Fallece Luz María González Esperón
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Fallece Luz María González Esperón

Las obras de la “Güera Fagoaga” dejan huella en el corazón de los oaxaqueños


Fallece Luz María González Esperón | El Imparcial de Oaxaca

Durante el pasado viernes 14 de febrero, los oaxaqueños disfrutaban del Día del Amor y la Amistad con entusiasmo y espíritu amoroso, sin embargo fue hasta que el sol se encontró en la plenitud del medio día que comenzó a correr una triste noticia: la distinguida escritora e investigadora Luz María González Esperón (1930-2020) falleció a sus 89 años de edad a causa de una enfermedad con la que había batallado durante sus últimas semanas de vida.

Querida y admirada por la sociedad oaxaqueña, que la llamaba cariñosamente “la güera González” o “la güera Fagoaga”, ha dejado con su partida un hueco en el corazón de los oaxaqueños que la conocieron ya sea por sus interesantes charlas o por alguno de sus siete libros, mismos a los que les dedicó las últimas décadas de su vida. En ellos rescató del polvo del olvido las tradiciones, juegos, costumbres, a aquellos hombres y mujeres del Oaxaca en el que creció y que se enraizó perennemente en el país de su memoria.

María de la Luz González Esperón nació en la siempre bella y noble ciudad de Oaxaca de Juárez un domingo 16 de noviembre del año 1930, en el seno de una oriunda familia oaxaqueña conformada por el Sr. Serafín González Cortés y la Sra. Sara Esperón Pimentel.

Aprendió de su padre el amor por esta ciudad y sus expresiones culturales como la música, la literatura y la danza. Heredera de una vena cultural irradiante por Oaxaca, pues fue su bisabuelo el Lic. Emilio Pimentel el último gobernador porfirista del estado (1902-1911) y sus tíos Ignacio Fernández Esperón “tata nacho” y Manuel Esperón Gonzales destacados compositores del siglo XX.
Sus primeros años, según como la propia escritora lo narra, cursó la primaria hasta el quinto años con la maestra Carmita Rivera Toro, que atendía a un reducido grupo de alumnas en su domicilio particular de la calle de Independencia #506, cursando el último año de la formación primaria en el Colegio Unión y Progreso con la finalidad de obtener el certificado de instrucción.

Al egresar continuaría sus estudios de secundaria (1944-1946) en la recordada Academia Científica “La Corregidora” dirigida por la maestra Luz Cordero Bermúdez de Galindo. Posteriormente convenció a sus padres para que la poyaran enviándola a estudiar la preparatoria en la Universidad Femenina de México en la capital del país. “Por azares del destino o por error de vocación estudié en esa misma universidad durante dos años la carrera de Ingeniería Química, misma que abandoné por falta de verdadero gusto y pasión” confesó la misma escritora en una entrevista realizada en 2018.

Desafiando todos los obstáculos que la época imponía a las mujeres, logró marcharse a Estados Unidos con la finalidad de estudiar el lenguaje germánico occidental, obteniendo el título de profesora de inglés en 1950 por el Millersville State Teachers College de Pennsylvania.

Al retornar a México permaneció en la capital como secretaria particular de Guillermo Prieto Pérez, presidente de Fábricas Auto-Mex S.A, puesto que abandonó para contraer nupcias con el doctor Alberto Fagoaga Muñozcano el 8 de mayo de 1960.

Con él procreó a tres hijos: Alicia Alejandra, Félix y Claudia Fagoaga González, a quienes se dedicó de cuerpo entero, combinando sus labores como madre y ama de casa con algunas tareas de asistencia y labor social.

Tras casi 12 años de matrimonio, en 1972 le “tocó beber de las amargas corrientes de la vida” por el fallecimiento de su esposo que la llevó a enfrentarse a la viudez de manera inesperada.
Al quedar como la única responsable de sus hijos, abandonó la comodidad del hogar y se reincorporó a las actividades laborales, desempeñándose entre otros cargos como coordinadora de ventas de la House of Fuller, S.A. y Gerente administrativo de “El zorro plateado”.

Pasaron los años y doña Luz María logró sacar adelante a sus hijos, alternando su vida entre el trabajo, el interés por la cultura y las relaciones sociales, sin embargo como ella lo relataba, no se atrevía a dar el paso hacia la literatura o más bien la divulgación de sus textos ya que desde pequeña gustaba escribir la crónica de las reuniones familiares y los acontecimientos sociales de los que era participe.

Fue hasta la tarde del 27 de mayo de 1994 en que se rindió un homenaje en vida al reconocido director de música Eduardo Mata, organizado por el Instituto Oaxaqueño de las Culturas y la Casa de la Cultura Oaxaqueña, donde doña Luz María fue invitada por el Ing. Jorge Bueno Sánchez por su cercanía con la familia Mata para ofrecer un discurso anecdótico sobre la vida del connotado músico, debutando así con esta faceta suya como cronista y escritora.

