La guerra y la inflación desequilibran la economía mundial
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La guerra y la inflación desequilibran la economía mundial

Las encuestas empresariales muestran que el aumento de los precios en Occidente y las consecuencias del ataque de Rusia a Ucrania están contagiando a la economía mundial


La guerra y la inflación desequilibran la economía mundial | El Imparcial de Oaxaca

La economía mundial fuera de Estados Unidos se tambalea, desviada de su curso por el aumento de la inflación, la crisis energética y ahora las amenazas de guerra nuclear de Rusia.

Las encuestas empresariales publicadas el viernes indican que la actividad económica en Europa descendió bruscamente en septiembre, aumentando así el riesgo de recesión en una de las potencias industriales del mundo, mientras los gobiernos se enfrentan a la subida de los precios y a las interrupciones derivadas del ataque de Moscú a Ucrania.

El retroceso de la actividad económica en Alemania, la mayor economía de Europa y la más expuesta a la crisis del gas, fue especialmente dramático, según la empresa de datos S&P Global.

Para la zona euro en general, el índice compuesto de gerentes de compras de la empresa cayó a 48,2 en septiembre, un mínimo de 20 meses, con cifras por debajo de 50, lo que indica una contracción. Estas cifras, obtenidas de una encuesta a fabricantes y proveedores de servicios, sugieren una recesión económica cada vez más profunda que probablemente cobrará mayor impulso en los próximos meses, según la empresa de datos.

“Una recesión en la eurozona se empieza a vislumbrar a medida que las empresas informan sobre el empeoramiento de las condiciones empresariales y de la intensificación de las presiones sobre los precios debido al aumento de los costes energéticos”, expone Chris Williamson, economista jefe de S&P Global Market Intelligence.

Según Williamson, la economía alemana se está deteriorando a un ritmo que no se veía fuera de la pandemia desde la crisis financiera mundial de 2008.

En todo el mundo, los volúmenes de comercio se tambalean y la inflación aplasta la confianza de hogares y empresas. El mercado de la vivienda en China se está resquebrajando, mientras que la crisis energética en Europa está afectando a la producción de las fábricas.

El presidente ruso, Vladimir Putin, amenazó esta semana con ataques nucleares y ordenó la movilización de los reservistas después de que sus tropas sufrieran duros reveses en Ucrania, lo que sugiere que el conflicto más importante de Europa desde la Segunda Guerra Mundial podría prolongarse o intensificarse drásticamente.

Los bancos centrales, encabezados por la Reserva Federal, están dando prioridad a la lucha contra la inflación, aumentando los tipos de interés a un ritmo que no se había visto en décadas. El dólar se está disparando frente a otras monedas, agravando la inflación importada en otros lugares y presionando a los mercados emergentes que se han endeudado en dólares.

“Es una especie de experimento que busca determinar con qué velocidad y fuerza se puede [subir los tipos de interés] sin destruir la economía real”, describe Jens Magnusson, economista jefe de SEB, un banco con sede en Suecia.

Por el momento, algunos cuellos de botella de la oferta están disminuyendo y el desempleo sigue siendo bajo en las economías avanzadas. Los hogares de estos países han recurrido a los ahorros acumulados durante la pandemia, y su gasto aumentó a un ritmo anual del 2,4% en los seis meses hasta junio, según los analistas de JPMorgan Chase & Co. Según los analistas, el empleo mundial también aumentó a un ritmo más del doble del anterior a la pandemia durante este periodo.

En Estados Unidos, el gasto de los consumidores sigue siendo sólido y algunos fabricantes están trasladando la producción desde el extranjero, impulsando la inversión. Sin embargo, el mercado de la vivienda, que suele ser un indicador de la debilidad de la economía, se está debilitando a medida que los tipos hipotecarios se disparan. El miércoles, los funcionarios de la Reserva Federal redujeron sus expectativas medias de crecimiento económico del 1,7% al 0,2% para este año.

Enfriar la inflación de Estados Unidos probablemente requerirá un desempleo algo mayor y un período sostenido de menor crecimiento, según anunció el pasado miércoles el presidente de la Fed, Jerome Powell, ante la prensa. “Seguiremos con ello hasta que estemos seguros de que el trabajo está hecho”, afirmó Powell.

En la eurozona, las ventas minoristas han disminuido en las últimas semanas, ya que la confianza de los consumidores alcanzó el nivel más bajo desde que se empezó a realizar un seguimiento en 1985. La producción industrial de la región se redujo un 2,4% en julio con respecto al año anterior, ya que los costes energéticos desbocados asfixiaron a los fabricantes. Deutsche Bank calcula que la economía de la región podría contraerse un 2,2% el año que viene, encabezada por una contracción del 3,5% en Alemania.

“Parece que la economía alemana se va a contraer en el tercer trimestre, y las perspectivas para el cuarto tampoco parecen buenas”, advierte Phil Smith, director de S&P Global. Los sondeos del viernes mostraron un profundo declive de la actividad empresarial alemana en septiembre, liderado por el sector de los servicios, que ha visto cómo la demanda se debilitaba rápidamente a medida que los clientes reducían el gasto debido a los presupuestos ajustados y a la mayor incertidumbre sobre el futuro de la economía.

