Susana Wald muestra una imagen de lo femenino
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Arte y Cultura

Susana Wald muestra una imagen de lo femenino

La artista Susana Wald expone parte de su obra en el Centro Cultural Reforma, en la ciudad de Oaxaca


Susana Wald nació en Budapest, Hungría, pero ha echado raíces en Oaxaca y desde esta entidad ha continuado su trabajo artístico y literario.
Susana Wald nació en Budapest, Hungría, pero ha echado raíces en Oaxaca y desde esta entidad ha continuado su trabajo artístico y literario.

Susana Wald tiene nacionalidad chilena y canadiense, pero nació en Budapest, Hungría (1937). Su apellido viene del alemán y significa selva, y ella se considera “muy selvática. Quizá por eso decidió hacer de su casa en Oaxaca, un lugar lleno de árboles plantados en casi tres décadas. Pero también con decenas o cientos de macetas.

Zsuzsa, el nombre con el que nació en Hungría, ha echado raíces en Oaxaca, un estado al que llegó por amor al fallecido poeta Ludwig Zeller, pero también motivada por su hija Beatriz y por el poeta Álvaro Mutis. Y desde esta entidad ha continuado su trabajo artístico y literario. Actualmente expone su obra en el Centro Cultural Reforma, en la capital del estado.

Es una serie sobre un solo tema: una imagen de lo femenino que antes se concebía como una diosa: Artemis, una diosa lunar, por eso hay muchas lunas, y es una diosa virgen, sin compañero ni nada”, cuenta la autora sobre las pinturas en acrílico en las que se remite a esta diosa que en la mitología se le conoce como “Diana, la cazadora”.

 

Llego por amor o por locura, que vienen a ser lo mismo”, cuenta Wald mientras aguarda para una conferencia sobre mujeres y arte, realizada este miércoles a propósito de su exposición. Entre los sorbos que da a la taza de café, rememora el primer viaje a Oaxaca, en 1988, la decisión de Zeller de quedarse a vivir aquí, en 1991, y los años en que ella se resistió a afincarse, hasta mayo de 1994, cuando decidió hacer de Oaxaca su hogar. Y así dejar Canadá, uno de los países en los que ha vivido desde su salida de Hungría en los años de Guerra.

 

Vine 8 veces en automóvil. Volví 7, a la octava me quedé”, suelta la autora que también radicó en Argentina y Chile. Y que pronto cumplirá 30 años en Oaxaca.

 

¿Cómo ha sido la vida en este estado?

Ya eché raíces acá y me construí una casa en Huayapam y tengo un terreno en el que planté más de 380 árboles. Ahora el pueblo ha ampliado el callejón y me han quitado 50 árboles. Me dolió mucho eso porque aquí vale más que haya lugar para el auto que para el árbol.

 

Llegaste por amor y has estado casi 30 años aquí

Llegué aquí por amor y estuve con la plena sensación de haber caído en una trampa.

 

¿Por qué?

Porque todo aquello que se me había prometido… Digamos que Ludwig me lo pintó de muchos rosas mexicanos y no resultó. Al principio estuve en una soledad tremenda, las galerías querían solo artistas oaxaqueños, nadie quería nada de lo mío. Entiendo eso, México ha perdido más de mitad de su territorio y se defiende mucho contra el extranjero. Es normal y es racional y es buena idea. Pero yo no venía en afán de conquista. Sin embargo, esos primeros años fueron difíciles. Poco a poco, lo que decidí hacer fue conocer a la gente de acá, como a las mujeres. Me metí en grupos, hicimos toda clase de locuras. Eso me fue abriendo el horizonte con la gente joven, con la que tengo mucho contacto.

 

¿Es necesaria la colaboración entre mujeres?

Es imprescindible, pero no solo entre mujeres sino con varones también. Trabajo con ellos. Soy feminista, pero no a ultranza. Es importante que se trabaje con los varones y me ha dado la suerte de que sí pude, he trabajado aquí en radio, en televisión por años, he tenido un artículo cada semana en el diario Noticias por dos años y medio. He empezado a trabajar y a la gente le gustó con lo que puedo contribuir. Con ese se me hizo aquí mi casa y ahora estoy acá. No tengo ni una bicicleta en otra parte.

 

La artista comenta que esta serie es solo un mito de lo femenino, pero hay muchos.

 

En la década de los 50, Susana estudió en la Escuela Nacional de Cerámica, Buenos Aires, pero también se formó en la Escuela de Medicina, en Santiago de Chile. Sin embargo, su trayectoria ha sido principalmente en las artes visuales y plásticas, así como en el mundo editorial.

En agosto de 2019, sufrió la pérdida del poeta. Víctima de un paro cardiaco, el considerado como el último surrealista chileno dejó de existir a los 92 años de edad. Zeller y Wald se conocieron en los años 60 y desde entonces forjaron un camino en conjunto, tanto en lo personal como en lo profesional. Pero la ausencia no le impide hablar de él como si aún siguieran juntos.

 

Después de la muerte de Ludwig…

En agosto van a ser cuatro años (de su muerte), pero antes había estado muy enfermo. Fue muy difícil. Estaba con un problema grave, pero consciente. Lo llevó con gallardía, aunque fue duro para él y para mí, naturalmente.

 

¿Qué ha pasado contigo? Compartieron muchos años juntos

Lo echo de menos todos los días. 52 años hemos trabajado codo a codo y nos conocemos desde antes. Son casi 60 años y es brutal, es difícil la ausencia. Zeller y yo tenemos mucha obra visual, centenares, en colaboración, que no es de él ni mía, son grandes exposiciones en muchos países. Es un tercer personaje que nace de la unión de los dos y eso es muy poco común: que haya dos artistas que trabajen así. Se forma como una identidad. Tampoco fuerte, pero funciona. Esa obra queda y está en muchos lugares, museos, mucha gente la tiene en sus colecciones. Y luego está la obra de él y la mía, y nuestras ediciones. Hemos tenido tres editoriales juntos, nos apasionaba mucho hacer libros de poesía, de arte y de ensayo.

 

¿Cómo es la obra de Susana Wald ahora?

Es un poco como la que se ve aquí (en el Centro Cultural Reforma) y sigue una tónica que ha Susana ha abarcado toda su vida. Me tocó empezar a trabajar en grupos donde era la única mujer, quizá por eso o por otra causa, toda mi obra se refiere a problemas de lo femenino, a la mitología femenina. Ahora esto es muy normal, pero en los 60 no había nadie que hiciera esto. Esta serie es solo un mito de lo femenino, pero hay muchos.

 

Este miércoles fue parte de una conferencia sobre mujeres y arte.

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