Picaso y Neruda, y no sólo ellos, recordemos también a Churchill y Einstein. Todos se mantuvieron activos, todos participaban y ayudaban, todos creaban y amaban. Como dice Eric Erikson, la senectud puede ser una etapa de desesperación o bien de integración total, cuando sentimos que nuestra vida ha sido vivida plenamente. Que tengan una feliz y bendecida semana. Licenciada María Hortensia Lira Vásquez, Celular 951 21 14 138.


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