‘‘Soy mujer, soy indígena, soy migrante y soy joven’’: Nadia López
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‘‘Soy mujer, soy indígena, soy migrante y soy joven’’: Nadia López

Nadia López García es originaria de la Mixteca oaxaqueña.


En la mente de Nadia López García (Oaxaca, 1992) los Premios de la Juventud no tenían cabida. Pensaba que en ellos sólo participaban los dedicados a la oratoria o las ciencias, mas no personas como ella, volcadas en las lenguas indígenas o en temas de discriminación. “No me animaba porque decía: aquí concursan los mejores de los mejores”, narra la hija de madre oriunda de la Mixteca oaxaqueña y de padre veracruzano, hoy Premio Nacional de la Juventud, en la categoría de Fortalecimiento a la Cultura Indígena.

Nadia, que a sus 26 años trae una historia de migración, de racismo (vivido muchas veces por sus antecesoras) y de pobreza, el no postularse y creerse capaz de lograr el distintivo estaba ligado a una vida en la que careció de lo que tenían otros niños de su edad. En la universidad, por ejemplo, tuvo que trabajar de mesera, lavar ajeno y vender café para solventar sus gastos, también rechazó y negó sus gustos porque sabía que ni ella ni sus padres podrían comprarlos.

O comía o pagaba las copias para la escuela. Nadia sabía que nadaba a contracorriente y la falta de recursos, de no haber nacido en una familia rica o tener personas que le apoyaran monetariamente, le enojaban sobremanera.

Su dolor lo llevó por mucho tiempo hasta que recordó los esfuerzos de sus padres al migrar en busca de una mejor vida, hasta que recordó cómo su madre se escondía para que ni ella ni sus hermanos la escucharan hablar mixteco.

Entonces supo que podía desafiar su futuro y usar esa historia de pobreza y de discriminación por una de triunfo, de solidaridad y de éxito, como la que compartió la tarde del martes en la residencia oficial de Los Pinos, al recibir el premio junto a otros 20 jóvenes (de 17 postulaciones, 18 con la suya).

Cuando recibió el premio, Nadia habló de esos momentos de su vida. Dijo ser “una mujer de la Mixteca alta de Oaxaca; hija de una mujer que fue monolingüe hasta los 15 años y que no concluyó su educación primaria porque no podía hablar en español. Una mujer que recibió castigos por hablar y pensar en la lengua mixteca”.

Nadia, “nieta de una mujer que a sus 60 años pudo escribir por primera vez su nombre”, recordó a Catarina, su bisabuela que “murió sin que una clínica ni un doctor llegaran a la comunidad”.

“Soy mujer, soy indígena, soy migrante y soy joven”, expresó la oriunda de La Soledad Caballo Rucio (Santa María Yacuhiti, Tlaxiaco), quien desde pequeña migró con sus padres para trabajar en los campos de fresa de San Quintín, Baja California.

En su casa nunca se habló el mixteco, pues su madre sufrió por hacerlo cuando iba a la escuela. “Ella nos contaba que la maltrataban hasta con golpes porque no hablaba español; entonces lo que ella quería es que nosotros fuéramos profesionistas, estudiáramos la universidad y habláramos bien el español”, narraba Nadia en un entrevista a este medio, mientras recordaba que pese a ello, a los 15 años, se interesó por aprender la lengua de su madre.

El martes, ante la veintena de jóvenes galardonados, recordó los obstáculos por los que otros tantos como ella han pasado y que por ello el “ser joven es resistir”, pero que “ser joven indígena es resistir doblemente”.

En una entrevista para EL IMPARCIAL, Nadia dijo que el premio “es una motivación para continuar” y, si se le permitía, “ser ejemplo para otros chicos, sobre todo en Oaxaca, que es uno de los estados con más rezago”.

“Sí, venimos de historias de pobreza, de marginación y de exclusión, pero que eso no sea el límite; sino que digamos: sí vengo de eso, pero puedo dar esto”, eran sus palabras para alentar a quienes son parte de los 39 millones de jóvenes en el país.

Y con ese discurso, también confiaba en que las cosas cambien en su estado para que la juventud tenga más oportunidades.

“Lamentablemente, hay más chance de hacer cosas aquí en la ciudad (de México) que en Oaxaca”, externaba la ganadora de la segunda edición del Premio a la Creación Literaria en Lenguas Originarias Cenzontle, que otorga el gobierno de la capital del país.

Para hacerse acreedora al premio, pero también para reescribir su historia, López García ha desarrollado varios proyectos, entre ellos los relacionados con temas de discriminación y racismo hacia hablantes de lenguas indígenas.

“Escribo poesía intentando poner a la lengua mixteca en un estatus al igual que el español en lo que respecta a literatura. También cree mi plataforma de traducción. Creo que fueron pequeños pasos que me dieron este premio”, señala quien además espera que la convocatoria para el caso de Oaxaca se extienda a los 29 años, como en otros estados.

“Somos un estado en el que en la convocatoria para el Premio Estatal de la Juventud sólo podemos concursar hasta los 25 años y por ejemplo en otros estados el límite es hasta los 29. Ojalá que se pueda modificar esto porque somos un estado donde la mayoría no estudia tan pequeño, muchos de los que hacemos universidad lo hacemos más grandes, ya que ahorramos o trabajamos”.

Con el premio, Nadia espera seguir sus proyectos, algunos de los cuales tienen que ver con talleres o conferencias. Además de ayudar a su familia y publicar un libro didáctico para niños, con el que aprendan mixteco y conozcan canciones o poemas alusivos a esta lengua.

“Pienso que las lenguas indígenas se pueden aprender a cualquier edad, pero si se aprenden desde pequeñitos es muy rico”, comenta quien además de emocionada y agradecida con el premio se siente “en deuda con la sociedad y nuestros pueblos indígenas”.


aa

 

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