Monte Albán: la ciudad redescubierta tras los sismos
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Monte Albán: la ciudad redescubierta tras los sismos

Vestigios arqueológicos, intervenciones con materiales inadecuados, malos rellenos de excavaciones previas, entre los hallazgos en la zona arqueológica que desde el año 2018 es objeto de restauraciones


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De Monte Albán, la ciudad zapoteca fundada en los Valles Centrales de Oaxaca en el año 500 antes de Cristo, el descubrimiento de mayor fama o proyección internacional ha sido el liderado por Alfonso Caso: la Tumba 7. Ésta fue hallada el 9 de enero de 1932. Pero en la urbe que llegó a albergar hasta 35 mil habitantes en su etapa de mayor esplendor, los vestigios, quizá no tan ostentosos como las joyas de oro, huesos labrados o copa de cristal de roca, siguen apareciendo. Y no precisamente en trabajos de exploración arqueológica.

SOBRE LAS RESTAURACIONES

Las restauraciones por los daños que causaron los terremotos de septiembre de 2017 han llevado a trabajadores como Octavio Regino, un alfarero de Santa María Atzompa, a dar con una ofrenda y cerámicas en el Edificio P, uno de los tres con prioridad en las obras. Como este restaurador, otros trabajadores de poblaciones aledañas a la considerada capital de los zapotecos se han encontrado con piezas similares, incluida una tumba, como señala este trabajador.

Octavio se incorporó a uno de los equipos que atienden los edificios A y P y el juego de pelota, tres de los 15 complejos o construcciones que en daños se reparten las zonas arqueológicas del conjunto Monte Albán-Atzompa. Desde su llegada en enero de 2019, él y sus compañeros han encontrado ofrendas y cerámicas, túneles o piedras labradas, entre otros.

DESCUBRIENDO LOS “TESOROS”

Así como Alfonso Caso, estos más de 10 trabajadores son los descubridores de los “tesoros” zapotecos, y aunque muestren orgullo por ello, suelen mostrarse modestos cuando hablan de ello ante decenas de asistentes. Los mismos que recorren la zona en un día especial, en el que esta información se comparte con la comunidad, como parte de un programa en torno a los trabajos de restauración.

“Yo encontré una ofrenda y varias piezas de cerámica”, además de una piedra labrada, cuenta Octavio Regino. Tras ello detalla que una ofrenda es la que los antiguos zapotecos hacían como un ritual y que depositaban en una olla. Sus explicaciones no dan para más cuando se le pregunta si acaso en sus hallazgos hubo algunos huesos humanos. No está en sus facultades el levantar o quitar las piezas del sitio en que se encuentran, aclara. “Vienen los arqueólogos y ellos se encargan” de retirarlas y llevárselas.

DAÑOS EN DIVERSAS ESCALAS

A raíz de los sismos de septiembre de 2017, uno de magnitud 8.2  (el día 7) y otro de magnitud 7.1 (el día 19), varias zonas arqueológicas y monumentos históricos resultaron con daños en escalas de leve, moderado y grave. En Monte Albán, tres de sus estructuras, las que actualmente siguen en restauración, fueron las más afectadas. Las otras de las aproximadamente 10 afectadas tuvieron daños menores y por ello, según cuenta personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), serán atendidas en fases posteriores.

Por lo pronto, las labores en tres áreas se desarrollan desde 2018. Desde entonces, los estudios, revisiones y trabajos condujeron a descubrimientos de vestigios, así como de estructuras o de daños generados por materiales empleados en intervenciones e investigaciones previas. Por ejemplo, las generadas por el cemento o el cierre inadecuado de excavaciones.

En el Edificio A, que como otros lleva el nombre de las letras del alfabeto para un fácil reconocimiento por parte del INAH, uno de los primeros descubrimientos del equipo que evaluó los daños fue un orificio, el que se hizo grande y resultó “ser un pozo de 5 metros de ancho por 10 metros de profundidad”, según relata Eduardo García, arqueólogo del instituto sobre el daño ocasionado por los terremotos. Más allá del arreglo de tal, el equipo se enfocó en buscar la causa de que tal cavidad aumentara de unos centímetros a varios metros.

“Encontramos una serie de túneles que atravesaban el edificio de un extremo a otro y que colapsaron con esos sismos, eso generó los hundimientos, las fracturas, que el edificio se fracturara en dos”, confiesa el especialista, el que junto a otros colaboradores lleva dos años a cargo de los trabajos. Todos bajo gran riesgo, pues han padecido algunos colapsos en el aún proceso de atención del complejo que como estos túneles tiene entre otros descubrimientos las intervenciones con cemento hechas en la época en que aún trabajó el arqueólogo Alfonso Caso, en los años 90.

Basados en estos hallazgos y los de años recientes para restauraciones de este tipo, el equipo del edificio señala que ahora se emplean materiales como cal apagada o arena, así como la misma tierra que sale de la estructura, que se reintegró. “Se está regresando a los materiales tradicionales y a los nobles; tratamos de evitar materiales industrializados”, cuentan un arquitecto y empleados del edificio que con esta, la derivada de los sismos, lleva su cuarta intervención en las últimas tres décadas.

En el área del Juego de Pelota, los daños se detectaron en algunos muros. Pero junto a ellos, el equipo se encontró con “malos rellenos” de intervenciones anteriores en el último siglo. Miguel Ángel Galván, arqueólogo del Centro INAH Oaxaca, comenta que “en muchas de las excavaciones que se realizaron, (los involucrados) ya no rellenaron bien y eso propició que no hubiera una compactación, lo que junto a la humedad hizo que (la estructura) pareciera una gelatina y con el sismo tuviera el pretexto perfecto para que colapsara”.

Los desagües que habían difundido primeramente como descubrimientos no fueron tales, aclara Glaván, pues este sistema ya era conocido e incluso estaban registrados, pero no habían sido liberados en su totalidad ni rehabilitados. Sobre esto último, el arqueólogo Eduardo García refiere que se hizo para evitar daños posteriores, pues el estado que guardaban hacía que los daños en el complejo se intensificaran con cada fenómeno natural.

“Hemos estado no sólo restaurando, sino buscado soluciones a largo plazo”, argumenta García sobre la demora de las labores en partes como el Edificio A y de acciones para evitar en lo posible otros daños.

DAÑOS Y RESTAURACIONES

Los sismos de septiembre de 2017 afectaron al menos una decena de estructuras en la zona arqueológica de Monte Albán. En Atzompa, que se considera con esta como un conjunto, se estima que fueron cinco las construcciones dañadas.

Los trabajos de restauración comenzaron en Monte Albán en el año 2018, teniendo prioridad en ello el Edificio A y luego el Juego de Pelota y el Edificio P, los tres más afectados.

El Juego de Pelota es el de mayor avance hasta ahora; el daño de los sismos está restaurado en él, aunque las últimas labores se han enfocado en cuestiones de accesibilidad y las obras se aprovecharon para rehabilitar los drenajes de este, pues estos intensificaban los daños en la estructura.

 

EQUIPOS MULTIDISCIPLINARIOS

En los trabajos en la zona trabajan decenas de personas, entre arqueólogos, arquitectos y otros empleados con conocimientos en restauración, ingenieros, geofísicos, estudiantes de áreas afines (del Instituto Tecnológico de Oaxaca o de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca), así como personal de comunidades aledañas como San Pedro Ixtlahuaca y Santa María Atzompa. Sin embargo, los especialistas coinciden en que las labores están limitadas por los recursos.


aa

 

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