“Yo vengo del surco a la cantada”: Chogo Prudente
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“Yo vengo del surco a la cantada”: Chogo Prudente

Recientemente, el cantautor costeño se presentó en el Festival Internacional Cervantino y de ahí trajo su música al teatro Macedonio Alcalá, la noche del pasado jueves


En Chogo Prudente, la música es cuestión de genética; es una habilidad y gusto que como la sangre corre por sus venas. Al menos así se describe él, quien se reconoce como “negro” y representante de los indígenas porque, como explica, “somos del mismo lugar”.

En este camino lleva seis años, de manera “semi profesional” –como prefiere llamarle-, compartiendo su música bajo el laurel de la Plaza de la Constitución, en la ciudad de Oaxaca (en parte lo que comúnmente se conoce como zócalo) y en otros espacios y escenarios. Al Festival Internacional Cervantino, ha llegado en dos ocasiones; la última, el pasado 14 de octubre. Tras esa cantada, Chogo se presentó el jueves en el teatro Macedonio Alcalá, con el programa “La Banda”, junto a sus compañeros Héctor Díaz, Aníbal Cruz, Marina de Ita y Rai Jalhel Prudente, además de algunos bailarines. Las chilenas, los boleros, los corridos y el son de Artesa tuvieron eco en el recinto, en donde el “bandeño” generó aplausos, risas y ganas de cantar y zapatear.

“De Llano Grande al Cervantino… y del Cervantino Al Alcalá”, Crisógono Prudente Rodríguez, mejor conocido como Chogo Prudente, platica de su andar en la música y de lo que es ser parte de la llamada “tercera raíz” de México.

  • Recién estuvo en el Festival Internacional Cervantino, ¿qué le significa el haber llevado parte de la música de Oaxaca?
  • El Cervantino es una ventana grande, estar ahí representa un orgullo, un gusto grande y llevar la música de uno, a exponerla, deja una satisfacción indescriptible. Afortunadamente, Dios siempre está conmigo y salí librado, a la gente le gustó mucho, disfrutó, consumió la música de la Costa como a uno le hubiera gustado.
  • Fue un gran foro
  • Un gran foro, un foro internacional. Yo tengo la dicha de haber ido dos veces, esta vez ya sabía a qué iba.
  • ¿Pero no dejó de ponerse nervioso?
  • Claro, es que la primera vez fuimos cuatro grupos y ahora la responsabilidad era para mí, de mantener a la gente a la expectativa. Los señores de Discos Corazón hicieron un programa de las canciones planeado para manejar las emociones. Y resultó porque la gente se quedó queriendo más.
  • Usted retoma parte del legado de Álvaro Carrillo, un paisano, pero también las chilenas de la Costa, los versos y boleros
    Sí, ¿cómo empezar sin Álvaro Carrillo? Es un referente, es como el pilar del que tienes que agarrarte, sostenerte. Pone los principios de las chilenas, de los boleros, de las canciones hermosas. Es un aliciente grande hablar e interpretar a Álvaro Carrillo porque es punta de lanza de nosotros los de la Costa.
  • ¿Recuerda desde cuándo ha escuchado a Álvaro?
  • Quizá de chamaco no tenía el conocimiento de quién era Álvaro Carrillo, pero escuchaba sus canciones. Ya de más grande, lo tienes que escuchar para poder interpretar algún bolero o chilena. Claro, también escuchaba a otros músicos y grupos como Mar Azul, Cumbieros del Sur, Los Magallones, Apache 16, Acapulco Tropical, todos esos. Uno viene muy nutrido de ese tipo de música y creo que yo lo combino con otros matices y de ahí sale un estilo que a la gente le gusta. Y por eso es que ando en estos trotes.
  • En un camino en el que ha resistido por varios años
  • Pues de que me va escuchando la gente ya tengo como unos seis años, se puede decir a un nivel semi profesional. Aunque yo ya tengo mucho tiempo haciendo música, pero nada más para mis amigos, para mi pueblo, para mi pequeña región. Ya de hace seis años empecé a lucrar con la música, a venderla.
  • ¿A intentar vivir de ella?
  • ¡No, de eso no se vive!, todavía no. Yo vivo de mi trabajo, de ser profesor y del campo. De esto todavía no. No alcanza.
  • Al menos ha buscado proyectar más esta faceta
  • Sí. Yo siempre he escuchado que es difícil esto (la música), y sí. No es difícil cantar, es difícil que te den la oportunidad de pararte en los escenarios donde hasta ahorita he estado. Siempre está esperando uno (ir) más allá, y quizá llegue.
  • ¿Y en dónde se mira?
  • Yo no me veo más que aquí donde estoy sentado. Hasta ahorita la cuestión monetaria no es una motivación y la verdad no sé hasta cuándo vaya a ver (resultados).
  • ¿Piensa seguir en la música?
  • Uno trae la música por dentro; ya probó el dulce y a la gente le gusta. Tengo que sentarme a analizar hasta dónde puedo llegar en esto, cambiar algunas formas de cómo he ido caminando, precisamente pensando en lo económico porque a veces lejos de tener ganancias uno sale “a mano”. Y es cansado, también; llega uno a casa y a la chamba.
  • ¿A las clases, a ensayar?
  • O al encierro (con el ganado), a la milpa.
  • ¿Desde siempre se ha dedicado al campo?
  • Sí, toda mi vida. Sé “chaponar”, sé trabajar con el arado. Sé hacer milpa, sé ordeñar, sé cargar un burro con leña, sé todo lo del campo, de ahí me he mantenido. De hecho, yo vengo del surco a la cantada.
  • Pero también por inclinación familiar, de su padre
    Mi papá fue músico letrado, trompetista; genéticamente, traigo la música. (A él) no le dio tiempo enseñarme.

Chogo Prudente aprendió a “medio tocar la guitarra”; a su padre “no le dio tiempo” de enseñarle, pues no estuvo más con él desde los tres años de edad. “Se murió mi mamá y a los meses mi papá, pero el torrente que llevo dentro por la música no lo pude parar”. A la música, explica, la aprendió “en el oficio, en el campo, cantando, con lo que da la voz”. Fue así que hace como hace seis años alguien le escuchó y lo invitó a cantar en la capital, de ahí siguió la proyección de su canto y música en diferentes escenarios del estado y a compartir parte de la cultura que los estudiosos han llamado “la tercera raíz de México”.

  • ¿Cómo percibe esta denominación de la tercera raíz o de la población afromexicana/afromestiza?
  • Nos llaman la “tercera raíz”, no sé por qué. No sé si somos la primera, la segunda o la cuarta. La cuestión es que estamos en la Costa, y convivimos con los indígenas, con los mixtecos. Nunca peleamos, a menos que se haya metido el burro en el encierro (del otro). Yo soy negro, represento a los negros, pero creo que también a los indígenas porque somos del mismo lugar.
  • La palabra negro puede causar conflictos al hablar de personas, ¿usted cómo la piensa?
    No la asimilan (los otros), pero creo que nosotros, los de mi pueblo y región la asimilamos. Nosotros somos negros. Que si afromestizos, afrodescencientes, afromexicanos, pero somos negros. Unos más claritos, otros más oscuritos, unos más lacios o chinos, pero somos una raza negra.

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