Entrevistas sin fecha: Daniel Saldaña París
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Entrevistas sin fecha: Daniel Saldaña París

“La idea del éxito capitalista no aplica en la literatura”


Entrevistas sin fecha: Daniel Saldaña París | El Imparcial de Oaxaca
Daniel Saldaña París (Ciudad de México, 1984) dice tener mala memoria, ya que no tiene tanto vínculo con el pasado

La memoria es una herramienta muy socorrida por los escritores; sin embargo, Daniel Saldaña París (Ciudad de México, 1984) dice tener mala memoria, ya que no tiene tanto vínculo con el pasado. Quizá porque a lo largo de su vida ha tenido varias mudanzas y estas —a su parecer— contribuyen “a esa sensación de pérdida de arraigo y te obliga a empezar de nuevo”.

Con novelas como En medio de extrañas víctimas (2013), El nervio principal (2018) y Aviones sobrevolando un monstruo (2021) ha logrado consolidarse entre los escritores jóvenes más destacados de la actualidad. Su novela El baile y el incendio fue finalista del Premio Herralde de Novela 2021. Para él los premios son una oportunidad para llegar a más lectores, dice: “Son premios que respeto, pero no hay que tomárselos demasiado en serio”:

En tu libro El baile y el incendio abordas este trance entre madurar y encontrar un sitio en la vida. En tu caso, ¿cómo fue tu proceso de encontrarte?

—Cuando era más chico tenía la expectativa de que hubiera una especie de marcador más definitivo que me indicara cuando ya crecí; por supuesto, no existe. Es un proceso constante. Pero ha sido muy rico descubrir esta idea de que se alcanza una cierta meseta de la edad donde los cambios son menos drásticos o más matizados y que se disfrutan, que era un poco lo que quería apuntar con la novela, “que se vuelven más lentos los cambios en la vida de una persona al llegar a cierta edad”.

¿Como escritor cambió tu perspectiva de cuando eras más chico a ahora que ya has alcanzado cierto grado de madurez?

—Sí, creo que con cada nuevo libro cambia un poco mi manera de entender la literatura, creo que es difícil pensar en una especie de “progreso” porque siempre hay que volver a aprender cómo se escribe un libro, porque cada uno te pide a aprender a escribir otra vez desde el principio; eso te obliga a estar revisando tus propias certezas y a ir encontrando tus propias posturas e ir encontrando respuestas distintas donde creías que no las había.

 

El baile y el incendio fue finalista del Premio Herralde de Novela 2021

 

¿Crees tener ahora una certeza de lo qué es para ti la literatura?

—Yo creo que va a ser cambiante, son certezas provisionales, sigo leyendo mucho todo el tiempo y conforme voy leyendo a nuevas autoras y autores, mi idea de la literatura y de lo que se puede hacer con las letras sigue cambiando. Es un concepto que siempre está en expansión, cada vez caben más cosas en mi idea de la literatura; aunque al mismo tiempo hay cosas que se van aclarando, cada vez tengo más claro cómo escribir honestamente, me conozco mejor, sé mis trampas y cómo evitarlas para llegar más rápido al meollo del asunto cuando estoy escribiendo.

¿Cuéntame sobre las trampas en la literatura?

—Una trampa es hacer siempre lo que sospecho o me han dicho que hago bien, sería una trampa repetir simplemente las cosas que me aplaudieron en un libro anterior, y creo que el verdadero reto es ponerse en lugares incómodos y replantearse qué quiere decir escribir bien. Porque cada libro pide cosas distintas y hay que buscar una mirada limpia para empezar a escribir de nuevo.

¿Entonces después de un éxito no hay que seguir por allí sino reconstruirse?

—Sí, porque no creo que haya un progreso en el que se escriba cada vez mejor, cada vez lo haces distinto. Las ideas que normalmente asociamos con el éxito en otras carreras o disciplinas en la literatura no aplican. Hay gente que tiene una idea genial a los 19 años y que no vuelve a tener otra idea, hay gente que al contrario llega a la literatura hacia el final de su vida y hace algo deslumbrante, y gente que hace libros durante muchos años, algunos tienen éxito y otros nos gustan menos, pero no hay que perder de vista que esas ideas del éxito capitalista en la literatura no aplican para nada.

¿En tu caso crees que ya llegó tu éxito literario?

—A mí me cuesta trabajo juzgar mi carrera literaria en esos términos porque tengo una relación muy emocional con lo que escribo, como me tardo en escribir de tres a cuatro años una novela, para mí ese libro más que un éxito o un fracaso representa esa época de mi vida. Cuando pienso en una de mis novelas no es en si tuvo éxito o no, sino en lo que veía, leía y el tipo de cosas que me interesaba buscar. Como que tengo los libros muy asociados a sentimientos, a recuerdos emocionales y a lo que pasaba en mi propia vida. Pero creo que voy a seguir disfrutando de lo que hago porque para mí lo más importante es no perder de vista que tengo que seguir interesado más allá de mi supervivencia económica. No solamente escribo para comer, bueno también (risas), pero también es mi forma de relacionarme con el mundo; mantener la conciencia de lo que significa la literatura para mí, ese es el verdadero éxito en mi literatura.

¿Cuáles son las obsesiones literarias de Daniel Saldaña París?

—Hay pocas, tampoco tengo tantas obsesiones que se mantengan, creo que una es la sensación de una comunidad perdida, de haber dejado de pertenecer a una comunidad y tratar de estar buscando otra a cuál pertenecer, en ello muchas veces están mis personajes; otra obsesión quizá es la idea de ubicarse en el mundo siendo hijo y la relación con los padres. No sé qué más, quizá no son obsesiones de temática sino más de estructura, una forma de entender el lenguaje como una textura que puede tener partes accesibles y otras más intransitables, tratar de lograr un lenguaje que tenga variaciones y que no sea evidente. Así como en la vida, que no todo el tiempo entendemos lo que pasa; me gusta que en mis novelas haya cierta incomprensión.


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