Voces, ecos y secretos: Que 20 años no son nada
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Voces, ecos y secretos: Que 20 años no son nada

Ustedes, lectores, que desde el anonimato me han acompañado, forman parte de mi vida y me complementan


Voces, ecos y secretos: Que 20 años no son nada | El Imparcial de Oaxaca
Foto: ilustrativa

La semana pasada cené con el dramaturgo español Alberto Conejero en el café “El popular”, en medio de la charla me preguntó de pronto “¿Eres feliz viviendo aquí?” y por primera vez me quedé callado, hasta esa noche no había pensado en ello. ¿Soy feliz viviendo en la Ciudad de México? Sí. Para mí felicidad es la tranquilidad y en esa percepción claro que he sido feliz. Llevo apenas un par de meses, pero la ciudad me ha tratado con la mayor de las gentilezas. Ha sido un bucle de gratas sorpresas que agradezco.

Pero esta mañana al sentarme a escribir esta columna me doy cuenta que es la última mañana en la que tengo 19 años, hoy termina una década de mi vida; en unas horas cumplo 20 ¡Madre Mía! y pensar que a los 14 años anhelaba la mayoría de edad, pensaba que mi vida sería diferente tras ese momento y por fines prácticos les decía a todos que tenía 18, hasta que alguien me dijo “Llevo tres años conociéndote y sigues teniendo 18”…me gustaría volver a encontrarme a esa persona y decirle “Qué crees ya tengo 20 años”, apenas y me di cuenta cuando en verdad cumplí los 18.

Lo sé, es una edad muy joven, pero a mí, señor de las preocupaciones, claro que me ocupa, mi mente ya voló e imaginó miles de escenarios que me ilusionan, asustan y me hacen sentir esa hambre de devorar el mundo, de conocer gente, lugares y de vivir…juventud le llaman. Y aunque siempre me he sentido un alma mucho más vieja a la edad cronológica que tengo, estos 20 años son reales, tangibles y vividos. La sombra de la niñez, cada vez más lejana, pero aún me cobija y eso es un gran privilegio, solo cumplen años quienes están vivos, así que enhorabuena, como dice el tango ¿que 20 años no son nada?

Quiero compartirlos con ustedes, lectores, que desde el anonimato me han acompañado, que sin saber quiénes son, forman parte de mi vida y me complementan. A ustedes quiero contarles que hace dos meses dejé mi tierra, me fui a la Ciudad de México, a estudiar, como miles de jóvenes que migran cada año, en busca de mejores oportunidades.

Llegué un jueves sin conocer a nadie, con dos maletas y el apoyo incondicional de mi papá. Desde la primaria yo anhelaba dos cosas: ser periodista y vivir en esta ciudad. Siempre me pareció un lugar de mil posibilidades que a veces veía cercano y otras una barrera imposible de traspasar. Desde aquella noche cuando me preguntaron “¿Eres feliz viviendo aquí?” no he dejado de pensar en ello, no sé si la felicidad sucede o se construye, pero me he dado cuenta cómo una especie de sinergia que no explico, ni comprendo, ha hecho que me vayan sucediendo las cosas. Mi yo de la primaria definitivamente soñó con eso, que silenciosa y de manera paulatina, se hace realidad y hoy, ahora, en este momento me hace sentirme pleno, divertido, con mi futuro feliz.

@Urieldejesús02


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