Vagos y delincuentes se volvieron “ciudadanos responsables”; FILO Oaxaca
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Vagos y delincuentes se volvieron “ciudadanos responsables”; FILO Oaxaca

Investigadoras resaltaron el papel de la educación durante el Porfiriato.


Vagos y delincuentes se volvieron “ciudadanos responsables”; FILO Oaxaca | El Imparcial de Oaxaca

Infractores, menesterosos, vagos y rebeldes se convirtieron en “ciudadanos responsables, honrados y trabajadores” a su paso por la Escuela Correccional de Artes y Oficios de Oaxaca, institución creada en 1882 con Porfirio Díaz como gobernador y cuya historia ha sido recreada por la investigadora Fabiola Bailón durante el coloquio de Historia de la Educación de Oaxaca de la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2017.

La pregunta de la que surgió la investigación fue ¿hasta qué punto esta escuela había sido una opción para los niños desvalidos o una estrategia de sobrevivencia para familias de clase popular en Oaxaca a finales del siglo XIX?

La fundación de esta escuela, sucesora de la Escuela de Artes y Oficios, el 26 de agosto 1889, se originó por los imperativos de “orden y progreso” que regían la época y para responder a una vieja preocupación, prevenir los vicios de sectores vulnerables a través de la educación. Estaba localizada atrás del edificio que ocupó el convento de La Soledad, en lo que hoy es el palacio municipal capitalino. Su administración corría a cargo de la tesorería estatal.

Eran recibidos en esta escuela hombres de entre 9 y 16 años que delinquían “con discernimiento” y menores que sin discernimiento infringían la ley, así como asilados de gracia y huérfanos. “Desde 1880 se estableció que debía haber dos secciones de alumnos, una de corregidos por sentencia u orden de autoridad judicial, política o municipal, en la cual entraban también los huérfanos, y una de corregidos a petición de sus padres, entraban los incorregibles o aquellos de muy escasos recursos”.

Los padres buscaban en este lugar la corrección de sus hijos, que se les había dificultado “tanto por el grado de moralidad en el que se encuentra nuestra sociedad como por la falta de medios posibles para conseguirlo”.

A los hombres corregidos por sentencia, sus padres tenían la obligación de enviarles alimentos y ropa, aunque si se declaraban insolventes el gobierno asumía la responsabilidad de sus gastos. Para los pensionados era obligatorio el pago de una cuota mensual.

“Además podía recibirse a alumnos sin pensión pero en este caso los padres tenían que correr con todos los gastos, incluida la alimentación, si era una familia muy pobre podía pedir que el Estado solventara los gastos, pero eso hacía más complejo que el alumno pudiera entrar a la escuela. Muchos padres alegando falta de recursos, enfermedad, imposibilidad de seguir educando a sus hijos pidieron ese ingreso sin el pago de la pensión”. Uno de los elementos importantes era que se comprobara el carácter de incorregibles.

Mano dura

La vía por la que se decidió corregir a los “sujetos indóciles en trabajadores obedientes, disciplinados” fue la disciplina militar.

“Vigilándolos, aislándolos, del resto de la sociedad para protegerlos de sus conductas antisociales, y de los otros delincuentes”.

Se ofrecían seis grados de educación básica, instrucción en tres oficios –herrería, carpintería y zapatería- y una hora diaria de ejercicios de táctica militar. Los alumnos recibían además clase de música, dibujo y tipografía.

“La disciplina y la preparación militar fueron complementarias a la educación para el trabajo y a la disciplina educativa, pero representaron focos fundamentales para la corrección de los alumnos, por lo cual llegaron a estructurar el funcionamiento de la escuela, de hecho empezaron a obtener grados como los de sargento primero, segundo cabo, banda, según sus aptitudes”, expuso Bailón.

El reconocimiento que esta escuela alcanzó fue tal que se convirtió en 1901 en la Escuela Industrial Militar, como se mantuvo hasta mediados del siglo XX. “Confluía una variedad de niños muy interesante, no todos eran propiamente pobres, no todos eran delincuentes, no todos eran pensionistas, es interesante cómo lograron conjuntar a esa variedad de niños, entre 100 y 150 niños”.


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