Dicho discurso agradó tanto a los asistentes que la Doctora Margarita Dalton Palomo la invitó meses después a trabajar como técnica investigadora y encargada de eventos especiales del IOC, en donde creó múltiples semblanzas de oaxaqueños destacados a manera de homenaje en el medio tiempo de los conciertos dominicales de la Banda de Música del Estado.

La escritora colaboró además con artículos para la sección cultural del diario El Imparcial de Oaxaca, además de cápsulas para la estación radiofónica XHOCA-FM del grupo ACIR.

En 1997 el Instituto Oaxaqueño de la Cultura publicó en coedición con el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, su primer libro La celebración de muertos en Oaxacacon, el que el gobernador Diódoro Carrasco viaja a España para promocionar las tradiciones de muertos en el estado.

Un año después estaría publicando su siguiente trabajo bajo el nombre de Crónicas diversas de Artesanos Oaxaqueños (1998), descrito por ella como “un texto sencillo, directo y descriptivo, nacido del sentimiento de admiración y cariño por Oaxaca y por lo que aquí se produce, pero en especial por la manera de hacer bien las cosas, característico de los artesanos de esta región”, con el que ganó el primer lugar estatal y tercer lugar a nivel nacional en el concurso “Crónicas, tradiciones, relatos y memorias de pueblos y barrios 1996-1997”.

El 2 de noviembre de 1999 ingresa al Seminario de Cultura Mexicana corresponsalía “Ing. Alberto Bustamante Vasconcelos” que reunía a los intelectuales más connotados del Oaxaca de la época.
Ya en el siglo XXI seguiría con su labor incansable en pro de la cultura oaxaqueña, mismo que la llevó a acumular una extensa colección de más de 2000 fotografías del Oaxaca político, social y cultural del siglo pasado.

En 2004 compila algunas de las biografías que escribió durante su labor en el Instituto Oaxaqueño de la Cultura y publica Perfiles de Oaxaca. El 15 de febrero de 2006 presenta en el Museo del Palacio de Gobierno su libro El tejate, una bebida prehispánica con el que cubre un vacío bibliográfico que hasta entonces existía en la investigación oaxaqueña.

Los años pasaron y nuevamente rompió el silencio el 27 de abril de 2012 en que presentó su quinto libro: Oaxaca paraíso de mi memoria, un ambicioso trabajo que según la propia autora rompió un paradigma en la manera de hacer sus libros, pues a partir de ahí comienza a utilizar dos lenguajes, el fotográfico y el escrito.

El 3 de mayo de 2014, dentro del 482 aniversario de la elevación de Oaxaca al rango de ciudad presentó en el patio del palacio municipal su sexto libro Eternamente Oaxaca, con el que narra las crónicas sociales y exhibe inéditas fotografías de las bodas y los recuerdos de las familias oaxaqueñas.

Tras muchos años de continua lucha y las primeras complicaciones por la edad, doña Luz María Gonzáles Esperón decidió dar su última gran batalla literaria, un trabajo nunca antes visto en la investigación oaxaqueña y que sólo a ella con su acuciosa pluma se le pudo haber ocurrido, naciendo así Ellas: Las esposas de los gobernadores de Oaxaca (1834-2016) con el que planteó la pregunta sobre “¿quiénes fueron ellas?, las esposas de los gobernadores de Oaxaca, ¿por qué sus nombres fueron cubiertos por el polvo del olvido? ¿por qué nadie les había reconocido su inteligencia que no es privativa de ningún sexo? su personalidad, la relevancia del rol que les tocó desempeñar unido a los logros obtenidos por su trabajo… ¿Por qué habiendo entre ellas excelentes escritoras, ninguna nos dejó sus memorias?, “esta terrible omisión motivó mi deseo de rescatarlas pues nuestra historia de Oaxaca esta coja sin el libro de ellas” afirmó.

Gracias a ella y su titánico trabajo que influenció a las nuevas generaciones de investigadores e interesados por la historia de Oaxaca, las personas, acontecimientos, tradiciones y fotografías que rescató del olvido, cabalgaran eternamente en el país de la memoria de todos aquellos que lean sus textos y recordarán el Oaxaca de antaño que murió la mañana de ayer junto con ella.
Luz María Gonzales Esperón, siempre bella mujer, madre, abuela, conversadora, amiga, investigadora y escritora a la que todos nos dirigimos cariñosamente como la “Güera González”.
Y como dijo en uno de sus libros: “puede ser que la vida no sea la fiesta que esperábamos pero en tanto estemos aquí, debemos bailar” Q.E.P.D.


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