Salir de los espacios de consumo cultural, una de las nuevas luchas
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Arte y Cultura

Salir de los espacios de consumo cultural, una de las nuevas luchas

Para el investigador Manuel Garza, cuestionar el arte y buscar otras formas de relacionarse con el público son estrategias para cambiar


Salir de los espacios de consumo  cultural, una de las nuevas luchas | El Imparcial de Oaxaca

Cuando un artista se inconforma con lo que se piensa a veces del arte (como algo dominado por el dinero o la búsqueda de prestigio) y empieza a explorar otras formas de hacer su labor o de relacionarse con el público, ello implica una lucha, un intento por cambiar las cosas desde lo individual y no esperar a que sea otro ente el que realice el cambio.

Así lo considera el investigador Manuel Garza, estudioso de los movimientos sociales y las luchas. Él, que por varios años ha indagado en este tema, explica que en la propia concepción de qué es lo artístico se empiezan a mostrar otras formas de lucha y de resistencia.

Manuel Garza, quien ha explicado que lucha es un término que implica resistirse a una forma de hacer las cosas y hacerlas de otro modo, señala que en el arte y la cultura también se dan nuevas formas de luchas.

“Por ejemplo, en mi investigación he encontrado colectivos de artistas que idearon otras formas de mostrar su obra”.

El caso al que refiere el investigador y docente de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) es el de Pasaporte Gráfico, una iniciativa de alrededor de una decena de talleres y colectivos de gráfica en el centro de la ciudad que organizan recorridos por sus espacios y acercan al espectador a su obra.

“Son tentativas en las que no le están diciendo al gobierno que haga una galería, sino haciendo algo distinto y eso no necesariamente de afuera lo vemos como una lucha por cambiar las cosas, pero creo que estos ejemplos son los que nos muestran cómo estamos tratando de hacer de otro modo las cosas, en diferentes ámbitos, en el artístico y cultural”.

Es decir, salirse de espacios dedicados o consagrados al disfrute artístico o al consumo cultural.

No obstante, destaca que así como en otros ámbitos en que se han gestado los recientes movimientos y luchas es que no siempre se tiene claro qué es lo que se quiere.

“Y no es un defecto, sino que estas nuevas formas de lucha dicen: sabemos qué es lo que no queremos, nos resistimos a eso, pero no tenemos mucha claridad de qué es lo que exactamente queremos y entonces empiezan a experimentar, a desarrollar su creatividad de otras formas”.

Manuel Garza comenta que varios de los cuestionamientos a estas nuevas formas son en torno a la falta de certeza de lo que se quiere, “pero si lo pensamos históricamente, en cómo han cambiado nuestros países, nos vamos a dar cuenta que la gente que empezó luchando contra una forma política no tenía claro qué iba a poner en el lugar de lo que no quería”.
Estos procesos de experimentación, de creatividad, de cosas que no corresponden -que pueden verse como un defecto- son también parte de lo que estas nuevas formas de movilización están reivindicando como nuevo.

“La cuestión es que estamos acostumbrados a mirar ciertas formas de expresión: bloqueos, marchas, protestas, tomas de oficinas, que son formas de protesta en las que la gente trata de obtener una respuesta a una demanda. Sin embargo, en las recientes luchas que se dan en todo el mundo, incluso en nuestro país, en Oaxaca, estas otras formas que normalmente no se ven, que no las ven los medios y no las vemos los investigadores o gente común y corriente”.

Estas nuevas formas, detalla el investigador, significan que la gente ya no se limita a pedir algo, sino que empieza a hacer cosas diferentes, a hacer estos cambios que quiere con sus propias acciones y a partir de sus relaciones.