La colectividad del CaSa tras el diseño artístico
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La colectividad del CaSa tras el diseño artístico

Como ha ocurrido con los más de 500 diseños hechos por Francisco Toledo, el centro ha concretado varias ideas de otros creadores


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Lo que fue la fábrica de Hilados y Tejidos La Soledad (fundada en 1883 por José Zorrilla Trápaga) es desde hace 12 años un sitio en que convergen talleres artísticos, exposiciones, conciertos y diplomados. Aunque el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) es también uno de producción que da cuenta de los lazos que unen a artistas plásticos con traductores, diseñadores y artesanos.

Así se percibe en sus instalaciones, ubicadas en el municipio eteco, y en la exposición Diseño Toledo/CaSa, que se mantiene desde hace varias semanas en otro proyecto hermano, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), sobre la calle Macedonio Alcalá (Centro de Oaxaca de Juárez).

El 21 de marzo, el recinto fundado por el promotor cultural y artista plástico Francisco Toledo cumplió un año más. Parte del trabajo hecho en ese periodo se comparte con el público a través de la exposición, pero también en los talleres de producción artística y de afelpado anexos al inmueble que desde hace 12 años se convirtió en el primer centro de las artes ecológico de Latinoamérica.

El CaSa, dice Daniel Brena (director del recinto), se concibe también como centro de producción, pues aunque sea reconocido por sus programas académicos tiene la capacidad para trabajar con artistas de diferentes áreas, e incluso proveerles de asesorías para resolver sus propuestas.

A 40 minutos de la capital, en un edificio donde el agua —a veces teñida— corre constantemente, está el taller de producción artística del CaSa. Coordinado por Hazam Jara, en este sitio se generan desde materiales didácticos en lenguas indígenas hasta joyería en cuero o fanzines y lámparas de papel. Muchos de ellos inspirados en las ideas de Toledo o de otros artistas que han encontrado en ese sitio la solución a sus propuestas.

Abraham Cruzvillegas, Dr. Lakra, Miguel Castro Leñero, Magali Lara y Demián Flores son sólo algunos de los que han seguido el ejemplo de Francisco Toledo para que sus ideas sean concretadas por este y otros talleres del CaSa.

Si como artista tienes alguna idea y no sabes cómo concretarla, “vienes con nosotros y te ayudamos”, comenta Hazam sobre las colaboraciones y disposición para llevar a buen término los proyectos, como sucede con los más de 500 diseños hechos hasta ahora con el artista Francisco Toledo (según estimaciones de Daniel Brena).

Mientras uno de los trabajadores recrea una idea en un programa de edición y una joven aplica láminas de oro a la joyería, Hazam cuenta que el trabajo del taller empieza con los diseños del artista. En este caso, un dibujo del “maestro”, quien lo mismo hace el boceto para una reja metálica que para una pieza de uso cotidiano, como aretes o lámparas.

“De ahí se parte a digitalizarlo, a darle retoque fotográfico y luego se pasa a la impresión. De la impresión el vuelve a intervenir, (él) hace los ajustes necesarios y posteriormente lo volvemos a digitalizar, y ya tenemos un producto final”.

Así ocurre con la joyería de cuero a la que una joven aplica —con sumo cuidado—hoja de oro de 24 quilates. Antes de ella, ese diseño de Francisco Toledo tuvo el aporte de una familia de artesanos de Ocotlán de Morelos, que se encargó de trabajar la materia prima a la que después se trasladó el diseño y se cortó con láser.

En el taller, Hazam y su equipo interpretan todos los demás diseños que tengan que ver con herrería, madera, pisos, textiles y otros tantos materiales.

“Incluso del taller de afelpado, nosotros sacamos todas las proporciones, medidas… toda la parte técnica la resolvemos nosotros y les pasamos los transfer en tamaño real para el tapiz que va a hacerse. Todo pasa por acá y le damos la salida más viable”.

Con el material didáctico ocurre algo similar, pues varios de los libros para iluminar, publicaciones literarias, rompecabezas, memoramas y láminas del cuerpo humano han salido de ese taller. Sólo que para ello ha sido necesaria la colaboración de traductores o especialistas en lenguas indígenas, como Pergentino José, Víctor Cata y Natalia Toledo.

Es así como de 2013 a 2018 el taller ha generado más de 20 mil ejemplares de distintos materiales con los cuales el CaSa  y la asociación civil Amigos del IAGO y del CFMAB han implementado talleres y actividades para la preservación y rescate de las lenguas originarias de Oaxaca.


aa

 

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