Reflexiona Toro-Goya sobre las violencias, el miedo y la valentía
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Reflexiona Toro-Goya sobre las violencias, el miedo y la valentía

Realizada durante la pandemia, las fotografías toman aluden a la obra de la mexicana Frida Kahlo y la conectan con la de la poetisa chilena Gabriela Mistral


Reflexiona Toro-Goya sobre las violencias, el miedo y la valentía | El Imparcial de Oaxaca
Foto: Lisbeth Mejía Reyes / La exposición presentada en la galería Resplandor trata de dejar una “huella de la acción que provocan el dolor y la violencia”

Las escenas de sus fotografías están cargadas de violencias y dolor, pero también de valentía y resistencia que se manifiestan en el color, como los que caracterizan a los países latinoamericanos. Mauricio Toro-Goya, que en sus obras previas ha abordado la política, la religión, el capitalismo o la muerte, vuelve a Oaxaca para presentar su más reciente obra: Altares y penas.

La exposición presentada en la galería Resplandor trata de dejar una “huella de la acción que provocan el dolor y la violencia”, pero también el cómo estos dan pie a la valentía para enfrentar los miedos.

Quería hablar de la violencia de género, del dolor, pero no solamente de eso, también quería hablar del miedo”, cuenta el artista chileno (Vallenar, 1970) y autor de otros trabajos presentados en Oaxaca, el estado al que vuelve cada tanto y desde el cual teje puentes entre Chile y México. Ahora lo hace tomando como base la obra de la artista mexicana Frida Kahlo y la poetisa chilena Gabriela Mistral.

 

Hago un cruce entre Frida Kahlo y Gabriela Mistral, con el poema Miedo de Gabriela Mistral y esta idea de auto representarse de Frida en estas situaciones dolorosas y cómo siempre en estos últimos tiempos la imagen de la violencia también se traduce en la muerte, por eso los altares”, explica.

Con su obra, Toro-Goya (Seleccionado por el New York portafolio, 2016) busca también mantener la memoria de esas violencias que trascienden lo personal para convertirse en una colectiva, en una memoria histórica, una que nos recuerda que “vivimos en un mundo violento”.

Las violencias de género y las luchas feministas son recreadas en las fotografías, con los colores morado y verde que refieren a estos movimientos. Pero también con imágenes donde “vendarse los ojos” muestra guiños a la censura, a la justicia, a perder el miedo.

Violencia política, de género y social, pero también las reflexiones sobre el poder desde la blanquitud se muestran en las fotografías hechas con placas de 8×10 pulgadas, y las cuales pintó e intervino con papel de oro. Esto último en referencia al arte japonés del kintsugi, con el que los objetos se reparan para mostrar sus “cicatrices”, esa belleza “de las cosas y de las personas”.

 

Fotos: Mauricio Toro-Goya / Altares y penas se inauguró el 15 de septiembre y estará hasta el 23 de octubre en esta galería del centro histórico de Oaxaca / Las violencias de género y las luchas feministas son recreadas en las fotografías, con los colores morado y verde que refieren a estos movimientos

 

Estas últimas intervenciones aluden también “al Barroco latinoamericano, en donde los originarios de América cubrían con Pan de Oro los altares y objetos de la ceremonia católica, con el objetivo de iluminar la oscuridad que representaba la violencia a la que fueron sometidos por los españoles”.

Altares y penas se inauguró el 15 de septiembre y estará hasta el 23 de octubre en esta galería del centro histórico de Oaxaca. 15 piezas realizadas originalmente en blanco y negro conforman una obra para la que el autor se decidió a usar nuevamente el color.

Por lo general, su obra es presentada en blanco y negro, aunque ya en Milagreros (Oaxaca, 2015) había recurrido al color.

 

Como toda decisión en mi obra el color tiene que ver con un gesto político”, cuenta el autor sobre el rojo, el amarillo, el verde, el morado y otros los colores. También sobre su intención por representar al miedo como la derecha y a la valentía como la izquierda, ambos como parte de un equilibrio.

Se trata de “colores que se nos han prohibido desde la estructura capitalista, que no forman parte de sus códigos visuales habituales porque de una u otra manera la historia los ha ido apagando” en tanto “representan o la izquierda o el pueblo”, colores “fuertes” e incluso considerados de “mal gusto” en occidente, donde “todo tiene que ser mucho más minimalista y más reservado”.

El color es también una forma de resistencia, señala el fotógrafo chileno, quien ejemplifica que en su país natal usar el rojo es mal visto por la derecha.

 

Para el estallido social del 2019 los jóvenes volvieron a tomar elementos más contemporáneos y salieron a manifestarse con gráfica en las calle, ocuparon las paredes y los colores que usaron fueron los de los 70, el rojo, el amarillo, colores que eran códigos políticos, de ciertos movimientos políticos”.


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