Voces, ecos y secretos: Annie Ernaux, brevedad condensada
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Voces, ecos y secretos: Annie Ernaux, brevedad condensada

La escritora es ganadora del Premio Nobel de Literatura 2022


Voces, ecos y secretos: Annie Ernaux, brevedad condensada | El Imparcial de Oaxaca

 

Con frecuencia sigo teniendo la sensación de no poder ir lo suficientemente lejos en la exploración de las cosas, como si me retuviera algo muy antiguo, algo vinculado al mundo del que provengo” escribe Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura 2022.

Quien ha desarrollado una escritura sin dramatismos, donde cada letra se plasma con una precisión descarnada y descarada; convencida de que “El hecho de haber vivió algo, sea lo que sea, otorga el derecho imprescriptible a escribir sobre ello”, Ernaux ha desarrollado sus libros a partir de sus experiencias de vida, sin utilizar el yo, se convierte en puente para proyectar sentires hondos que mil páginas de selecta literatura no han terminado de plasmar.

Comencemos por evocar El acontecimiento (Tusquets/ 2022) escrito en 1999, donde aborda fría y analíticamente el aborto, no como tema de discusión social, sino como experiencia personal. Es octubre de 1963, espera semanas y la regla no le baja: se da cuenta que está embarazada. Ella, una jovencita universitaria de clase media aspiracionista -como se dice ahora-, docta en los estudios, pero “lo suficientemente estúpida para dejarse preñar”. El aborto es un tema casi vedado, las leyes de Francia lo castigan; solo le queda la clandestinidad, en la que muchas pierden la vida: “De la misma forma en que yo estaba dispuesta a todo con tal de abortar, ella no se hubiera detenido ante nada a la hora de provocarme el aborto” se dice Ernaux, que confiesa: “La única culpabilidad que he sentido de este acontecimiento: el haberlo vivido y no haber hecho nada con él”.

Otro ejemplo es Pura pasión (Tusquets/ 2022) publicado en 1993. “Tenía a ese hombre a todas horas metido en mi cabeza” dice en esta historia de una mujer independiente, culta, divorciada y con hijos mayores que es trastocada por la pasión que siente por un diplomático; meses torbellinos donde todo es nada y el tiempo que cuenta solo transcurre entre cita y cita.

Yo me infravaloraba en proporción inversa al no encontrar en mí nada interesante capaz de retenerlo a mi lado” dice Ernaux. Uno en ese estado es así: teme, se infravalora y vive en constante vilo por el final y, por el contrario, esa misma pasión hace que la muerte no asuste en absoluto. Cada minuto en medio es un drama destinado a perdurar, en el deseo y la memoria de lo prohibido.

Una vez terminada la pasión, las efemérides del mundo civil no importan, ni los cumpleaños, ni las estaciones del año; solo importa el “hace dos semanas, cinco meses, un año…yo hacía esto con él [o ella]” y quien haya experimentado alguna vez este sentir, se verá identificado en cada página y cada letra de este pequeño y luminoso libro en donde Annie Ernaux cuenta los pormenores más íntimos de dos vidas, pero nunca revela los nombres.

No me autorizo a desvelar su identidad. Él no escogió figurar en mi libro, sino solo en mi vida” se excusa; pues al final, sus amantes solo han servido para hacerla soñar y me pregunto ¿Qué mejor regalo podrían brindarle?


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