Los árboles de Oaxaca
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Los árboles de Oaxaca

El pasado mes de junio fui invitado al Museo de los Pintores Oaxaqueños (Mupo) para dar una conferencia sobre los árboles de Oaxaca.


Los árboles de Oaxaca | El Imparcial de Oaxaca

El motivo era obvio: la pérdida de un árbol que fue emblemático para la ciudad. Empecé mi conferencia diciendo que el nombre de la ciudad de Oaxaca proviene del árbol “El Huaje” (Huaxyacac) en el extremo de los Huajes; el nombre en zapoteco es Luú Laá, en el extremo del Yaaga-Laja, así que históricamente entendemos que el bosque de Huajes se ubicaba en el extremo del “llaca”, el “Daninayaaloani”, el cerro de la Bella Vista, cerro mágico y ceremonial de la cultura precolombina. Hoy, Cerro del Fortín de Zaragoza.

Expliqué que fue a partir del 14 de septiembre de 1526, año en el que se inició en la Segura de la Frontera la construcción de la Villa de Antequera; 5 años después de la primera misa usando para ello la madera talada de los árboles más cercanos, ya fuera para las techumbres de tejamanil, y largas vigas, o la hechura de corrales, así como las tan necesarias monturas, los yugos y su barzón, los carromatos, pero, sobre todo, la leña para cocinar, por lo que fue una deforestación de cuatro siglos en todo el valle y sus alrededores. La depredación fue pareja en los cerros que protegían la ciudad y en cada uno de ellos se caracterizaba por su vegetación, así tenemos que el cerro de:

Monte Albán: Tenía por miles el “Cazahuate”. El campesino lo conoce como el “pájaro bobo” por su flor blanca. Este árbol que existía en grandes proporciones fue literalmente arrasado.

El cerro de la Soledad: Tenía un bosque de Huajes. Un bosque primitivo, de la especie endémica del Yaaga-Laja en zapoteco.

En el cerro de San Antonio de la Cal: El monte era bajo y tenía en exceso el Huizache, así también fue San Felipe de la Atarjea quien nos dio el Encino, de donde sacaban las largas vigas y morillos, ya cortadas y labradas las bajaban por la ex hacienda de la Santísima Trinidad, ubicada a la entrada de la ciudad, misma que por la gran cantidad de vigas que en el lugar apilaban para su venta se le llamó “de la Viguería”… para quedar como de “Viguera” hoy agencia de la ciudad y que aun en 1900 pertenecía al Municipio de San Pablo, Etla.

Luego en el siglo XIX el combustible cambió y el nuevo elemento fue el carbón vegetal que siguió porque el encino lo quemaban en el cerro de San Felipe y lo bajaban hecho carbón, para ser transportado en grandes recuas de burros. Fue tanta la demanda de este carbón vegetal que en cada esquina de la ciudad existía una carbonería, lo que resultó ser una muestra de lo que NO debe hacerse, ya que para el siglo XX en sus albores el valle de Oaxaca estaba totalmente arrasado: un ejemplo es la primera foto aérea tomada en 1922.

Para esa fecha la temperatura de Oaxaca ya registraba una elevación de 2º, (dos grados) algo muy notable debido a la desmedida tala de árboles, que en esta foto se puede apreciar.

En esos años el profesor Casiano Conzatti publicó una monografía del Árbol del Tule, que salió a la luz pública el 21 de marzo de 1921, donde refiere las condiciones de deforestación que se vivían en los Valles Centrales y hace saber el sabio botánico un estudio de los tres árboles de la población de Santa María del Tule: El gigante, el hijo y el nieto existente, este último al fondo del atrio.

El libro despertó tanto interés entre los oaxaqueños que se formó un comité para reforestar el Cerro del Fortín, mismo que se constituyó el 19 de mayo de 1939. También en su libro mencionaba sobre la necesaria reforestación de sus alrededores.

En 1943, este comité dio cuenta de sus avances al publicar un opúsculo e informando a través del presidente del comité en esos años, el profesor Luis Sarmiento Jiménez de sus resultados.

Mencioné los árboles notables que se extinguieron (tomado de los árboles históricos del valle de Tlacolula del doctor Jaime Larumbe), quien nos dice que estuvieron en donde hoy es el panteón de Tlacolula desde hace más de 2 mil años; estos son los ahuehuetes (árbol viejo de agua).

El Sabino “Gibvo”, al que le da una edad de 1431 años (edad calculada).

El Sabino “Bitopaa”, con una edad aproximada de 2681 años (edad calculada).

El Sabino “Macuilxochitl”, con una edad de 3821 años (edad calculada).

El Sabino “Ozomatle”, con una edad de 2821 años (edad calculada).

En la ciudad de Oaxaca, en la estación del Ferrocarril Mexicano del Sur hubo tres sabinos; de ellos, el que aún queda es el llamado Moctezuma Ilhuicamina, en recuerdo de este emperador por su incursión en Luú- Laá en el año de 1458 en el que rindió y sujetó al rey de Teotzapotlán; Zaachila Tercero, al Imperio Mexica.

