Alcohol, un veneno aceptado socialmente
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Alcohol, un veneno aceptado socialmente

Vino espumoso para brindar, cerveza después del trabajo y aguardiente para olvidar las penas. El alcohol puede enfermar y crear adicción. Para muchas personas, es normal consumirlo a diario.


Alcohol, un veneno aceptado socialmente | El Imparcial de Oaxaca

 

“El alcohol es veneno para las células”, dice Christina Rummel, socióloga y directora del Centro Alemán para Cuestiones sobre Adicciones (DHS, por sus siglas en alemán). En realidad, cada sorbo es nocivo para el cuerpo, según la experta.

“El límite es de 12 gramos de alcohol por día para las mujeres y 24 para los hombres”, afirma Rummel. Esto se debe a que las mujeres tienen menos proporción de agua en el cuerpo y el alcohol, por tanto, no puede expandirse tanto como en los hombres. En realidad, 24 gramos de alcohol no parece mucho, es una copa de vino espumoso. Despues de la segunda, “a partir de ahí es peligroso”, afirma Christina Rummel.

Involucrado en el desarrollo de más de 200 enfermedades

En el estudio sobre consumo de alcohol en Alemania “Alkoholatlas Deutschland” (Altlas del alcohol en Alemania) se advierte de lo peligroso que es el consumo regular y excesivo de alcohol. Este está involucrado en el desarrollo de más de 200 enfermedades: varios tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y enfermedades hepáticas. Según el DHS, alrededor de 62.000 personas fallecen al año solo en Alemania por el consumo de alcohol.

Rummel también advierte de los posible daños de bebedores pasivos, por ejemplo, fetos en mujeres embarazadas, que consumen alcohol, o niños de padres adictos al alcohol con problemas de violencia. Y luego está el aspecto económico del consumo de alcohol: gastos en médicos, hospitales, medicamentos, incapacidad laboral o prejubilación. “Los costos directos e indirectos ascenderían alrededor de 57 mil millones de euros anuales”, dice Rummel.

Factores que influyen negativamente

Hay varios factores que pueden afectar de diferente manera a una persona que consume alcohol: el género, el peso, la dieta o la ingesta de medicamentos. La edad es también un condicionante importante: cuando antes comience una persona a beber alcohol, mayor será el riesgo de tener daño permanente y padecer adicción.

Por esta razón, es muy importante informar a la gente joven. Pero incluso los adultos no son a menudo conscientes del peligro: “El alcohol está demasiado arraigado en nuestra sociedad”.

Hombre con dos cervezas.El DHS recomienda no beber nada de alcohol durante dos días a la semana.

Alcohol y normas sociales

“Solo casi el cuatro por ciento de la población alemana no bebe alcohol”, dice Christina Rummel. La gente que prefiere beber agua antes que vino en una fiesta, tiene que justificarse. Tomar alcohol es una norma social.

El psicólogo social Hans-Peter Erb explica en un video de YouTube que dichas normas cuentan con el apoyo de toda una sociedad. Es por eso que las personas que no beben alcohol, a menudo, son para muchos tan desagradables como los veganos.

Según Erb, la función psicológica de tales normas sociales es simplificar la vida. Aprendemos ciertos comportamientos que nos facilitan vivir e integrarnos en una sociedad. Y beber alcohol es uno de esos patrones de conducta.

Normal no significa que esté bien

“Incluso cuando se trata de medidas preventivas, se choca contra un muro”, dice Christina Rummel sobre los intentos fallidos de paliar las consecuencias del consumo de alcohol con medidas específicas, ya sea subiendo los impuestos a las bebidas alcohólicas, restringiendo la publicidad o etiquetando las bebidas alcohólicas con advertencias.

El problema radica en que el consumo moderado de alcohol se considera normal. Y, lo normal, no es automáticamente positivo. La normalidad en el consumo de alcohol puede legitimar un estado patológico de una persona, que ni siquiera sea consciente de que tiene un problema de adicción. “Muchas personas buscan ayuda demasiado tarde”, dice Rummel. Por lo tanto, la responsabilidad sobre el consumo de alcohol sigue recayendo en cada individuo.

El DHS aconseja no sobrepasar la dosis diaria recomendada, 12 gramos para mujeres y 24 para hombres, y no beber alcohol como mínimo dos días a la semana.