Lo real de Oaxaca, en cuestión de tradiciones, permaneció: José Luis Pérez Cruz
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Lo real de Oaxaca, en cuestión de tradiciones, permaneció: José Luis Pérez Cruz

El periodista, creador del programa y plataforma Santa Cultura, reflexiona sobre el impacto de la pandemia en Oaxaca, en donde observa que las propuestas de la sociedad civil han sido más fuertes y permanentes que las gubernamentales


Lo real de Oaxaca, en cuestión  de tradiciones, permaneció: José Luis Pérez Cruz | El Imparcial de Oaxaca

Durante el primer año de la pandemia de Covid-19 en Oaxaca, el periodista José Luis Pérez Cruz se vio obligado a pausar y hacer lo mismo con su programa y plataforma Santa Cultura. Primero por las restricciones que afectaron a la actividad artística y cultural; después, por vivir la enfermedad. Sin embargo, los altibajos por la emergencia sanitaria también le permitieron concretar cambios a beneficio del programa, el que cumplió su noveno aniversario este 18 de abril.

Con nueve años de impulsar Santa Cultura, y desde ahí subrayar que “nuestra identidad también hace milagros”, Pérez Cruz también pudo observar cómo el primer año de la pandemia de Covid-19 afectó a otros proyectos y propuestas en el estado. Al mismo tiempo, se percató de la fortaleza de las iniciativas independientes, aquellas de la sociedad civil o creadas por artistas como el fallecido Francisco Toledo.

El aniversario de Santa Cultura, que se celebró con diversas actividades desde el pasado viernes, enmarca las reflexiones del periodista, quien las comparte a un año de la emergencia que cambió su manera de trabajar.

Con la pausa obligada y el primer año de la pandemia, ¿qué consideras que se ha podido ver de las manifestaciones culturales y tradiciones?

—Lo real de Oaxaca, en cuestión de tradiciones, permaneció. Por ejemplo, no hubo una Procesión del Silencio porque no es una manifestación de fe real, es como un tipo de comparsa, de farsa, es un producto turístico, y las personas que se disfrazan y participan para salir en una procesión no estuvieron, pero las procesiones sí salieron de los barrios. Y eso es de la gente que realmente cree en la fe católica. (La pandemia) nos permitió ver cómo la fe en Oaxaca realmente existe, está viva, pero es diferente a como un producto turístico lo quiere vestir o vender al turismo.

Para el comunicador, es la visión turística y económica de la cultura la que ha incidido en la identidad de las nuevas generaciones de oaxaqueños. Los nuevos oaxaqueños –dice– “aprenden a partir de los productos turísticos y esto es lo que ha afectado mucho a las culturas de Oaxaca”.

A la par que la fe y las tradiciones, José Luis expone que la pandemia ha permitido ver a la “cultura real”, la de los “proyectos independientes que a pesar de la pandemia buscaron salir adelante”. Entre ellos cita a la compañía Pelo de Gato, en la Villa de Etla; La Locomotora foro escénico, en Santa Lucía del Camino, y el Teatro Zonal 21 de Marzo, en la agencia San Juan Chapultepec. Pero también los creados por el fallecido artista Francisco Toledo.

“Se reactivaron esos espacios que le hacen más bien a la difusión de la cultura”.

¿Al margen de los gubernamentales?

—Los institucionales se quedaron sin nada porque siempre han estado sin mucha propuesta, porque cumplen, porque tienen que hacer su trabajo, pero no cumplen desde un punto de vista de conciencia, de qué es lo que las políticas culturales deben de seguir para realmente impactar y que no sean proyectos de tres o seis años, sino que se siembre una semilla que se refleje en el consumo cultural, por gusto y no por obligación.

Pérez Cruz, periodista con una larga trayectoria en Oaxaca, su estado natal, señala que los proyectos “genuinos permanecieron por la necesidad y sinergia de que no se pueden detener”. No así los que se hacen “por obligación o pose”, que en varios casos desaparecieron.

Como director general de Santa Cultura, plataforma que ya contaba con la experiencia virtual, reconoce que el último año también impactó en su trabajo, no solo por las adecuaciones al foro de transmisión sino en las relaciones con invitados. Aunque también ha servido para subrayar la importancia de estar en los espacios públicos y privados desde los cuales se generan, preservan o difunden el arte y la cultura. Y desde los que ha forjado su programa y compromiso como periodista.

“Creo que tienen que haber una reflexión por parte de todo, de los públicos y comunidad artística y de quienes tienen en sus manos la tradición sobre la responsabilidad de acercarnos sobre todo a los públicos que no están en la cultura”, piensa quien, de niño o adolescente, no encontró “los canales que tuvieran un lenguaje llano para entender y comprender” estas manifestaciones. “Falta democratizar aún más la cultura, más cuando mucha de esta se gesta con recursos de nuestros impuestos”.