Pega Covid-19 a la joyería artesanal
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Pega Covid-19 a la joyería artesanal

“De 500 pesos que sacábamos al día por venta de una pieza, solo llegamos a obtener hasta 50 pesos”, relata maestro joyero


Pega Covid-19 a la joyería artesanal | El Imparcial de Oaxaca

Para sortear la crisis económica derivada de la pandemia de Covid-19, el joyero Marco Antonio Suchiapa se ha visto obligado a variar tanto en materiales como en técnicas para poder elaborar piezas menos costosas. Cuenta que tiene más de 15 años en el oficio. Actualmente instaló su taller denominado “Manos Indígenas de Oaxaca”, en la ciudad de Ejutla de Crespo.

Sin embargo, como una forma de paliar la situación y las bajas ventas optó por explorar con materiales como la alpaca, el cristal y otros elementos que sustituyeron al oro, la plata y el rubí.

“Nosotros vivimos del turismo y de la actividad económica porque son los visitantes y los propios habitantes quienes compran y presumen nuestras creaciones artísticas. Estamos acostumbrados a salir y acomodar nuestra joyería”, apunta.

“La epidemia nos afectó muchísimo porque —como artesano— dependemos de las fiestas patronales y de la Guelaguetza. Dado que al trabajar la joyería en filigrana en esas fechas tenemos mucha demanda, pero con el Covid, se cayó todo”, expone.

El maestro joyero comentó que salir de esos meses de bajas ventas no fue fácil. Primero tuvieron que sortear el bajo ánimo para poder mirar el lado positivo a esta actualidad de confinamiento; después, se pusieron a explorar nuevos materiales y técnicas para crear joyería más económica.

“Al no ser artículos de primera necesidad hemos tenido unos meses muy difíciles, porque en la fase más complicada de la epidemia de uno o dos kilos que comprábamos de plata, se llegaron a adquirir nada más gramos para salir del paso”, anota.

Marco Antonio comenta que exploraron con latón, cobre, estaño, así como aretes calados, repujados a precio económico, pero que sirvió para allegarse de recursos para sobrevivir.

Incluso advierte que varios talleres de joyería se vieron obligados a cerrar porque no tenían ni para el material, y la clientela se esfumó ante el prolongado confinamiento social.

“Tuvimos que improvisar con otros materiales como alpaca, perlas acrílicas y otras ante el encarecimiento de las piedras preciosas y metales como oro y plata. Vimos en eso una oportunidad de ingreso y salimos adelante”, manifiesta.

Por último, admite que de los 500 pesos que podía obtener de la venta de un par de aretes al día, en momentos de mayor crisis solo vendía 50 pesos por bisutería, “pero esperamos  que esto mejore y retornen los nuevos tiempos”.


aa

 

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