“La Guelaguetza no es solo lo que ocurre en el Fortín”
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“La Guelaguetza no es solo lo que ocurre en el Fortín”

Un libro fotográfico deja constancia de las 43 comunidades que participaron en las cuatro funciones de los Lunes del Cerro


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Terminada la edición 87 de las fiestas de Guelaguetza, un par de fotógrafos comparte Soy Guelaguetza, un libro con las fotografías de las 43 delegaciones que se presentaron en las cuatro funciones de los Lunes del Cerro. De las festividades que tiene entre sus antecedentes el Homenaje Racial de 1932, quedan entre dos y hasta cinco imágenes por cada población que bailó en los 52 números del programa.

Jorge Omar Martínez Solís y Martha Valencia Ortiz son los autores del volumen cuya creación partió de la idea de que la Guelaguetza no solo es lo que ocurre en el Cerro del Fortín, sino que se vive cotidianamente en las comunidades. Además de que entre las representaciones de los bailes y tradiciones hay algo más, que podría comprenderse mejor si se está y vive en los lugares de origen.

Lejos de los 423 millones de pesos que se estimaron como derrama económica y la afluencia de 141 mil 805 turistas, en el periodo del 19 al 29 de julio, el libro reúne 200 fotografías, 6 mil 600 kilómetros recorridos y 30 días dedicados a la creación de las imágenes.

Sin embargo, da cuenta también de una idea que comenzó en febrero, con Jorge, quien se percató que no existe un registro fotográfico ni etnográfico de los pueblos que participan en los Lunes del Cerro. “Hay algunos como el de 1972, el álbum conmemorativo del Homenaje Racial, algunos folletos de los 70, pero están en blanco y negro” y que están en bibliotecas o archivos como el Histórico Municipal, la biblioteca Francisco de Burgoa y el Archivo Histórico del Archivo General del Estado de Oaxaca.

Asimismo, hay otros como el de Jesús Lizama, que se adentran en la historia, evolución y análisis de las fiestas de Guelaguetza. Como expone Jorge, son más “serios, formales, en términos de analizar lo que ha pasado o de criticarla”.

“Se partió de una hipótesis, de que la guelaguetza no es solo que ocurre en el Cerro del Fortín, es lo que ocurre en los pueblos que vienen a los Lunes del Cerro. Si quieres conocer la Guelaguetza, se tiene que conocer desde los pueblos y por eso se decidió hacer así”, explica Martínez.

Jorge y Martha se conocieron el año pasado, a partir del libro Oaxaca y sus Cocineras, Tesoro Gastronómico de México. Para Soy Guelaguetza, Martha cuenta que apoyó para las de las delegaciones de Valles Centrales. Asimismo, colaboró en la selección de las que se plasman en el libro. “Ella se dedicó a ver cuál, por qué y con qué significado”, explica Jorge.

En la selección, se trató que se viera una “poquito de todo”, que hubiera un retrato, una pareja, una imagen alusiva al movimiento, al baile, y no solo imágenes de grupos, señala Valencia. Por delegación, se emplearon dos páginas, en las cuales se incluyeron de dos hasta cinco fotografías.

Hacer el libro tomó mes y medio, en el cual fueron 30 los días en los que se enfocaron a la toma de fotografías, viajando miles de kilómetros y apoyados en las familias y amigos de los participantes de las delegaciones, e incluso de más personas de la comunidad a la que acudían.

“Fue muy especial ir y entender qué estaba pasando, por qué y cómo, y no solo el sentarte y ver cómo bailan”, explica Martha.

El acudir a las comunidades les permitió a los autores conocer que cada pueblo tiene una manera de determinar la guelaguetza. Por ejemplo, en la Sierra Norte, en los mixes, es la gozona, que es el apoyo que se da entre los pueblos para sus fiestas.

“La palabra guelaguetza no existe en el pueblo ayuuk. No existen vocabularios, pero existe en todo el estado el apoyarse, principalmente en nacimientos y muertes, en fiestas, en pedimentos, en ceremonias de bodas, mayordomías. Tal cual el ayudarse de manera recíproca y un tanto comprometida porque si yo te doy, tienes la obligación de darme. Así se hace en los pueblos y existe”, comenta Martínez.

En algunos pueblos, existe una palabra para referirse a la práctica, aunque en otros no, pero sí la ayuda mutua. “Guelaguetza proviene de guendalizaa/guendaliza’a. Lingüísticamente, es una palabra con orígenes zapotecas, pero en español”.

Soy Guelaguetza es un proyecto a largo plazo, que se propone tener un libro quizá con más texto para entender más lo que ocurre en los pueblos. Y si se comprende eso, se entenderán mejor las representaciones en el auditorio Guelaguetza, considera Jorge. Asimismo, es uno que a través de Instagram y Facebook va compartiendo datos y fotografías del volumen.

Tras la publicación de Soy Guelaguetza es que se generen más libros en cada edición de las fiestas de julio. Asimismo, generar un volumen conmemorativo por los 90 años de las fiestas que considera como uno de sus antecedentes al Homenaje Racial de 1932.

Tras la conclusión de las fiestas en Oaxaca, los autores presentarán el libro en la Feria de Antropología e Historia, en Ciudad de México, además de buscar otros foros y espacios en el extranjero. A la par de ello se pretende hacer exposiciones fotográficas en la ciudad de Oaxaca y algunos municipios del estado.


aa

 

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