Otro árbol fue la higuera a la orilla del río de Jalatlaco, sembrada en diciembre de 1812, por Félix Ma. Fernández (Guadalupe Victoria). El árbol que por dos siglos estuvo entre tres barrios, “Los alzados”, “Los Orros” y “Jalatlaco”, resulta que este gigante en el siglo XIX quedaba ubicado en la parte trasera del solar del Toronjo, casa habitación de la señora Petrona Mori y sus cinco hijos (uno de ellos era Porfirio Díaz, quien se bañaba en él y de ese árbol se tiraba al río de Jalatlaco).

Otro árbol desaparecido a finales del siglo XX fue la frondosa higuera que existió en Rancho Quemado, sembrada por el capitán Vicente Guerrero, en la colindancia de la ciudad con Santo Tomás Xochimilco y que el 19 de mayo de 1926 dejó de ser parte del pueblo de Xochimilco, ya que se convirtió por decreto en un Barrio más de la ciudad.

Los últimos que se perdieron por longevos, enfermedad, hongos, muérdago, estreches de sus raíces; sin embargo, lo peor que le puede pasar a un árbol es la decidía de la autoridad.

1.- El laurel de la esquina Norte del Llano, se cayó hace 10 años.

2.- El laurel de la Alameda por la calle de Antonio de León, se cayó hace 5 años.

3.- El laurel del Zócalo frente al portal de Flores, se cayó hace 2 años.

4.- El árbol seco de la Calzada madero, se cayó hace un año.

5.- La noticia más reciente fue la del Fresno del Llano sobre Av. Juárez, se cayó hace 2 meses y la caída fue registrada por los celulares.

6.- Hace unos días cayeron en diferentes puntos de la ciudad árboles emblemáticos; entre ellos, el laurel que le dio sombra a los conciertos por aproximadamente 30 años, con una edad de 80 años, ya que fue en 1946 que el gobernador Edmundo Sánchez Cano ordenó en el Zócalo una remodelación: Pisos de pasta “mosaicos”, bancas de granito con mascarones (hoy aún hay 8 en la Calzada Porfirio Díaz y faroles de los que aún queda uno en la quinta calle de García Vigil, contra esquina del Carmen Alto.

Algo importante es la siembra de árboles y quien trajo los laureles de la India, y es que existió en los albores del siglo XX, muy cerca de la estación del Ferrocarril Mexicano del Sur, un vivero, ubicado en lo que hoy sigue siendo el Barrio de Santa María del Marquesado, vivero o expendio de toda clase de plantas, llegadas a la ciudad de Oaxaca a partir del año de 1912, su propietario fue el señor Tiburcio Ramírez;  todas ellas llegaban procedentes de Inglaterra, Japón, Bélgica, Massachusetts, Ohio, Nebraska, Nueva Jersey, Filadelfia y Nueva York, en los Estados Unidos.

Su especialidad era la floricultura y de todo tipo de árboles y plantas, entre ellas el ficus, llamado laurel de la India, que por su fácil desarrollo y aclimatación se empezó a sembrar primeramente en el paseo Juárez y la Alameda de León, y al remodelarse, en 1946, el jardín de la Constitución (Zócalo) fue el árbol principal para sustituir los viejos fresnos que fueron sembrados en julio de 1868, por el gobierno de Félix Díaz, para que sustituyeran los fresnos que se sembraron cuando por su inauguración del 15 de septiembre de 1868 al jardín de la Constitución se le construyó una fuente, la de los platos que hoy está en la calzada Porfirio Díaz así que hoy después de 140 años que se sembraron los primeros árboles (fresnos) y se colocaron unas bancas muy pequeñas de cal y canto, que pronto desaparecieron.

Repito: fue en el mes de mayo que cayó por la tarde ese añoso e histórico árbol del Llano, un fresno, el que se dice plantó en 1812, Miguel Bravo, por lo que fue durante 210 años un árbol notable al que se le enredó una planta parásito llamada “Copa de Oro” por sus flores, la que lo envolvió por muchos años y nadie pensó, y lo dejó sin pensar que a la postre lo secaría.

El día que cayó todo mundo se lamentó de su pérdida, y del colapso al caer destruyó un auto particular de un joven de apellido Bustamante, que estaba estacionado sobre la Av. Juárez.

Luego le siguió en junio por fuertes vientos el llorado Laurel bajo el cual tocaba la Banda de Música y este cayó por la noche, por lo cual estamos aquí, en esta tarde y con vergüenza, pero con la idea de hacer conciencia de la importancia del arbolado de nuestra ciudad de Oaxaca de Juárez.

Conferencia dictada en el Museo de los Pintores Oaxaqueños, a invitación de su director, el arquitecto e ingeniero Efraín Morales.