La leyenda del convento
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Arte y Cultura

La leyenda del convento

La pandemia causada por el covid19 continua haciendo estragos transversalmente en todas las sociedades. Para las ciudades que viven principalmente del turismo, como Oaxaca, no está siendo nada fácil. Si…


La pandemia causada por el covid19 continua haciendo estragos transversalmente en todas las sociedades. Para las ciudades que viven principalmente del turismo, como Oaxaca, no está siendo nada fácil. Si esta situación me afecta directamente por la imposibilidad de visitar multitud de lugares del estado, no me quiero imaginar el terrible impacto que está generando en los comerciantes, artesanos y hosteleros.

A pesar de saber que las restricciones no iban a permitirme acceder al Ex Convento de Culiapám, decidí acercarme al municipio de Culiapám de Guerrero para, al menos, observarlo desde fuera.  Y menos mal. La visita es obligatoria aunque no sea la ideal. Esta localidad no llama la atención
únicamente por la construcción religiosa, sino por ser el lugar en el que fusilaron al ex presidente mexicano Vicente Guerrero. En suma, un pueblo a escasos kilómetros de la capital que, ya sea por sus acontecimientos históricos o por la grandeza de su devota arquitectura, merece una parada en el viaje.

La majestuosa construcción del siglo XVI, con el propósito de evangelizar a la población indígena del estado, fue dedicada a Santiago Apóstol. A pesar de que sus reliquias descansan en la Catedral de Santiago de Compostela, son muchos los templos y capillas mexicanas donde también se le rinde culto. El estilo arquitectónico es una combinación de influencias barrocas, renacentistas y góticas, apareciendo también rasgos platerescos (estilo de los Reyes Católicos). Pero si hay algo que verdaderamente llama la atención del convento es la historia que se esconde entre sus muros de cantina.

Cuenta la leyenda que, un día cualquiera a la hora del atardecer, apareció en el convento un extraño personaje sobre un carro tirado por caballos negros. En aquella época, la apariencia de la construcción era mucho más austera. La orden Dominica ansiaba disponer de un solemne espacio en el que cristianizar a la población local. El joven visitante solicitó reunirse a solas con el padre prior, Fray Domingo de Aguinaga. Tras varias horas de conversación, el religioso advirtió a los miembros de la congregación que no salieran de su habitación aquella noche. Cuando la luz solar desapareció por completo en el horizonte, multitud de sombras comenzaron a avanzar entre los arcos, puertas y paredes del convento. La edificación actual comenzó a levantarse desde los cimientos. Cuando todavía no estaba finalizada, todo volvió a la calma con el canto del gallo.

Los frailes, atónitos por la aparición de esta nueva pero inconclusa construcción, preguntaron al padre Prior qué conversación había mantenido con aquel extraño joven. Años más tarde, confesó que el peculiar visitante era el mismísimo Diablo, que había prometido un imponente convento
antes del amanecer a cambio de las almas de la congregación. El padre Prior, para evitarles ese fin fatal, hizo cantar al gallo antes de tiempo. Por ello la obra no está finalizada.

Algunos vecinos de la zona afirman que, a pesar de los intentos por terminar la construcción, ningún arquitecto ha conseguido dar con las medidas o materiales adecuados. «Todas se terminan cayendo, es por la maldición», afirma una mujer de unos cincuenta años de edad. Hay quienes creerán la historia y quienes no. Quizá el Diablo fuera, en realidad, la falta de presupuesto, de materia prima, o de mano de obra. Quién sabe. De lo que no cabe duda es del contraste existente entre la grandeza del convento y las edificaciones que le rodean. Tampoco de la belleza de su fachada y de su cúpula. En definitiva, un alto indispensable para cualquiera, sea turista o local.