Más de la mitad de los minoristas alemanes ven su existencia económica amenazada por los costes de la energía, según una encuesta realizada esta semana por la Asociación Alemana de Minoristas, un grupo comercial. En el gran sector automovilístico alemán, una de cada diez empresas ha recortado su producción debido a los elevados costes de la energía y otro tercio está considerando hacerlo, según una encuesta realizada este mes por la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil. Casi una cuarta parte quiere trasladar sus inversiones al extranjero.

“La situación, especialmente para las empresas medianas de la industria del automóvil, es cada vez más dramática”, explica Hildegard Müller, presidenta de la asociación.

Kion Group AG, un fabricante alemán de carretillas elevadoras, advirtió este mes que la entrada de pedidos sería significativamente inferior a la del año pasado en los tres meses hasta septiembre, y predijo una pérdida de entre 100 y 140 millones de euros, equivalentes a entre 98 y 138 millones de dólares.

En el Reino Unido, el minorista John Lewis & Partners informó este mes de una pérdida de 99 millones de libras esterlinas, unos 111 millones de dólares, en el primer semestre de su ejercicio comercial, y advirtió que los clientes están reduciendo su gasto.

Aun así, los analistas son cada vez más optimistas en cuanto a que la región tendrá suficiente gas para el invierno, siempre que no haga demasiado frío. Los gobiernos de la región han gastado más de 500.000 millones de euros para ayudar a los hogares y las empresas a superar la crisis energética, según los cálculos de Bruegel, un think tank con sede en Bruselas.

En toda Asia, el crecimiento de las exportaciones se está debilitando en las principales economías comerciales de la región, un signo de la caída de la demanda de productos electrónicos a medida que se desvanece el apetito occidental por los bienes de consumo.

“Hay indicios de que las cosas están empezando a cambiar”, sostiene Alex Holmes, economista sénior de Oxford Economics en Singapur.

Corea del Sur, uno de los principales indicadores del comercio mundial, informó esta semana de un descenso anual del 8,7% en las exportaciones durante los primeros 20 días de septiembre, liderado por los automóviles y los equipos de telecomunicaciones. El crecimiento anual de las exportaciones de semiconductores se recuperó tras la caída de agosto, según los datos, pero sigue siendo muy inferior a las ganancias registradas a principios de año.

Samsung Electronics Co., el mayor fabricante de chips del mundo por ingresos, declaró este mes que espera que la fuerte caída de las ventas de chips se prolongara hasta 2023. El sector de los semiconductores se ha visto afectado por la caída de las ventas de ordenadores personales, teléfonos inteligentes y servidores de datos en todo el mundo.

“La segunda mitad de este año tiene mala pinta y, por ahora, el año que viene no parece mostrar un claro impulso de mejora”, declaró ante la prensa a principios de este mes Kyung Kye-hyun, que dirige la unidad de semiconductores de Samsung y es codirector general de la empresa.

Taiwán registró en agosto el menor crecimiento de las exportaciones en más de dos años, y China también registró el mes pasado una caída de las ventas en el extranjero, lo que agrava la inquietud en torno a una economía ya acosada por el desplome inmobiliario y la política de tolerancia cero de Pekín respecto al covid-19.

“En comparación con el año anterior, hemos recibido menos pedidos en el segundo semestre de este año”, cuenta Nina Lin, directora de ventas de Tombo Toys Co., un fabricante de juguetes con sede en Guangdong que exporta principalmente a Estados Unidos, Europa del Este y Sudamérica.

El crecimiento de las exportaciones chinas en agosto se redujo a un 7,1% anual, frente al 18% del mes anterior. Las exportaciones a la Unión Europea crecieron un 11,1% anual en agosto, aproximadamente la mitad que en julio, mientras que los envíos a Estados Unidos se contrajeron un 3,8% anual, según datos de la autoridad aduanera china.

Al igual que sus homólogos de Estados Unidos y Europa, la mayoría de los bancos centrales de Asia están subiendo los tipos de interés. Los bancos centrales de Filipinas, Taiwán e Indonesia elevaron el jueves los costes de los préstamos, cosa que atribuyen a las presiones inflacionistas.

Las grandes excepciones son China y Japón, las economías número dos y tres del mundo, que se enfrentan a presiones inflacionarias menores y luchan contra un crecimiento débil. El Banco de Japón mantuvo su política monetaria estable el jueves, indicando que no cree que Japón esté saliendo de la trampa deflacionaria en la que lleva años sumido.

Los últimos datos mostraron que la desaceleración de China se moderó en agosto, beneficiándose de la inversión en infraestructuras, que compensó el gasto débil de los consumidores y un nuevo descenso de los precios de la vivienda. Los brotes de covid-19 en ciudades como Pekín y Shenzhen no han provocado confinamientos sostenidos, aunque un puñado de ciudades más pequeñas siguen sometidas a fuertes restricciones.

Aun así, los economistas de Goldman Sachs Group Inc. han recortado esta semana su previsión de crecimiento chino para el año que viene, desde un 5,3% hasta el 4,5%, explicando que no esperan que China altere significativamente su estrategia de covid-19 hasta el segundo trimestre, retrasando el esperado repunte económico que generaría una reapertura total. Esperan un crecimiento de sólo el 3% este año. “La economía mundial está en la sala de urgencias”, sentencia Jerome Haegeli, economista jefe del grupo de reaseguradoras Swiss Re y antiguo funcionario del banco central de Suiza. “Cualquier cosa que se parezca a un aterrizaje suave es una ilusión”.


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