Mantienen vivo el telar de cintura en Jalieza
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Arte y Cultura

Mantienen vivo el telar de cintura en Jalieza

A las artesanas y representantes del grupo les da esperanza que Oaxaca siga en semáforo verde, pues es un aliciente para que lleguen más personas


Mantienen vivo el telar de cintura en Jalieza | El Imparcial de Oaxaca

Un grupo de 17 mujeres y 3 hombres tejedores del telar de cintura de Santo Tomás Jalieza mantiene su actividad en medio de la pandemia y bajas ventas por la falta de turismo en el Parador Turístico.

Durante el 2020, el parador estuvo cerrado, y fue a finales de ese año que recién abrió; sin embargo, esto generó pérdidas económicas para quienes dependen de esta artesanía. Además, al no poder pagarle a un velador para cuidar el lugar, varios de los artesanos sufrieron robos de mercancía.

“Batallamos mucho para que llegara el turismo; en diciembre casi no entró mucho, y ahorita estamos viendo una ligera mejora en la situación, pero seguimos esperando que lleguen más personas”, expresó Margarita Mendoza Hernández, representante de Artesanas y Artesanos Tejedores de Jalieza.

Los artesanos señalaron que en la parte de afuera contaban con paneles solares; sin embargo, estos fueron robados, al igual que el cableado de luz eléctrica. Situación que también les afectó. Ahora, este grupo de personas está tratando de volver a adquirir lo que perdieron por estos robos.

OTRAS OPCIONES

A fin de sostener su actividad trabajan con algunas agencias de viajes, y a la semana les llevan algunas personas, aunque hay periodos donde no hay visitantes. Otra estrategia es que el grupo sostiene un vínculo con el Instituto de las Artesanías Oaxaqueñas para vender sus piezas a consignación o en la tienda de esta dependencia. Además, la mayoría de los artesanos, en época de confinamiento voluntario, se dedicaban al campo u otros trabajos.

Actualmente, a las artesanas y representantes del grupo les da esperanza que Oaxaca siga en verde en el semáforo epidemiológico por Covid-19, pues es un aliciente para que puedan llegar más personas, aun cuando no habrá Guelaguetza. A pesar de que las ventas siguen bajas, ya logran comercializar entre 15 a 20 piezas a la semana; sin embargo, recuerdan que en meses anteriores las ganancias y actividades estaban en cero. 

ENTRELAZANDO HILOS

Cecilia empezó a los 7 años a jugar con los hilos y para aprender tuvo que iniciar con telares sencillos. Ella junto con 5 integrantes de un equipo, entre Defina Gómez y Martha Martínez, estaban dándole vida a esta actividad que aman y que llevan en la sangre, heredada de sus antepasados.

Lo primero que hacen las tejedoras es tender los hilos de algodón en el burro de madera, donde colocan la cantidad que van a utilizar y el número de vueltas depende del diseño a realizar. “Ya tenemos nuestro conteo y lo hacemos conforme la pieza que queremos lograr y de eso dependen los diseños”.

Con entradas y salidas de hilos, las artesanas van diseñando sus figuras; algunos diseños han sido heredados de generación en generación, ya que representan las costumbres e iconografía de la comunidad.

Hacen juego de los colores azules, en sus tonos bajos e intensos, así como los rojos o los vistosos como amarillos, naranjas, morados.

Mientras realiza un centro de mesa, Cecilia tiene habilidad en las manos, ya sabe el sentido que dará a los movimientos para ir tejiendo. “Ya la mano sabe cuántos hilos va a tomar, ya sabe cómo ir tejiendo al peinar el diseño”, expresó.

A veces hace pares de cien o hilos de 1 sola pieza, con un peine de madera va enredando los hilos de algodón.

Una pieza la termina dependiendo de la dificultad, va de los 2 días, a una semana la elaboración y los precios varían dependiendo la prenda y la complejidad de la misma.

SOBRE EL GRUPO

El grupo de artesanos es originario de esta comunidad donde conservan el zapoteco como lengua materna. De 10 a 19 horas, en el Parador Turístico de Jalieza que se localiza en el libramiento a Ocotlán, los artesanos realizan sus piezas que, posteriormente, comercializarán.

El grupo se conforma por 20 personas: 17 mujeres y tres hombres. Se instalaron desde el 2012 en este lugar, pero fue hasta el 2014 cuando comenzó la comercialización de sus artesanías.

Las ganancias que obtienen las reparten entre las personas integrantes y, de esta forma, logran sostener sus talleres.

Hicieron una invitación a la gente para comprarles y aportar con la actividad artesanal en un espacio seguro y con medidas de sanitización para evitar brotes de Covid-19. Además, adjunto a este parador está un comedor donde se vende comida típica de la zona.