Isol, costuras de la memoria y el ensueño
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Arte y Cultura

Isol, costuras de la memoria y el ensueño

La escritora e ilustradora argentina explora, a partir de un bordado palestino, temas como la ausencia, la muerte y la reparación


Isol, costuras de la memoria y el ensueño | El Imparcial de Oaxaca
Isol ideó un mundo fantástico, a partir de un bordado palestino para mostrar el revés de la vida

La ausencia, la muerte, la memoria y la reparación son temas que la ilustradora argentina Isol (Marisol Misenta) explora en su más reciente libro ilustrado, La costura, publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), en el cual ideó un mundo fantástico, a partir de un bordado palestino para mostrar el revés de la vida o de ese espacio paralelo e invisible que sólo puede ser captado y vivido desde el terreno de los sueños.

La idea es, justamente, que sea un espacio medio ensoñado, que sirva para inventar y que bien podría ser el hueco por donde aparece el arte”, dice en entrevista la escritora e ilustradora, “aunque en realidad hay muchos hilos en esta historia y lo divertido para mí ha sido pensar en que del otro lado (el revés del mundo humano) también dependen un poco de estas aberturas que existen y que sólo se pueden ver entre sueños”, abunda.

Además, explica que este libro fue un encargo del Palestinian Museum. “Yo tenía que hacer este libro para trabajar con algo de la cultura palestina, y recordé aquel textil que me habían dado cuando estuve en Palestina. Entonces, empecé a notar que de un lado estaba el lado bonito para mirar y del otro estaban esos secretos, con sus nudos y el desorden.

Eso me mostró las dos caras de un mudo o como si existieran dos mundos, y si lo revisamos, quizá, tú pensarás una cosa y ella otra, pero podemos ver en ese revés un lugar desordenado y que podría ser el inconsciente y otra cosa. Digamos que es ese lugar a donde uno va a pescar para hacer arte, y donde las cosas no son tan definidas y concretas”, apunta.

Sin embargo, aclara que ella no ha tratado de definir una simbología concreta, sino un espacio abierto a múltiples interpretaciones.

Cuando hice el libro estábamos en pandemia y había una sensación rara de estar encerrado o de tener que cuidarse de muchas cosas. También sucedieron muchas pérdidas, mi padre murió y, sin querer, todo eso se fue filtrando en este relato; y en un momento dado también me apareció esta idea de la pérdida”, comenta.

Al llegar a ese punto, Isol comenzó a unir su historia con esa niña que protagoniza el relato y quien piensa que puede zurcir los agujeros o pasadizos que existen entre un mundo y otro, lo cual puede estar abierto a múltiples interpretaciones para cada lector, “porque para mí cualquier certeza que no tiene un espacio para la duda, o para poder tener humor sobre eso, se aproxima a morir. Porque un niño no va a estar pensando que esto habla de la pérdida o la muerte”.

Otro de los personajes importantes del volumen ilustrado es la abuela, con la cual Isol traza una relación emocional y de complicidad con la protagonista. “Los abuelos casi siempre tienen tiempo para los niños. Yo tuve muchas tías y abuelas que, en mi infancia, tenían tiempo para nosotros, y siempre las he visto como personajes entrañables. Pienso que el mundo se parece a un bordado que hace nuestra abuela, así que hay algo ahí de cierta maternidad del mundo”, comenta.

¿Por qué se inclinó por emplear este bordado para contar los paisajes de este relato? “Quise sacar (el textil) del lugar común y cotidiano en que se usaba e inventar otra cosa, porque es lo que más me gusta hacer. Además, en el museo me habían pedido que el relato no hablara de la situación Palestina porque, además, (el conflicto) está en todos los lugares y lo que se necesita es que (la literatura) nos lleve a sitios distintos.

Pensemos que los niños y los padres palestinos viven con el conflicto desde tanto tiempo atrás que eso ya está ahí. Entonces, ellos quieren leer, hablar y pensar otras cosas y eso lo vi cuando fui a dar unos cursos de ilustración, al descubrir la felicidad de hacer otras cosas y ser como cualquier persona y no sólo una víctima en un conflicto que te marca la vida”, señala.

Finalmente, se refiere al apabullante mundo de imágenes al que son sometidos los niños. “Es un poco triste la situación del niño solo, frente a la pantalla, mientras habla o escucha a gente con la que yo no hablaría. Me parece que, en este caso, lo importante es acercar todas las opciones a los niños para que la lectura suceda y buscar lo que les gusta a los niños”.


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